domingo, 30 de diciembre de 2018

Rebelión en el palacio municipal

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 30 de diciembre de 2018

El año no podía terminar mejor para el municipalismo ferrolano. Se ha batido otro récord. Los 25 consistoriales (así se llamaba a los concejales) llenaron una nueva página en la historia de la ciudad naval celebrando un pleno municipal sin gobierno y sin alcalde. Se consumó una rebelión plenaria por parte de los grupos de la oposición. Los políticos opositores se rebelaron contra el alcalde rebelde y su gobierno rebelde. ¡Cuánta rebeldía! Echaron mano de la legislación vigente –como no podía ser de otra manera- y encargaron al Secretario que convocara el pleno y al concejal de más edad que lo presidiera. Y así se celebró el pleno sin sentido, el pleno rebelde contra el alcalde rebelde, el pleno de la infamia, el pleno contra el alcalde cobarde y vago diletante, según las calificaciones expresadas en el salón de plenos del castillo de los pirulitos. Este pleno rebelde y sin sentido se suma así a la lista de los magníficos plenos celebrados en lo que llevamos de legislatura: pleno de la vergüenza, pleno de la marmota y pleno de la corrala, algunos de ellos celebrados como plenos nocturnos hasta el desfallecimiento o plenos aplazados y en fases. Por supuesto podríamos añadir los plenos de los presupuestos fallidos, los plenos sin inversiones y sin proyectos, los plenos de altos decibelios y palabras mal sonantes, los plenos de las afrentas personales y vacíos de contenido y muchos más. Eso sí, todos se celebraron con las puertas abiertas. Hasta ahora no se hizo ningún pleno cónclave con las puertas cerradas con llave desde fuera, como sí se ensayó con los representantes sindicales en los despachos del alcalde rebelde.

Y es que no se puede estar en tanta rebelión. Verán ustedes, uno cree que a don Jorge Suárez le pilló este pleno rebelde cuando él estaba (junto a su grupo político) tratando de rebelarse contra Luis Villares, el líder de la amalgama de Mareas en la que se integra, de momento, Ferrol en Común. Suárez forma parte del alzamiento rebelde de las primarias, junto con los alcaldes vecinos de La Coruña y Santiago y algunos de los partidos que los sustentan. Estaba preparando esa rebelión cuando, por sorpresa, se le rebelaron los grupos opositores ferrolanos. Perdió las primarias internas (veremos las consecuencias) y salió reprobado del pleno de la plaza de Armas. Aunque esto último, la reprobación por la nula gestión y no hacer frente a los problemas cotidianos del municipio, está de más y al alcalde Suárez le llega tarde. Él se adelantó ya en el mismo momento de tomar en sus manos el bastón de mando y declaró que no llegaba allí para gestionar nada sino que estaba llamado a cotas más altas en la filosofía política contemporánea. Esperamos ansiosos el 2019. 

domingo, 23 de diciembre de 2018

Días de mar

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 23 de diciembre de 2018

El tiempo navegando en alta mar tiene mayor duración que en tierra. Cada día a bordo es eterno, como todo el mundo sabe, incluidos los que nunca estuvieron en alta mar. Las horas en un buque de guerra se llenan con multitud de ocupaciones. Hay un tiempo para el destino, para cumplir con las obligaciones del puesto de cada uno. Y tiempo para la guardia cada vez que toca el turno. Hay tiempo para formarse, estudiar y aprender de las instrucciones de los superiores y los especialistas más cualificados. Tiempo para el adiestramiento colectivo que se ocupa en maniobras, ejercicios, ensayos constantes que garantizarán que toda la tripulación esté siempre preparada para cumplir la misión que se le encomiende. Tiempo también para conocer otras ciudades, otros puertos, otras costumbres sociales. Tiempo para compartir con profesionales de las Marinas aliadas con las que se realizan maniobras. Tiempo para uno mismo, en ratos libres entre una y otra tarea que se aprovecha para leer, conversar con los demás, hacer deporte, ver una película o distraerse con cualquier juego de mesa. Y hay tiempo de oro, escaso e imprescindible, para comunicarse con los suyos, con los que dan sentido a ese gran sacrificio de estar tanto tiempo en mares tan alejados. Los días de mar ocupan todos esos tiempos. Son mucho más que el tiempo que transcurre desde el orto hasta el ocaso, desde el principio hasta el final de cada ejercicio, desde la entrada a la salida de las guardias prima, media o alba. Los días de mar a bordo de un buque de la Armada incluyen la disposición a afrontar las obligaciones diarias con condiciones de mala mar, frío, lluvia o calor; en ellos se puede calibrar el auténtico valor del tiempo, se aprende rápidamente que todo tiene límites y todo es relativo. La mar es enorme, infinita y poderosa. Hace empequeñecer al buque que amarrado a un muelle o dentro de un dique parece indestructible. En esos días en los que la mar se enfurece el buque sufre, se queja, y los marinos se arman de prudencia, respeto y humildad, no sólo por jugarse la vida enfrentándose a situaciones tan adversas, sino porque de verdad se aprende lo fácilmente que se puede perder. Son días que llenarán la memoria de recuerdos y las hojas de servicio de palabras que crearán algo así como el cuaderno de bitácora personal. Se escribirán junto a los destinos en tierra, los cursos de formación, las órdenes de ascenso, las condecoraciones y reconocimientos. Estos días regresan las fragatas, patrulleros y buques de apoyo al Arsenal que los acoge y protege. Llegan repletos de días de mar, días infinitos que no caben en las horas de los relojes ni en las hojas de los calendarios. Bienvenidos.

domingo, 9 de diciembre de 2018

El Ciudadano por la Constitución

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 9 de diciembre de 2018

La Audiencia de La Coruña emitió sentencia de muerte contra los Amantes de la Constitución. Fue el 8 de julio de 1815, a resultas de una denuncia presentada por Fray Nicolás de Castro ante el Inquisidor General contra toda la colección del periódico titulado El Ciudadano por la Constitución, publicado en La Coruña desde septiembre de 1812 hasta mayo de 1814, “con el mayor escándalo de todo el Reino de Galicia y de las provincias a donde llegaban estos partos del infierno”. El periódico había sido creado por los liberales y librepensadores de la asociación Amantes de la Constitución, con la finalidad de defender y poner en práctica los valores de la Pepa, la Constitución aprobada por las Cortes de Cádiz de 1812. Permítanme recordarles el extraordinario papel que el ferrolano José Alonso López jugó tanto en la redacción del texto como en las ponencias y deliberaciones de otros muchos asuntos; igualmente participó en las tertulias liberales coruñesas del Café de la Esperanza, lugar en el que se estableció la asociación y se asentó la sede del periódico. El auto condenatorio dice, entre otras muchas cosas: “Por lo que resulta de esta causa se condena a D. Marcelino Calero y a D. José Connock, capitán de fragata de la Real Armada, como cabezas principales del Club del Café de la Esperanza y promotores del plan revolucionario bajo pretexto de beneficencia, a la pena ordinaria de la horca y la confiscación de sus bienes… Y en las mismas penas y con igual calidad que a los anteriores se condena al presbítero D. Manuel Pardo de Andrade, director del periódico, por lo que contra él resulta de estos autos…” Continúa con múltiples penas de presidio, destierros y multas a todos los defensores del texto constitucional, en muchos casos con la consideración de “horribles demócratas y revolucionarios”. 

Así comenzó nuestra historia constitucional. La primera Constitución, la Pepa de 1812 fue derogada en 1814 por el infame Fernando VII. Le siguieron una carta magna conservadora en 1837, la de Isabel II en 1845, la Gloriosa de 1869, de nuevo otro texto conservador en 1876 y la de la II República en 1931. Un derrotero constitucional nada brillante -si analizamos sus frutos- creado entre los siglos XIX y XX en medio de guerras, alzamientos, dictaduras, dos repúblicas y una buena colección de monarcas con los que se puede aprender más de conductas psicopatológicas que de destreza política. Llegamos a la Constitución de 1978 fruto del diálogo, la razón y el anhelo por dejar atrás la dictadura franquista. España pasó del blanco y negro al color, del aislacionismo a ser una de las 20 democracias plenas del mundo, del terror a la libertad. Y lo hizo en buena hora.

domingo, 2 de diciembre de 2018

Las galerías llegaron a Harvard

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 2 de diciembre de 2018

Encasillar a Rem Koolhaas es imposible. Tratar de incluirlo en un movimiento arquitectónico o una escuela de diseño es perder el tiempo. Un joven arquitecto gran admirador de su obra me lo confirma: “Koolhaas es Koolhaas, un referente, una fuente de conocimiento a la que tienes que consultar sí o sí”. Rem Koolhaas (Róterdam, 1944), recibió el premio Pritzker en 2000. Es arquitecto, urbanista, diseñador, escritor y profesor en la Escuela de Diseño de Harvard. Aunque sus colegas, en las publicaciones técnicas, lo definen de otra manera. Es el gran arquitecto díscolo, provocador, radical y el mayor renovador de la arquitectura de los últimos años; el artista global que ha mirado la arquitectura con desfachatez, rompiendo el equilibrio establecido y poniéndolo todo en duda. El dibujante con mirada libre que ha sido capaz de crear obra en buena parte del mundo: teatros, casas de música, sedes de televisión, embajadas, bibliotecas y viviendas, así como transformar zonas degradadas en distintas ciudades y convertirlas en espacios amigos del hombre.

Los ferrolanos debemos aprender el nombre de este arquitecto holandés y agradecerle que haya engrandecido, aún más, el nombre de nuestra ciudad y su contribución al espíritu ilustrado. Recientemente Rem Koolhaas ha firmado un nuevo libro, Elements of Architecture (Tashem, 2018) en el que se cita como un elemento singular a las galerías ferrolanas, y a Ferrol como la cuna y origen de la doble fachada. La galician gallery ha llegado a Harvard o lo que es lo mismo, a lo más alto de la arquitectura mundial. Este elemento arquitectónico nacido en el Arsenal ferrolano a mediados del siglo XVIII para cerrar los corredores de popa de los navíos, se transfirió a las ciudades y villas cercanas en las que había carpinterías navales. Las galerías forman parte desde entonces de nuestros paisajes urbanos. Son estudiadas, analizadas y mimadas constantemente por nuestros arquitectos, siendo destacable la obra La Galería en Galicia (UDC, 1992) del profesor Fernández Madrid. La define así: “la galería…puente tendido entre el interior y el exterior…espacio que comunica dos mundos, lo doméstico y lo público, lo que ocurre fuera y lo que quiere quedar celosamente en privado; el ver sin ser visto, el estar fuera y dentro a un mismo tiempo”.

Torrente Ballester, Fernández Flórez, los poetas románticos a caballo entre los siglos XIX y XX, los rondallistas que cantaban a las calles llenas de galerías y miradores; también los ebanistas y carpinteros que construyeron las ideas transgresoras de los arquitectos modernistas. Todos están inmortalizados en Harvard, en un texto firmado por Rem Koolhaas. Ojalá Ferrol sepa reconocérselo.