domingo, 29 de julio de 2018

Partidos políticos a tutiplén

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 29 de julio de 2018

Estoy tan seguro, pero seguro seguro, de que ustedes no se acercarían ni remotamente al número de partidos políticos registrados (legales) en nuestro país, que estaría dispuesto a invitarles a todos a unos guarisnais con tapa incluida. Vamos, que ustedes no atisbarían la cifra ni quien esto escribe tampoco, ni por asomo. Y tuve que leerla y comprobarla en la web del Ministerio del Interior para darle crédito. Porque ¿cuántos partidos políticos dirían ustedes que hay en nuestro país? ¿50, 100, 300, 1.000, 1.400…? Pues estamos lejos. La última cifra publicada, en agosto del pasado año, es que en España existen ¡4.772 partidos políticos! Han leído bien, ¡cuatro mil setecientos setenta y dos! Qué despropósito y qué disparate, pensarán muchos de ustedes. Pues no lo hagan, porque seguramente en pocos meses se registrarán unos pocos más. Al parecer, cuando se avecinan elecciones municipales (o europeas) surgen partidos políticos como las setas, aunque es verdad que la inmensa mayoría ni siquiera llegan a presentar candidaturas. Así ocurrió en los comicios municipales de 2011 y 2015, y se espera que vuelva a suceder con los de 2019. En promedio a las contiendas electorales se presentan entre 50 y 60 candidaturas, lo que no está nada mal. Si hiciésemos un segundo acertijo o mejor, un pequeño ejercicio con papel y lápiz, ¿cuántos partidos políticos seríamos capaces de escribir? Tal vez una lista de entre 6 y 10, y ya parecen más que suficientes, estarán pensando. Yo, también.

En nuestra ciudad departamental ya estamos haciendo los deberes. Nada de llegar tarde ni dejar las cosas para última hora. Aquí se están creando partidos políticos a tutiplén, antes de coger vacaciones y desconectar del embrollo partidario. Ferrol no espera al otoño para meterse en campaña electoral y, últimamente, comienza a dar señales evidentes de confrontación política, tal vez para ayudar a que España alcance los 5.000 partidos políticos registrados. A la nómina habitual se han sumado las listas de Jubilados por Ferrol, Sentimiento Ferrolano, Xuntos Actúa y Marea de Ferrol. Cuatro nuevas formaciones políticas, si bien es verdad que alguna nace de la no-confluencia en la llamada “izquierda rupturista”, espacio político en el que intentan convivir Podemos, inscritos de Podemos, En Marea, Ferrol en Común, Izquierda Unida, Anova y algunos más. Por el flanco derecho tampoco están los ánimos muy tranquilos y nadie sabe si entre los afiliados virtuales que le desaparecieron al Partido Popular (¿cuántos serán verdad de los 870.000 que ya sabemos que nunca existieron?) surgirán nuevas escisiones del tipo Ciudadanos o Vox, aparecidas en los últimos años. Estemos atentos a tanta novedad partidista.

jueves, 26 de julio de 2018

Un embajador educado y disciplinado

Gentes de trato
Publicado en La Voz de Galicia, sección Deportes, el 10 de julio de 2018

Poco antes de abrir su primera tienda en España, en el Paseo de Gracia de Barcelona, le preguntaron a Tadashi Yanai, propietario de Uniqlo, acerca de las características de su ropa y su aportación al mercado español. Naturalmente esta no era una pregunta neutra: Uniqlo pisaba, por primera vez, territorio de Inditex en uno de los países donde, además, ya estaban instalados desde hacía tiempo otros de sus principales competidores como H&M. Tadashi Yanai definió con naturalidad nipona el posicionamiento de Uniqlo: diseña, fabrica y vende ropa educada y disciplinada, con estándares de calidad altos. Una propuesta de trasladar “lo japonés” al sector textil, dirigida a los segmentos de mercado susceptibles de convertirse en compradores de una ropa diseñada específicamente para su marca, de alta calidad en su manufactura, materiales refinados y competitiva en precio. Valores, todos ellos, que pivotan alrededor de su ropa única (unique clothing), concepto del que derivó su marca Uniqlo -en lugar de Uniclo, al parecer por un error en el registro que no quisieron subsanar-. 

Hace unos días conocimos la cifra del acuerdo de Roger Federer como “embajador” de Uniqlo. Treinta millones de dólares anuales, por diez años…¿es mucho o poco? Los gallegos tenemos la respuesta -siempre la tenemos-: depende. Si sólo nos fijásemos en la cantidad comprobamos que es sensiblemente inferior a la pagada a deportistas como LeBron James, Michael Jordan o Usain Bolt. Y es muy superior a la que Federer estaba percibiendo de su anterior patrocinador, Nike. Pero, en este caso, permítanme la frivolidad, la cantidad de dólares dibujada en el cheque es una cuestión casi menor.

Uniqlo, a diferencia de otros grandes operadores del textil, tiene una clara apuesta en su mix de marketing para los próximos años. Busca una expansión potente en EEUU y Europa, tiene que reforzar el relato de su marca y sí quiere potenciar su diseño propio, algo así como una ropa informal y elegante. Coincido con otros analistas en el juicio de que, para desarrollar esa estrategia, Roger Federer es una apuesta ganadora. Para muchos el mejor tenista de la historia, deportista ejemplar, educado, tenaz, comprometido y disciplinado. Federer fue elegido en 2011 el segundo ser humano más confiable y respetado del mundo, sólo superado por Nelson Mandela. Un joven europeo que comparte valores japoneses, universales, como le ha reconocido Unicef. Un profesional que creó su propia fundación dedicada a financiar proyectos humanitarios, como también hace Tadashi Yanai con Uniqlo. Un tipo elegante dentro de una cancha de tenis y fuera de ella. Por eso el acuerdo es de larga duración. Y por eso Uniqlo acertó con este patrocinio. Definitivamente.

domingo, 22 de julio de 2018

Librados a su suerte

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 22 de julio de 2018

En el año 2013 el grupo de trabajo sobre desapariciones forzadas de la Organización de Naciones Unidas emitió un informe sobre como el Estado español había tratado los casos de la Guerra Civil y la Dictadura franquista. El diagnóstico fue demoledor. Frases como: “El Estado está lejos de las víctimas” o “El Estado ha dejado a los descendientes librados a su propia suerte” expresan con claridad el resultado de los meses de investigación que, sobre el terreno, los técnicos comisionados desarrollaron en nuestro país. En el mismo informe y, siguiendo pautas internacionales de cómo históricamente se trataron situaciones similares, se hacían una serie de recomendaciones y se instaba al gabinete de Mariano Rajoy a su puesta en práctica. Finalizado el año 2017 ya sabíamos el resultado. El señor Rajoy no sólo no había avanzado nada en esta materia sino que, además, alardeaba constantemente de que mientras fuese presidente no dedicaría ni un solo euro a nada que tuviese que ver con la memoria histórica. A día de hoy, con un nuevo Ejecutivo presidido por Pedro Sánchez, comienzan a tomarse las primeras medidas contempladas por la ONU. Algunas de las recogidas en el dossier citado -y que parece que se irán poniendo en práctica- son: creación de una Comisión de la Verdad; resignificación del Valle de los Caídos; anulación de las sentencias de tribunales franquistas y juicios celebrados sin derecho a la defensa; plan nacional de búsqueda de desaparecidos; ilegalización de fundaciones, asociaciones o instituciones que hagan apología del franquismo; retirada de condecoraciones y privilegios económicos vinculados a la Guerra Civil y la Dictadura, y otras de este tenor.

A la espera de que el Estado se acerque a las víctimas, la llamada sociedad civil se ha puesto en marcha tratando de encontrar la verdad, justicia y reparación de la infamia vivida hace ya tantos años. Algunos Ayuntamientos, asociaciones de familiares e historiadores, están intentando, sin ayudas públicas, devolver la dignidad a la democracia violentada en el alzamiento de 1936. Muy cerca de aquí, en el cementerio de Vilarraso en Aranga, se están exhumando los restos de 37 asesinados en la que se considera la mayor fosa común de Galicia. Los vecinos de Sada trabajan en la recuperación del Pazo de Meirás, los de A Coruña en la devolución de la Casa Cornide y los de Santiago en la vuelta de las estatuas de Abraham e Isaac. En nuestro rincón atlántico, comarcas de Ferrol, Eume y Ortegal, se han contabilizado y documentado cerca de mil asesinados entre 1936 y 1975 con el propósito de grabar sus nombres en un monumento que les asigne un lugar destacado en la memoria colectiva. Es de justicia.


domingo, 15 de julio de 2018

La tumba desconocida

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 15 de julio de 2018

La aparición de la tumba de la familia Franco Bahamonde en el cementerio de Catabois fue una sorpresa mayúscula. Los periodistas locales tratan de obtener información fiable que subsane este despiste monumental. Los historiadores están haciendo horas extras; algunos no sabían nada de la tumba y tampoco le conceden mayor relevancia. Otros afirman que hacen falta los documentos que acrediten su propiedad. Hay quien piensa que la tumba está vacía. Los funcionarios municipales querrán asegurarse de que los pagos de las tasas se efectuaron correctamente o no se realizaron en años. El archivero municipal debe ser otro que hace “veladas” en la plaza de Armas. ¿Y los políticos, qué dicen? De todo, dicen de todo. Algunos de las Mareas, con el alcalde al frente, opinan que se trata de un asunto privado y que la familia deberá hacerse cargo de los restos de Franco. Le respalda el grupo Popular y Ciudadanos. ¿Dejan, con su ambigüedad, la puerta abierta a que vuelvan los restos de Franco a Ferrol? Por su parte, el BNG manifiesta su rechazo incondicional e incluso propone la expropiación de la tumba, sin importar su titularidad ni quien esté allí enterrado. 

La polémica está servida. La familia del dictador Franco no quiere que se exhumen sus restos del Valle de los Caídos y han firmado ante notario su no disponibilidad a hacerse cargo de ellos. Sí se hicieron cargo de su herencia, las propiedades inmobiliarias expoliadas, las cuentas corrientes y los títulos nobiliarios que, de nobles, no tienen absolutamente nada. Ni siquiera pretenden obedecer el deseo de Franco de ser enterrado en Madrid, junto a su señora Carmen Polo, en el panteón de Mingorrubio de El Pardo. La señora Polo de Franco, dando indicaciones a “la superioridad”, supervisó las obras de la capilla de planta cuadrada, con capacidad para 60 personas y una cripta con acceso desde el atrio. En ella dispuso que trabajaran los mejores profesionales empleando materiales de la máxima calidad: mármoles, granitos pulidos, faroles y rejerías de hierro forjado, esmaltes…y que se incluyera una imagen de la virgen del Carmen. Todo a cargo de Patrimonio Nacional y el Ayuntamiento de Madrid, naturalmente. El panteón, en el que sí está enterrada Carmen Polo, está en una zona en la que también se encuentran las tumbas de Carrero Blanco, Arias Navarro, Quintana Lacaci, Camilo Alonso Vega y otros destacados personajes de la época franquista. Allí irán a parar los restos de Franco, parece que más pronto que tarde, y nada hace pensar que ningún familiar se acuerde de Catabois. La decisión del Gobierno socialista es firme, tiene el respaldo del Parlamento español y de la Unión Europea. El traslado de Franco es sólo el primer paso.

domingo, 8 de julio de 2018

El cronómetro municipal

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 8 de julio de 2018

Alguno de ustedes se acordará de la celebración que tuvimos en estas páginas -que hasta tomamos unos guarisnais- cuando nos enteramos de que la corporación municipal había comprado un sonómetro. Qué bien, pensamos, los señores concejales se han escuchado a sí mismos y, a la vista del malsonante resultado, habrán decidido medir los decibelios para, al menos, no hacer tanto ruido que altere el sueño de los vecinos. Porque los plenos municipales, como es sabido, eran nocturnos, largos, tediosos, improductivos e interminables. No se ponía fin cuando se llegaba a acuerdos sino cuando los señores políticos decaían por cansancio, aburrimiento, fatiga o sueño. O todo al mismo tiempo. 

Ahora sabemos que al sonómetro le acompañará el cronómetro. Ferrol, este nuestro Ferrol ilustrado, racional, científico y lógico, no podía figurar en los anales del municipalismo como un ayuntamiento incapaz de medir el tiempo. Sea este el tiempo municipal, el tiempo político, el tiempo de los reproches, del “y tú más”, de la descalificación o del enfrentamiento partidario. Los plenos municipales tendrán fecha y hora, se sabrá cuando empiezan, de cuánto tiempo dispondrán los señores portavoces para defender sus posiciones, y se sabrá cuándo deben finalizar. Se acatarán las normas, similares a las de otros foros municipales y autonómicos, con disciplina y autocontrol, o, en su defecto, estarán expuestos a que el alcalde Suárez toque la campana cual señor Cicuta en el 1,2,3 (¡cómo pasan los años!). Porque el alcalde Suárez será, según parece, el medidor del tiempo, tarea noble que recoge la tradición de los Antelo, padre e hijo, creadores de máquinas para relojes de torre en toda Galicia e incluso del mecanismo de relojería del faro de la Torre de Hércules. Y la de los oficiales de derrota, custodios de los cronómetros marinos imprescindibles para el cálculo de la longitud y el correcto posicionamiento de los buques en la mar. Y la de los marinos de los CIC encargados de dar el “top” con sus cronómetros para correr la milla y medir la velocidad que podría alcanzar el buque. Pero también podrá el alcalde Suárez aplicar (y aplicarse) aquel aforismo de Baltasar Gracián: lo bueno, si breve, dos veces bueno.

El cronómetro municipal será, por todas estas razones, una pieza clave en el devenir ferrolano. Incluso podrá trascender a su utilización en los plenos para medir, objetiva y científicamente, cuánto tiempo transcurrirá hasta que se frene la sangría demográfica, se adecente la plaza de Armas, se avance en la peatonalización del casco histórico, se ponga en valor Ferrol Vello o se recupere la parcela del Sánchez Aguilera. Que ya va siendo hora.

sábado, 7 de julio de 2018

Las casas de la memoria

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 1 de julio de 2018

En una de las plantas altas del Archivo del Reino de Galicia se encuentra una sala de restauración. Los técnicos visten bata blanca. Aquello se parece a un quirófano también en el trato a los documentos. Legajos, fotografías, escrituras, libros con siglos en sus lomos, y un Fontán. En una mesa enorme está enrollada una Carta Geométrica de Domingo Fontán a la espera de restauración. La experta encargada de hacerla dice que ya restauró ocho fontanes, así, como al desgaire, con la misma naturalidad que se toma un café. Aunque con la responsabilidad de quien se sabe guardián de la memoria de una sociedad compleja en la que se suceden los acontecimientos a todo filispín.

En este mundo tan tecnológico, tan cibernético, tan interconectado y tan virtual, necesitamos los archivos más que nunca. Dicen los pedagogos que cada vez se le da menos valor a la memoria en los procesos de aprendizaje, pero necesitamos que la memoria esté a salvo. La memoria colectiva, social, lo que pasó, por qué pasó y los documentos que lo sustentan. Tenemos presente, no hace mucho tiempo, el pleito que ganó el Estado español ante unos tribunales americanos contra la empresa que expolió el tesoro de la fragata Mercedes. Miles de monedas de un valor incalculable que se pudieron recuperar gracias, entre otros, a los documentos aportados por el Archivo del Museo Naval de Madrid que demostraban que se trataba de un navío de guerra, con pabellón español y que por tanto, lo que contenía el buque estaba en suelo español.

Ahora hacemos frente a otro expolio, el de los herederos de Francisco Franco con unas propiedades usurpadas en la dictadura. La comisión de expertos encargada de documentar el caso particular del Pazo de Meirás ha encontrado tanto en el Archivo General del Palacio de El Pardo como en el Archivo Militar Intermedio de A Coruña, documentación fehaciente que demuestra que ese inmueble nunca dejó de ser parte del patrimonio público. Allí figuran los documentos de los consejos de ministros, recepciones de autoridades, órdenes de traslado de tropas y personal de servicio y facturas de gastos de mantenimiento a cargo del ejército. Las pruebas, afirman, son contundentes, como lo son los documentos custodiados en esos archivos que han podido ser recuperados y analizados. La Granja de Meirás, como la llamaba Emilia Pardo Bazán mientras fue su casa, será un bien cultural de todos en buena medida porque se habrá probado documentalmente su uso público como una residencia de verano del dictador, igual que el Palacio de El Pardo lo era el resto del año y a nadie se le ocurriría intentar apropiárselo. Y si alguien lo intenta, tendremos los archivos que nos recuerdan quienes somos y donde estamos.