martes, 28 de abril de 2015

La rebelión de Soraya

Cuadrante de reflexión
Publicado en Economía Digital, edición Galicia, el 28 de abril de 2015

Rajoy considera que lo difícil ya está hecho, que ya pasó el Cabo de Hornos. Gracias a su mano firme al timón se superó la dramática situación que dejaron los socialistas, un país al borde del rescate, en quiebra, con el sistema financiero haciendo aguas, destruyendo empleo, y todo lo demás. Corrigió el rumbo, se hizo con el timón, pasó la tormenta y enfiló, ya en este año electoral, la senda de la recuperación económica y la creación de empleo. Ahora, caña a la vía.

Desde el puente de gobierno creía tenerlo todo bajo control...salvo alguna cosa. A una banda (con perdón) le incordian, levemente, los restos del aznarato, con el exvicepresidente Rato al frente. Una racha mal avenida que, en función de como vayan los resultados de las próximas elecciones, hasta le podrían servir como excusa: Yo lo hice bien, el PP lo hizo bien, pero con esta tropa ya se sabe. En esta banda (continúo en modo náutico) se encuentran los ecos de toda la gestión heredada de su propio partido. Aznar, que nunca se fue, Trillo, Aguirre, sumados a muchos colaboradores que ya no contarán para el futuro, los ya amortizados: Montoro, Guindos, su mentor García Margallo, Wert, Soria, Pujalte, y otros, entre los que destaca especialmente el gurú demoscópico Arriola que ya anuncia su retirada.

En la otra banda la mar revuelta. Líderes de nuevas formaciones, sin experiencia, jóvenes, que no saben ni gobernar una nave ni cual sería el rumbo al que llevar el país. A los que se suman muchos medios de comunicación inquietos, críticos, que no hacen más que encontrar las vías por las que se filtran todos los escándalos de corrupción que en la mar océana puedan caber. Incluido el varapalo de los periodistas de The Economist, con el atrevimiento de comparar el futuro incierto de Rajoy con el de los innumerables parados españoles. ¡Qué descaro y atrevimiento de un medio extranjero!, seguro que dijo Mariano.

Los cálculos estaban bien hechos, la posición bien tomada, el rumbo y el discurso claros. Poca caña, pocas veces, dicen los marinos veteranos. Sólo había que salir un poco más a la calle, participar en alguna tertulia, sonreír un poco y ser más amable y cercano a los ciudadanos, a los que hasta ahora los veía lejos, muy lejos, y pequeños, muy pequeños, como puntitos diminutos en una pantalla de radar que no acababa de entender muy bien, a pesar de fijar en ella los ojos sin pestañear, cual si fuera el teleprompter en el que lee todo lo que dice. 

Y en estas apareció Soraya, en medio de una trifulca parlamentaria, y nombró la innombrable amnistía fiscal. Dos veces. Después se reafirmó en los pasillos del Congreso y, para celebrarlo, se fue a bailar unas sevillanas con la sensación del deber cumplido. Soraya, la vicepresidenta para todo, no dijo aquello de que fue necesario hacer una amnistía fiscal así, de corrido. Lo remarcó con un silencio eterno, de una fracción de segundo, reafirmando el gesto y fijando la mirada en los bancos de la oposición para que quedara clara su postura. También, para que desde los bancos azules y desde la calle Génova, fueran plenamente conscientes de las palabras reveladas, muy especialmente su archienemiga Cospedal. Se rebeló la colaboradora fiel, la más trabajadora, la miembro del Gobierno que tiene mayor concentración de PP en su ADN. Pero también una de las representantes de la nueva hornada de dirigentes dentro del partido, una pieza importante dentro del grupo de oficiales que están a punto de dar el paso a la jefatura, junto a Núñez Feijoo, Alonso, Cifuentes y el grupo de los que están entre los treinta y muchos y los cincuenta y pocos.

El comandante Rajoy se vio obligado a reafirmar su posición con un gesto de autoridad, aunque en medio de un ambiente distendido. Por eso de cambiar su política de comunicación. En un desayuno informativo y después de leer su texto, se sometió a varias preguntas. La respuesta a si se veía de nuevo como candidato fue marca de la casa: “Si, si, yo claro que me veo como candidato...y confíen en mí, les irá bien”.

Los rumores aumentan, los titulares de prensa cada vez son más y el interrogante crece. La posición de Rajoy es conocida y a ella se aferra con todas sus fuerzas. Quiere la presidencia otros cuatro años, como Zapatero y Aznar. Pero sus posibles relevos comienzan a mostrarse con más nitidez. Soraya Sáez de Santamaría, la oficial todoterreno con mando en plaza se rebeló. A su manera, presentó sus credenciales. Y nadie de su partido se atrevió a mandárselas guardar.

domingo, 26 de abril de 2015

¡Opa el vino!

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 26 de abril de 2015

Que Ferrol es una ciudad en la que se le da un trato exquisito al vino es algo bien sabido. Que es una zona no productora, en la que no se cultiva la vid ni se elabora vino, también. Sin embargo, una ciudad sin tradición viticultora ni industrias bodegueras es capaz de atraer a todos los agentes implicados en el sector vitivinícola. A Fevino asistieron viticultores, bodegueros, enólogos, distribuidores, catadores, sumilleres, críticos, periodistas especializados, cocineros y restauradores. También algún que otro político, ya saben, para decir aquello de que el sector forma parte de los objetivos estratégicos del gobierno autonómico. ¡Qué miedo! Cada vez que un alto cargo echa mano de la estrategia para hacerse la foto, alguna desgracia le cae encima a los miles de empleos directos e indirectos que genera el sector.

Pero dejemos a los políticos y volvamos al extraordinario mundo del vino y la sana costumbre de consumirlo con moderación. Como se hace en Ferrol, ciudad en la que salir a tomar unos guarisnais era sinónimo de tomar unos vinos. En la que en otros tiempos más amables era muy frecuente ver pandillas que iban de ruta por los bares, bodegas, tascas y mesones, muy bien surtidos por los grandes almacenistas y distribuidores que había en la zona. En la que esta costumbre derivó en la consolidación de una amplia cultura en los consumidores que saben apreciar los vinos de calidad.

Muy alta calidad es la que muestran, año tras año, los vinos gallegos. Los ribeiros elaborados mayoritariamente con uva treixadura que pronto veremos en la feria de Ribadavia. Y los rías baixas, especialmente los albariños, en las ferias de Cambados y en O Rosal. O algunos de los tintos mencías y blancos godellos ya presentados de la Denominación de Origen Ribeira Sacra, en sus múltiples eventos de Chantada, Monforte, Amandi, Pantón y Quiroga. Y, por supuesto, los que se elaboran en las DO de Monterrei, con su feria en Verín, y en Valdeorras, con su evento en O Barco. Sin olvidarnos de otros vinos elaborados fuera de denominaciones pero que tienen un público fiel: los de O Condado, los tintos do Salnés en Ribadumia, el vino do Ulla o los vinos de Betanzos, trabajando en la recuperación del excelente “branco lexítimo”.

Las cinco Denominaciones de Origen gallegas estuvieron presentes en Fevino, además de muchos vinos nacionales e internacionales. Su valoración por parte de los expertos es cada vez más alta, y en algún caso están siendo puntuados con nivel de excelencia. Tal vez por eso el presidente Obama celebre el día de la Hispanidad con un mencía de la Ribeira Sacra. O que el presidente Rajoy, con el desparpajo y simpatía que le caracteriza, se desmelenase gritando su recordado ¡Viva el vino!. 

domingo, 19 de abril de 2015

Ilasa e Hispania

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 19 de abril de 2015

En 1980, hace ahora 35 años, los parlamentarios Cipriano García Sánchez y Jordi Solé Tura (uno de los padres de la Constitución) presentaron una pregunta en el Congreso de los Diputados sobre la “Crisis de las fábricas de lápices de la comarca de El Ferrol” (sic). En el texto se explica como en la comarca ferrolana, concretamente en su casco urbano, están ubicadas dos fábricas de lapiceros, Hispania e Ilasa. Decían los diputados que Hispania fue la primera en notar los efectos de la crisis del sector y ya en los años 1978 y 1979 se le concedieron expedientes de regulación de empleo y aplazamientos en los abonos a la Seguridad Social. Por su parte Ilasa comenzó en 1979 regulando un tercio de la jornada laboral y posteriormente entró en una situación económica grave que le llevó a la pretensión de suspender los contratos durante 6 meses a la mayoría de su plantilla. Los diputados preguntaban al Gobierno su opinión acerca de la situación del sector a nivel nacional, si tenía intención de tomar medidas que ayudaran a superar la crisis de las empresas y, de un modo concreto, qué iba a hacer para impedir que continuara creciendo el paro en una comarca sumamente castigada...etcétera.

La mayoría de los ferrolanos son buenos conocedores de la historia de Hispania, la empresa “multiproducto” del muelle fabricante de los lápices Johann Sindel, pero igualmente son desconocedores de la existencia de Ilasa. Esta fábrica, Industrial de Lápices, S.A., estaba ubicada en la calle Alegre de Canido, al lado del bar Eliseo y del ultramarinos La Palma, y enfrente a la Fenya. Llegó a tener 32 empleados, el gerente señor Tella, 3 de oficina y el resto operarios. Estaba diseñada para hacer todo el proceso productivo, desde el aserrado de la madera de cedro, el teñido, la pasta de grafito para hacer las minas, el corte de las tablillas, el prensado, lijado y barnizado. Llegaron a fabricar 93.000 lápices al día, (cuando en Hispania se hacían 120.000) entre toda su gama: lápices de dibujo, de colores, de oficina y de carpintero.

Las dos fábricas, junto a las otras cinco que había en España sufrieron, además del impacto negativo derivado del encarecimiento de las materias primas y la falta de créditos, la fuerte presión de dos competidores: lápices procedentes de Alemania y los bolígrafos BIC. Se acordarán de su publicidad: “bic naranja, bic cristal, dos escrituras a elegir, bic naranja escribe fino, bic cristal escribe normal, bic, bic....”. 

Una última nota. Se dice en la pregunta que “la comarca ferrolana se encuentra en una situación caótica a raíz de la caída de la construcción naval, que originó una racha de cierres de empresas...” Era el año 1980, con Gobierno de UCD y presidente Adolfo Suárez. 

domingo, 12 de abril de 2015

Abrir Ferrol al mar

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 12 de abril de 2015

Tomando unos guarisnais con un amigo se nos fue la tarde en una terraza del muelle y se nos fue escapando también la conversación, hasta que derivó en el asunto político-municipal de “Abrir Ferrol al mar”. Mi amigo, que es casi tan flojo de entendederas como yo, se puso muy contento.
-Ya iba siendo hora de que alguien pensara en ampliar un poco la bocana de la ría, que es muy estrechita.
Bueno, en realidad, lo que dijo fue “anchear” la bocana, en buen ferrolano, para así permitir que entrara mejor la mar.
-No hombre no, no se trata de eso. 
Y así empezamos a darle vueltas al asunto de abrir Ferrol, como si estuviera cerrado, aislado, o mejor, ensimismado, como diría Torrente.

En Galicia cada vez que un alcalde se esforzó en explicar lo que supondría abrir su ciudad al mar, lo que de verdad estaba haciendo era ocultar que quería construir un centro comercial. Que si “Abrir Vigo al mar”, toma Centro Comercial A Laxe, frente a la estación marítima, para que no se vean ni los cruceros que allí amarran. Que si lo mismo en A Coruña, pues toma edificio del Alas de Gaviota, con el palacio de congresos y el centro comercial Los Cantones Village; algo “sencillito” que no es que no deje ver el mar, es que ni lo deja atisbar. ¿En Ferrol vienen por aquí las intenciones municipalistas?
-Pues hombre, tampoco. No parece que sea el caso.

El tema viene, haciendo los circunloquios necesarios, de querer derribar la muralla del Arsenal, le tuve que explicar a mi amigo. Más exactamente, del tramo que va desde la Puerta del Dique hasta la Puerta del Parque, justo al lado de la Sala de Armas, antes Cuartel de Instrucción. Algunos le llaman la muralla y otros el murallón. Parece, le decía, que algunos ferrolanos están ansiosos por ver el mar desde el coche, cuando entran desde el Muelle hasta el Cantón.

Mi amigo se me quedó mirando, como echando cuentas, un par de minutos. Cuando iba de nuevo a rematar mi explicación, me interrumpió.
-Si te das un paseo por dentro del Arsenal, bordeando la muralla por su interior, verás que entre la calle perimetral y el mar hay multitud de edificios e instalaciones, algunos muy valiosos y todos ocupados y operativos. Esto mismo cualquiera lo puede comprobar desde los jardines de Herrera, un magnífico mirador desde el que se ve buena parte de la ría. Quiero decirte, que aún cambiando algunos tramos de muralla por verja, sería imposible ver el mar. Y la otra parte de la ría, desde la Cortina hasta la Malata, se puede contemplar y fotografiar desde el baluarte de San Juan, lugar muy poco frecuentado por los amantes de la mar y de la ría, disponible y abierto todo el año. 

En fin, que mi amigo no entendió lo que había que abrir. Ya les dije que era un poco pánfilo.






viernes, 10 de abril de 2015

Cámaras de Comercio sin clientes, sin ingresos y sin credibilidad

Cuadrante de reflexión
Publicado en Economía Digital, edición Galicia, el 10 de abril de 2015

El “minifundismo” Cameral que se producía en Galicia era insostenible. El hecho de que hubiese muchas empresas, muy pequeñas y dispersas por toda la Comunidad, razón por la cual se crearon nueve Cámaras de Comercio, Industria y Navegación, no era razón suficiente para garantizar su sostenibilidad. En épocas de bonanza económica Galicia contó con un número de Cámaras excesivo que obviaron (durante años y con la aquiescencia de la Administración) los cambios drásticos que se tenían que producir en el proceso de homogeneización con Europa de los mecanismos de representatividad empresarial. El Real Decreto-Ley 13/2010 de 3 de diciembre ya estableció un sistema Cameral de pertenencia voluntaria, con adscripción universal sin que de ello se derivase obligación económica alguna. Hecho refrendado en la Ley 4/2014, de 1 de abril, Básica de las Cámaras Oficiales de Comercio, Industria, Servicios y Navegación, en cuyo capítulo IV, artículo 19, se fija su régimen económico. Las Cámaras podrán obtener ingresos por los servicios que presten a las empresas, por las rentas de su patrimonio, por las aportaciones voluntarias de empresas o entidades comerciales, por donativos que pudieran recibir o a través de convenios que permita el ordenamiento jurídico. Punto final al pago obligatorio de las cuotas.

Nada nuevo, por lo demás, dado que ésta era una condición sabida por todos los operadores desde hace años. Hubo tiempo, mucho tiempo, para que los organismos camerales se planteasen su propia razón de coexistencia, su propia viabilidad. El escenario, en Galicia, era difícil de entender, por decirlo de forma discreta. La provincia de Pontevedra contaba (cuenta todavía) con cuatro Cámaras: Pontevedra, Vigo, Vilagarcia de Arousa y Tui. La provincia de A Coruña, con tres: A Coruña, Ferrol y Santiago. Y una cada una en las provincias de Lugo y Ourense. Total nueve entidades camerales que tuvieron siempre unos ingresos garantizados para desarrollar, principalmente, funciones de carácter público-administrativo. El tejido empresarial de cada demarcación solo tenía una obligación: pagar las cuotas, quisiese o no.

Para adaptarse a la nueva situación, la nueva Ley indica que las Cámaras podrán llevar a cabo otras actividades, que tendrán carácter privado y se prestarán en régimen de libre competencia...tales como servicios de información y asesoramiento empresarial, impartir formación en relación con la organización y gestión de las empresas, prestar servicios de certificación, gestionar y administrar bolsas de franquicia, o lonjas de contratación. La pregunta es obligada: ¿cuántas Cámaras han hecho sus planes de negocio en estos años? ¿Cuántas han declinado su plan comercial y lo ejecutaron? ¿Cambiaron su modus operandi para dejar de ser entidades “pasivas”, casi de ventanilla, para convertirse en prestadores de servicios que tienen que competir en un mercado en el que ya actuaban otros agentes?

En este año que ha transcurrido con la nueva Ley las informaciones procedentes de sus juntas directivas pintan un panorama dramático, aunque predecible. La Cámara de Ferrol está quebrada y ya en fase de disolución. Las de Vigo, Pontevedra y Vilagarcía han anunciado su fusión, aunque manteniendo las estructuras de las tres (algo que se antoja complicado). La Cámara de Ourense presentará un plan de viabilidad porque en este momento ya no cuenta con ninguna empresa de su demarcación que le aporte ingresos; vive de sus ahorros, dando pérdidas anuales. La Cámara de Lugo presenta serias dificultades económicas.

Un escenario desolador agravado por la información publicada por el Consello de Contas acerca de las prácticas irregulares observadas en la mayoría de ellas. La lista es larga: falta de control, excesivos gastos sin justificar, doble contrato del Director General de la de Lugo -cobraba por el ejercicio de su cargo y en calidad de asesor-, cargos en tarjetas no explicados, irregularidades contables, indicios de cohecho, malversación de fondos públicos en la organización de certámenes feriales, fraude de subvenciones, sueldos opacos, trabajadores y servicios contratados sin publicidad y transparencia, etcétera. 

Los fiscales y jueces tienen mucha tarea por delante. El Consello de Contas también. Las Cámaras de Comercio gallegas tienen, en su mayoría, una credibilidad nula y unos ingresos que tienden a cero. ¿Cuántas podrán sobrevivir? ¿Cuántas se necesitan? Aquellas que puedan ofertar servicios de calidad a precios competitivos, demuestren calidad y transparencia en su gestión, se acomoden a los preceptos legales y sean financiadas porque los empresarios de su demarcación así lo decidan. Las que continúen mirando hacia otro lado desaparecerán. Así funciona el mercado. Algo de lo que, paradójicamente, algunos directivos de estas entidades históricas no han oído hablar.

domingo, 5 de abril de 2015

La fuente Wallace

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 5 de abril de 2015

Es conocido por todos los ferrolanos que existe un impulso irrefrenable que les entra a los políticos locales en cuanto se hacen con la alcaldía, tan arraigado como las Pepitas o el arroz con leche. Consiste en secar las fuentes o cambiar las estatuas de sitio. O las dos cosas. Ya comentamos tomando unos guarisnais los casos de la fuente del Obelisco de Churruca y la fuente de la Fama. También los de las fuentes de la plaza de España. El alcalde actual, Rey Varela, para no ser menos que algunos de sus predecesores, se encargó de secar y transformar en una vulgar jardinera una de las últimas fuentes que quedaban en esta plaza y que, teóricamente, iban a ser repuestas. La chapuza se consumó y ahí sigue, tal vez porque desde el Concello se tiene la creencia de que una chapuza, al hacerse familiar con el paso del tiempo, deja de serlo y se convierte en un trozo de ciudad apreciado por los vecinos. ¡Qué lejos de la verdad!

Por eso, vistos los precedentes históricos y los recientes de esta legislatura, eché las manos a la cabeza semanas atrás cuando vi que levantaban la zona que rodea a la fuente Wallace del parque Reina Sofía. Y, justo por eso, hace unos días cuando retiraron las cintas que impedían el paso y daban por finalizadas las obras, me acerqué rápidamente a ver en qué estado la habían dejado. ¡Albricias!, la fuente sigue allí, seca porque todavía está la obra sin rematar pero está, esperemos que por muchos años.

Porque verán, esta fuente no fue secada pero ya fue paseada, con lo que ya cumplió con su castigo de llegar a Ferrol. La donó a la ciudad el industrial y comerciante Don Juan Romero Rodríguez, quien la compró en la exposición universal de París de 1889 por un importe de mil reales. Primero fue instalada en el mercado municipal, después en la plaza del marqués de San Saturnino y, por último, se trasladó al parque cuando se inauguró en la década de los cincuenta. Se trata del mejor y más completo de los modelos que diseñó Sir Richard Wallace y ejecutó el escultor Charles Lebourg. Este escultor fundió la fuente ferrolana en el año 1872, como reza una inscripción en su base. El cuerpo principal, de la primera época del art decó (las artes decorativas) consta de cuatro cariátides, diferentes, que simbolizan la Simplicidad, la Caridad, la Sobriedad y la Bondad, y al mismo tiempo y por este mismo orden, las cuatro estaciones, primavera, verano, otoño e invierno.

Volveré en unos días por allí. Espero verla recién pintada, con la pileta limpia y llena de agua. En perfecto estado. Como están las que hay en San Sebastián y en Barcelona, las otras ciudades españolas que cuentan con fuentes Wallace. Y le volveré a agradecer al señor Romero su gesto altruista, de buen ferrolano.

viernes, 3 de abril de 2015

Nos quedamos

Gentes de trato
Publicado en La Voz de Galicia, Tribuna de Opinión, el 3 de abril de 2015

Definitivamente es la opción mayoritaria de los gallegos. Si hasta el año pasado 8 de cada 10 no salían de vacaciones en estas fechas, ahora no viajan 9 de cada 10. El análisis de las respuestas nos ofrece diferencias mínimas por sexos, edades, lugar de residencia e identificación política. Los gallegos, en Semana Santa, nos quedamos. Sería incorrecto tratar de encontrar un solo factor que explique este comportamiento. Es indudable que el económico, la renta media disponible, es uno de los más poderosos, y ya sabemos como están yendo las cosas en Galicia y para los gallegos: comunidad que menos crece, sectores en situación crítica, desempleo, salarios y pensiones que divergen con la media española y europea. Pero existen otras muchas variables, algunas de carácter psicosocial, de la propia oferta de la región o de la estructura familiar y el fenómeno migratorio. 

El número de desplazamientos internos está aumentando; se producen más visitas, en el día, a lugares emblemáticos en estas fechas, como los casos de Ferrol y Viveiro. La oferta generada en toda la Comunidad se está multiplicando exponencialmente en los últimos años: concursos gastronómicos, ferias de vinos, antigüedades, moda, desarrollo de las “rutas” (camelias, faros), exposiciones, al mismo tiempo que la facilidad para trasladarse de un lugar a otro ha mejorado enormemente. Y, no menos importante, este período vacacional se está consolidando como uno de los momentos del año en que los gallegos reciben a los familiares que por razones de estudio y, cada vez más, de trabajo, han tenido que emigrar. La crisis golpea con especial virulencia a Galicia, y la Semana Santa se convierte, en demasiados casos, en un momento de reencuentro.