domingo, 25 de febrero de 2018

Comercio cercano

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 25 de febrero de 2018

En España se está produciendo un fenómeno aparentemente contradictorio. Los centros comerciales han crecido en 2017, tanto en superficie como en facturación. La Asociación Española de Centros Comerciales cree que los próximos años serán muy positivos. Para Galicia se anuncia la apertura de cinco nuevos centros comerciales, aunque el que se prevé que será el más grande de España (Porto Cabral en Vigo) todavía no tiene los terrenos en propiedad. Sin embargo uno de los canales “motor” de los centros comerciales, los hipermercados, están perdiendo ventas y clientes año tras año. El canal hipermercado llegó a representar el 20% de todas las ventas en nuestro país, y ahora está por debajo del 14% y bajando. Los consumidores compran más frecuentemente, los tiques de compra son cada vez menores y se utilizan más las cestas que los carros. Conclusión: los centros comerciales crecen a base de su pequeño comercio, la hostelería, los cines, boleras, circuitos de karts, etc…Se están transformando –los que no lo son ya- en centros de ocio más que en centros comerciales.

Por su parte el comercio tradicional se mantiene estable. Los barrios y los cascos históricos se reinventan continuamente. Nuevas franquicias, nuevas tiendas (p.ej. de alimentos a granel y ecológicos) y en sus calles más comerciales aterrizan ya sin complejos las grandes cadenas de distribución, sean supermercados cada vez más pequeños y cercanos, tiendas de electrónica o las grandes firmas de textil.

El barrio de la Magdalena no debe ser una excepción. El grupo Inditex acaba de cerrar una tienda de su marca Zara, aunque a pocos metros mantiene abiertas tiendas de otras enseñas, como Zara Home. Sus mejores calles, las calles comerciales, deben ser, de nuevo, sede de aquellas firmas que quieran ofrecer sus productos. Naturalmente no a cualquier precio, como lo fue la implantación de Simago (hoy El Corte Inglés) a costa de derribar la casa Caamaño. Barbaridades de ese calibre no pueden volver a repetirse. Hoy tenemos ejemplos de edificios históricos con nuevas funcionalidades y con sus fachadas protegidas y restauradas, como la casa Carvajal (Ateneo) o el antiguo Hospicio. Es fácil comprobar en ciudades cercanas como estas firmas -no sólo Zara- se instalaron en antiguos cines, iglesias, estaciones de tren, fábricas o edificios residenciales, dándoles una nueva vida. La rehabilitación de la Magdalena pasa por facilitar la implantación del nuevo comercio y la promoción de sus tiendas y mercados tradicionales, con el obligado respeto a su condición de Bien de Interés Cultural. Hoy, lamentablemente, el barrio está en peores condiciones que hace treinta años. Es hora de revertir la situación, mientras tenga algún vecino.

domingo, 18 de febrero de 2018

Las casas de los escritores

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 18 de febrero de 2018

Las casas en las que nacieron, vivieron o escribieron, nos ayudan a entender mejor las obras de los grandes escritores. Los espacios en los que transcurrió su vida, los pueblos o ciudades que pasearon y las personas con las que hablaron, tienen gran valor para comprender su literatura. Por eso, generalmente, esas casas suelen conservarse, musealizarse como contenedores de las vivencias de esas figuras literarias. En Galicia hay muchas casas-museo de escritores, afortunadamente. Y un grupo notable de ellas están tratando de constituir una red de colaboración en la que compartir experiencias, proyectos y aprovechar recursos que puedan obtener de las administraciones públicas. En Celanova, noble y antigua villa ourensana, se encuentra la Casa dos Poetas, casa que fuera de Curros Enríquez. Allí participaron en un encuentro reciente los directores de las casas o fundaciones de Eduardo Pondal, Rosalía de Castro, Carlos Casares, Eduardo Blanco Amor, Carlos Velo, Camilo José Cela, Uxío Novoneyra, Manuel María, Otero Pedrayo y Vicente Risco, además de la Fundación Ínsua dos Poetas y la Casa de la Troya. Sin duda una extraordinaria representación de las casas y fundaciones ya activas de los escritores gallegos, aunque se eche en falta la presencia de las de Valle Inclán, de los hermanos Camba, la villa florentina de Wenceslao Fernández Flórez y la de doña Emilia Pardo Bazán. Seguro que pronto se sumarán, como también lo harán -en cuanto estén finalizadas-, las de Castelao y Álvaro Cunqueiro.

No me olvido de las dos casas museo de los escritores más relevantes nacidos en Ferrol. En la casa de Ricardo Carballo Calero varias corporaciones municipales hicieron diferentes inversiones con el resultado, bastante raquítico, de disponer del solar de la finca, unas cuantas piedras de la fachada y la placa conmemorativa, lo único que se conserva en buen estado. Su biblioteca, manuscritos, archivos y el conjunto de su obra está en Santiago de Compostela, formando parte de la biblioteca del parlamento gallego. Otro tanto sucede con las cosas de Gonzalo Torrente Ballester. Sus libros, cámaras fotográficas, “tomavistas”, magnetófonos, máquinas de escribir, manuscritos y cientos de objetos personales se encuentran en una fundación en la Rúa do Vilar compostelana. Podía haberse instalado en cualquiera de las ciudades a las que tanto quiso Torrente Ballester, como Pontevedra o Salamanca, pero debía haberse hecho un espacio singular en la que fue su cuna y en la que quiso ser enterrado. Ferrol no supo retener el legado de sus escritores, ni siquiera de los que como don Gonzalo le enseñaron al mundo el intríngulis del alma y el idioma propio de su Villarreal de la Mar. 

domingo, 11 de febrero de 2018

A su estimado Amancio

De guarisnais
José Picado Carballeira, 7 de febrero de 2018

El alcalde-representante del pueblo de Ferrol, Jorge Suárez, le ha escrito una carta a su estimado Amancio. Se refiere a AmancioOrtega Gaona, accionista mayoritario del grupo Inditex, propietario de la marca Zara, entre otras. La carta del alcalde Suárez tiene como principal objetivo solicitar una entrevista a su estimado Amancio, en la que intentará conseguir que reconsidere la decisión de cerrar la tienda Zara del centro de Ferrol. El alcalde Suárez ha oído el rumor de que la marca Zara desaparecerá del barrio de la Magdalena, lo que será un durísimo golpe y una pérdida irremediable para la ciudad, y por ello intentará que su estimado Amancio haga el mismo esfuerzo que hacen otros comerciantes ferrolanos, “ahora que la ciudad empieza a recuperar el pulso”, dice. Le recuerda en la misiva, a su estimado Amancio, que Zara apostó por Ferrol al principio de su carrera, e incluso que posee el edificio del que fuera hotel Ideal Room, por si se había despistado, en el que puede reinstalarse y hacer una tienda bandera (flagship) como está haciendo en otras ciudades. Esto está muy bien explicado en la carta del alcalde Suárez a su estimado Amancio, por aquello de que ahora es propietario de varios miles de tiendas en medio mundo y no se le vaya a olvidar dónde está Ferrol. Pero en su carta el alcalde Suárez va mucho más allá del propio interés acerca de la tienda de Zara. El alcalde Suárezapela a los sentimientos y emociones de su estimado Amancio y le recuerda su compromiso con la recuperación del patrimonio cultural y arquitectónico, su respeto a las generaciones de ferrolanos a los que ha vendido su ropa y al estímulo que supone para el conjunto del comercio ver que el grupo Inditex continúa apostando por la ciudad naval. El alcalde Suárez, además, demuestra en su carta que se sitúa por encima de su apuesta por lo público y está dispuesto a reconocer que las empresasprivadas a veces se muestran necesarias en las sociedades modernas. Es más, entre líneas parece leerse en la carta que el alcalde Suárez se muestra dispuesto a aparcar lasconvicciones propias de su grupo político (Ferrol en Común, Podemos, Partido Comunista, Izquierda Unida, grupos anticapitalistas y resto de confluencias) para compartir el éxito de uno de los grandes exponentes del espíritu capitalista: un modelo empresarial de éxito desarrollado a partir de talleres de confección de batas guateadas que transformó a su estimado Amancio en uno de los hombres más ricos del mundo. Quien esto escribe no sabe si la carta ya la ha leído su estimado Amancio. Lo que sí intuye es que la carta del alcalde Suárez pasará a la historia de la correspondencia político-empresarial. Essorprendente.

domingo, 4 de febrero de 2018

El sonómetro municipal

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 4 de febrero de 2018

El ferrolano trae de fábrica un alma aficionada a medir. A medirlo todo, sea cual sea su esencia. Hay ferrolanos que siguen midiendo las calles en varas castellanas y la prosperidad de la villa en el número de tabernas o bocoys de vino. Algunos nostálgicos saben hacer las cuentas en reales mejor que en euros y miden el abolengo de los apellidos por el número de hijos en cada unidad familiar. Otros ferrolanos de quintas más recientes eran capaces de medir el tiempo escuchando la sirena de la Fenya o los cañonazos del Arsenal. Actualmente se han puesto de moda otras magnitudes dignas de ser medidas. Se calcula con gran exactitud cuántos quilos de basura quedan esparcidos por la ciudad después de cada botellón; cuántos minutos de más o cuántas averías y cancelaciones se sufren en los viajes en tren, o cuánto es el precio extra que le supone a un vecino vivir en un extremo de la autopista más rentable del mundo (para la empresa concesionaria). 

Todo esto se mide y se mide también el sonido. La contaminación acústica es un mal de las sociedades modernas, avanzadas. A los políticos municipales les ha parecido oportuno comprar un sonómetro de los buenos, homologado y todo eso, que costó un poco más de veinte mil euros. Hay que tener un sonómetro por aquello de que, si llegamos a convertirnos en una sociedad moderna que genera mucho ruido, podamos medirlo, habrán pensado los inquilinos de las casas consistoriales. Y el sonómetro ya está comprado y operativo, aunque parece ser que ahora falta la ordenanza que permita y regule su uso. Un despiste lo tiene cualquiera.

Con el sonómetro se podrán medir los decibelios que emiten las rondallas cantándole a las Pepitas. Y la energía de los integrantes de las bandas de música tocando las cornetas y tambores en las procesiones de semana santa. Pero también el ruido de los autobuses, de los martillos neumáticos y de las fiestas universitarias. Aunque el uso más acertado lo propuso el concejal Basterrechea: medir el exceso de decibelios en los plenos municipales. Estarán ustedes de acuerdo en que la idea es excelente. En el salón de plenos el fino instrumento medidor de ruidos alertaría a los señores concejales en cuanto levantaran demasiado la voz en sus interminables discusiones inútiles, debates repetitivos, descalificaciones gratuitas e insultos solapados, que producen el resultado de plenos sin acuerdos. Esto ya es sabido, habrá pensado Suso Basterrechea, pero ya que no hay acuerdos al menos que tampoco haya demasiado ruido. Y es que bien mirado al palacio municipal se le debería considerar como un lugar de ocio nocturno. Los plenos se hacen de noche y los concejales van a ellos a pasar un buen rato.