domingo, 19 de diciembre de 2021

Yolanda visitó a Francisco

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 19 diciembre 2021

Yolanda Díaz tuiteó: “Hoy me he reunido con el @Pontifex_es…” cuando, en realidad, lo que hizo fue más bien visitarle. Una visita de cortesía, correcta, discreta, educada y muy emocionante. Una visita de la que ya conocemos exactamente para qué no ha servido, que es lo que de verdad importa. No ha servido para avanzar en la laicidad del Estado ni para revisar el Concordato antediluviano que fija las relaciones entre la iglesia Católica y el Estado español. No ha servido para negociar la reducción de las subvenciones a centros privados religiosos, de cualquier religión pero mayoritariamente católicos. Ni para eliminar la simbología de los actos oficiales, celebraciones públicas y homenajes que impliquen financiación con dineros públicos. La visita tampoco ha servido para continuar con el proceso de devolución de los bienes inmatriculados indebidamente en la etapa de Aznar, ni para establecer la obligatoriedad de pagar impuestos, IBI incluido, en todos aquellos que no están dedicados al culto: viviendas, oficinas, empresas, garajes, fincas, etc… Como los de cualquier ciudadano que cumple con sus obligaciones, empezando por las de Hacienda. No ha servido, en fin, para que una ministra y vicepresidenta del Gobierno de España represente ante la Iglesia Católica y el Estado Vaticano el papel de ministra y vicepresidenta del Gobierno de España.

Es mucho más difícil conocer algo de la utilidad de la visita, más allá de que Yolanda Díaz se vistió y peinó con la ortodoxia adecuada para la ocasión, se comportó con educación exquisita, llevó consigo los versos de Rosalía y se fotografió aguantando estoicamente el frío en la plaza de San Pedro. ¿Fue allí a hablar con un Papa de los retos de la humanidad, de las consecuencias funestas de una pandemia o de que el trabajo ha de ser decente? Pues claro que no. ¿Fue en visita oficial o privada, organizada por el Gobierno o por sus amigos peronistas, a llevar recados del presidente Sánchez o a demostrarle a Sánchez que ella puede dialogar con un líder mundial? Pues nada de esto ha trascendido y tal vez no lo haga en el futuro.

El dato cierto es que Yolanda visitó a Francisco y ya tiene una foto más en su currículum y un sello más en su cartilla de peregrinación a La Moncloa. También se ganó las iras de todas las derechas aznaristas españolas, las cuasi extinguidas de Arrimadas, las cobardes de Casado y las de los machotes de Abascal. Que a ver por qué va a visitar una sindicalista comunista al Santo Padre, hombre ya, o es que también es rojo y comunista el señor Bergoglio. Su bendición, la de Yolanda, deben dársela más bien los discretos masones del Club Bilderberg, estarán pensando. Y es probable que acierten.

domingo, 12 de diciembre de 2021

Maniobra fallida

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 12 diciembre 2021

Ha sido impresentable, irrespetuoso, el colmo de la mala suerte. Ferrol sale mal parado en los papeles nacionales. Las televisiones y las redes sociales se hicieron eco de la noticia: en Ferrol llovieron estorninos, cientos de estorninos. Los pájaros pintos cayeron en las aceras, sobre los coches y en el jardín trasero del hospital de Caranza. ¿Qué ha pasado, por qué aparecieron tantos pájaros muertos? Los técnicos están tratando de averiguarlo. No fue por descargas eléctricas, no fue por radiaciones de antenas de telefonía, no fue un rayo malévolo, no fue envenenamiento, no fue el estrés causado por un ave rapaz… Nos dicen las causas descartadas pero ahí radica la mala noticia. Según apuntan, después de hacer la autopsia a varios estorninos, la muerte colectiva se debe a traumatismos múltiples compatibles con choques entre ellos. O sea, maniobraron mal, se dieron unos mamporros de padre y muy señor mío, cayeron al suelo y murieron. Unos ciento setenta, aunque otros cientos (o tal vez miles) siguieron volando felizmente haciendo llamativas figuras en el aire. ¡Qué desfachatez avícola! ¿Cómo pueden permitirse hacer una maniobra equivocada, en Ferrol, cuna de la mejor Escuela de Maniobra de la Marina de todas las Españas?

Definitivamente, los estorninos que hicieron esa mala maniobra no habían nacido en Ferrol. Ni siquiera se preocuparon de sobrevolar el Arsenal Militar, la Escuela Antonio de Escaño ni, por supuesto, tomar nota de las clases de maniobra que reciben los especialistas en la Estación Naval de La Graña. Si así fuera, aprenderían que una parte de la formación no puede girar cuando le de la gana, y mucho menos hacerlo 180º y ponerse a rumbo de colisión con el resto de compañeros. Aunque últimamente vemos a muchos animalitos inteligentes y sensibles hacerlo. Los científicos no saben por qué las orcas vuelven sobre “sus pasos”, una y otra vez, entre Cabo Prior y Estaca de Bares. O por qué un jabalí solitario se pasea por Capitanía. Ni cuándo se decidieron las palomas a entrar en un café a picotear las napolitanas de crema en lugar de quedarse en las terrazas de las que pueden salir con facilidad.

Yo creo, en honor a Jorge Juan y la memoria de los marinos ilustrados que tanto avanzaron en las ciencias de la mar, que si los estorninos fuesen ferrolanos de pura cepa sabrían de marcaciones, demoras y distancias. Calcularían bien la altura, dirección y velocidad de sus congéneres. Mantendrían el orden en la formación por lo que jamás colisionarían con sus semejantes ni con otros obstáculos imprevistos. Y Ferrol no pasaría la vergüenza de verse en los noticieros porque alguno de sus habitantes, aunque fuesen pájaros poco instruidos, no hiciesen bien sus maniobras.

domingo, 5 de diciembre de 2021

Campanas

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 5 diciembre 2021

Un vecino de Ares está molesto con el sonido de la campana de la iglesia de San José. Acaba de instalarse en su nuevo domicilio y ya denunció a la campana que lleva un siglo allí instalada. Sonando, marcando las horas, las celebraciones religiosas y los acontecimientos sobresalientes. Hasta ahora nadie, en generaciones, había manifestado disgusto porque las campanas hablasen. Será cosa de la hipersensibilidad de los -malos- tiempos que corren, de que se habrá puesto de moda atajar la contaminación acústica o de que al nuevo vecino le irritan las tradiciones. El alcalde de Ares no sale de su asombro y, por lo que dice en sus perfiles de internet, no está dispuesto a permitir que la campana enmudezca.

En la parroquia de San Pedro de Leixa unos cuantos amigos de lo ajeno robaron la campana de su ermita. La bajaron de su espadaña, cosa nada fácil, y no dejaron ni el badajo. Obviamente a los cacos no les interesa la campana ni su historia ni su afinación. Sólo quieren el cobre que contiene y, muy probablemente, a estas horas ya estará fundido el bronce y separado el cobre del estaño, listo para su venta. Hay gente para todo.

El párroco de Dolores, en la ilustrada plaza de Amboage, está preocupado por lo contrario. Su campana no suena, su reloj no marca las horas y su caja de caudales no tiene dinero para arreglarlas. Ferrol, ya se sabe, es tierra de relojes, campanas, sirenas y cañonazos por que la tarea de medir los tiempos y señalar el orto, el mediodía y el ocaso es un asunto de la máxima gravedad y consideración. Hasta le pusimos al dique más impresionante de los construidos en su época el nombre de Dique de la Campana, por su vecindad con las de San Julián.

Las campanas suenan más bien poco. Marcan las horas si la maquinaria del reloj funciona. Convocan a los fieles religiosos pero también a los demás vecinos. Las tienen los bomberos y algunas escuelas. Están a bordo en los buques y todavía se prescriben en el Reglamento de Abordajes para indicar su presencia en medio de la niebla. Además las campanas sonaban cuando se avistaba un incendio, asomaba la peste o se acercaban piratas o enemigos, como aquellos ingleses que nos quisieron mangonear. Y nada más. Pero podrían repicar cuando el Racing gane un partido, cuando se apunten nuevos vecinos en el padrón de habitantes, cuando comience la construcción de un barco y cada vez que vengan peregrinos a hacer el Camino Inglés. También, cuando se haga fijo indefinido a un trabajador temporal, cuando se abra un centro de atención primaria y cada vez que el Concello arregle un tramo de calle y elimine sus baches. El repique, en este caso, debería ser el mismo que cuando se evidencia un milagro o toque el gordo de la lotería.