Gentes de trato.
La burbuja de los centros comerciales se está desinflando. Es verdad que en Galicia, al contrario que en otras zonas de España, asistimos a la "teima" por continuar abriendo centros (en Ferrol se acaba de abrir Parque Ferrol y existen proyectos para Lugo y Vigo) pero también lo es que las expectativas de tráfico de consumidores y generación de negocio en la mayoría de ellos no se cumplen. Algunos están en números rojos desde hace unos años y otros han tenido que cerrar pocos años después de su apertura. El reciente, Dolce Vita, en A Coruña.
Lo que parece claro es que estas "catedrales del consumo" -llamadas así por el maestro Ónega en la apertura del CC As Termas de Lugo- se enfrentarán a la salida del túnel de la crisis con la necesidad de reinventarse, de encontrar un nuevo modelo de negocio que no esté basado en las promociones permanentes que lleven a sus inquilinos a declinar la nefasta ecuación "vendo más con menos márgen, me arruino antes". Porque tendrán que competir con que la inmensa mayoría de consumidores tiene menor capacidad de gasto; se está generando una mayor y mejor oferta en las tiendas locales, las de "toda la vida": mercados, plazas de abastos, ultramarinos, comercios, bares y tabernas, panaderías....., y los nuevos espacios con nuevas fórmulas, servicios y decoraciones: taperías, vinotecas, tiendas de artesanía, de productos sostenibles, vintage.....; y las Administraciones Públicas apoyarán sin timidez tanto a los comercios tradicionales como a las zonas y calles de mayor impacto comercial, a través de fashion night's, noites brancas, y líneas de subvenciones para proyectos de actualizaciones.
Pero lo más importante, la variable que no se ve y que tendrá mayor impacto, será la racionalización de la compra, la reflexividad del consumidor a la hora de comprar. Aquello de que cada vez se compra menos impulsivamente, del "a ver qué encuentro" y del "algo traeré que esté bien de precio", se está pasando al "compraré lo que necesito", "hice una lista en papel o en mi móvi"l, "prefiero ir más a menudo y gastar menos cada vez", etc... Todas estas son ya respuestas habituales. Pero aún hay más. Esta compra razonable se está acompañando de una compra solidaria. La compra y el consumo en el barrio, el "prefiero apoyar al negocio de la esquina que las está pasando canutas y cada vez lo fríen con más impuestos".
Es el momento de las tiendas locales, pequeñas, cercanas, las que hacen en buena medida sostenible la actividad y la vida en los barrios y los centros de las ciudades. Ojalá los comerciantes de siempre y los emprendedores lo sepan aprovechar y los consumidores definan con sus compras en qué tipo de ciudades y qué modelo de consumo quieren para los tiempos venideros.