domingo, 30 de mayo de 2021

Optimismo a la ferrolana

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 30 mayo 2021

Estos días estuve buscando –con gran empeño, créanme- el modo de encajar los restos del optimismo ferrolano dentro del epílogo: “Redescubrir el optimismo” del Gobierno de España. El presidente Sánchez se vino arriba y nos mandó de un puntapié a un viaje al 2050. Los ferrolanos diríamos que nos fondeó al futuro de un punterazo, o algo así. Pedro Sánchez resucitó la oficina de prospectiva y estrategia que en su día creó Adolfo Suárez, aunque con otro nombre. Su primera encomienda fue hacer un documento sobre la España del 2050, tarea encargada a expertos, académicos, universidades e institutos varios. Allí, como les decía, se recogen las 12 páginas esperanzadoras, de la 381 a la 393, acerca de la necesidad de encarar el viaje al futuro con optimismo porque sí, porque los españoles lo valemos y porque el socialismo del marketing viral se ve en la obligación de inyectarnos un país ideal en los mismos viales de las vacunas sanadoras.

En eso estaba, les decía, tratando de imaginarme algo parecido a una oficina de futurólogos llamada la OPAFE: Oficina de Prospectiva a la Ferrolana o, si lo prefieren, oficina de Optimismo a la Ferrolana. Su principal misión sería definir “Un Ferrol con hambre de futuro en un país con hambre de futuro”, teniendo en cuenta, eso sí, las importantes premisas que en el documento del Estado se diagnosticaron como fortalezas. Veamos. Competitividad del sector turístico y competitividad económica: parece que en Ferrol no. Calidad en las infraestructuras de transporte: aquí el tren es lento y la autopista cara. Acceso a Internet: a pocos metros de La Malata la velocidad de conexión a la red es menor que la velocidad del tren a Coruña. Sostenibilidad medioambiental: la ría sigue contaminada. Influencia cultural y lugares Patrimonio de la Humanidad: en la ciudad naval no hemos sido capaces de crear el órgano de gestión para la candidatura de la Ilustración. Lugar excelente para vivir y trabajar siendo extranjero: no sólo no vienen sino que muchos ferrolanos se van. Etcétera.

Para colmo de males a mitad de semana los resultados del Índice de Indicadores Urbanos del INE nos dieron el zasca definitivo. Ferrol es el ayuntamiento con peor tasa de actividad de España. El cociente entre la población activa y la que está en edad de trabajar es del 49%, veinte puntos menos de las mejor posicionadas. Y así, con este panorama, más que los afiliados al bando de los optimistas a la ferrolana seguirán triunfando los partidarios del pesimismo local, más dados al tenebrismo, la exageración negativa y la crítica ácida y destructiva. Ya lo vio venir, hace tiempo, el profesor Fra Molinero: “Ferrol pensa con intelixencia pero en depresivo”. Pues eso.

domingo, 23 de mayo de 2021

Cuentas de proximidad

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 23 mayo 2021

La política municipal se ha pasado al cortoplacismo, a la contienda cercana, a la disputa inmediata. Es una política de proximidad. El maestro Cholo Simeone, con su partido a partido, bien podría convertirse en el modelo a seguir por los munícipes del regate en corto. El futuro eslogan del municipalismo, sobre todo el de ciudades venidas a menos, será alguno de los siguientes: elección a elección, pleno a pleno, votación a votación o presupuesto a presupuesto. Las luces cortas, el día a día o el ya veremos, se instalaron definitivamente en la administración más próxima a los vecinos. Es verdad que a los representantes políticos, particularmente si asumen tareas de gobierno, se les exige ver un poco más allá, reflexionar acerca del porvenir de la ciudad y presentar alguna idea esperanzadora para el futuro inmediato. No es tarea sencilla pero eso no justifica que se desista de ella.

A la sombra de los tilos ilustrados se conoció el borrador de unos presupuestos municipales. Se escaparon por las rendijas de alguna de las ventanas del palacio medio destartalado. Volaron hasta los medios digitales y las redes sociales, lugares en los que se cocina el devenir municipal y en el que los portavoces de los partidos políticos supieron de su existencia. También allí se enteraron los representantes de los vecinos, los empresarios, las asociaciones culturales, y las sociales, y el resto de inquilinos del departamento del norte. El presupuesto volandero empezó mal. Era de corto alcance, ya se sabe, pero a sus responsables se les olvidaron las premisas de la transparencia y la participación.

El exalcalde Rey está en modo plan de estado. Convenció al presidente Feijoo para que la Xunta intente liderar el enésimo Plan Ferrol, bajo la apariencia de un nuevo resurgir de la mano de una especie de alcaldía paralela aposentada en un segundo consistorio en el CIS de La Cabana. El exalcalde Suárez va a construir sus propias cuentas. Se quedó con ganas de aprobar presupuestos cuando presidió el Ayuntamiento y se propone hacer una especie de repesca. Más vale tarde que nunca, parece la máxima que guía al político rupturista. El aspirante soberanista-independentista Rivas está en el argumento de toda la vida. Las cuentas reflejan privilegios, privatizaciones, sometimientos a los designios de Madrid, y cosas así.

Las cuentas volanderas y huidizas del socialista Mato pasaron en pocas horas de proyecto de presupuesto a cuentas de proximidad, con demasiadas carencias que corregir. Los representantes vecinales aportaron muchas y todas ellas más que razonables. Es verdad que no cabe todo en un presupuesto, pero sí es necesario que esté impregnado de la participación de los vecinos que lo sustentan.    

domingo, 16 de mayo de 2021

Recurso eólico marino

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 16 mayo 2021

Steven Pinker escribió: “El equipo que traiga al mundo energía limpia y abundante beneficiará más a la humanidad que todos los santos, héroes, profetas, mártires y laureados de la historia juntos”. Los legisladores españoles se han sumado a la propuesta  y el pasado día 13 aprobaron la Ley de Cambio Climático. Vamos tarde, afirma la ministra de Transición Energética, pero no hay marcha atrás. Los pasos orientados a favorecer la descarbonización y utilizar energías limpias y sostenibles serán firmes, aunque supongan –en demasiadas ocasiones- reconversiones industriales para las que España no está preparada. Nunca lo estuvo.

El asunto de moda estas semanas es el de la energía eólica marina. Homero nos enseñó que Eolo, el dios del viento, y sus cuatro hijos Boreas, Notos, Euro y Zéfiro, tenían su morada en las Islas Eólicas. Los investigadores gallegos apuntan un nuevo hallazgo. Eolo y descendientes debían tener segunda residencia en algún lugar entre cabo Finisterre y la Estaca de Bares. Esa es la franja marítima (afirman los técnicos lo que ya conocían los hombres de la mar desde que el Ortegal se levantó del fondo de los océanos) en la que “el recurso eólico es óptimo”. Vamos, dicho en plata, que soplan unos vientos que te descoyuntan las vértebras, levantan olas grises en la panza y blancas en las crestas y hacen crujir las cuadernas de los más robustos navíos. 

Después de considerar la distancia a la costa, profundidad, caladeros de pesca, áreas marinas protegidas, corredores de navegación y un montón de variables más, los últimos conocimientos indican que “la mayor franja sin restricciones (en la que instalar un parque eólico marino) se encuentra en la parte noroeste, frente a las ciudades de Ferrol y A Coruña”. Hay otras zonas de enorme potencial eólico, naturalmente, como la Costa da Morte, la franja entre la ría de Vigo y la frontera con Portugal, áreas de la Mariña lucense, y otras. Será por mar y viento, que en Galicia tenemos para empaquetar y exportar a medio mundo. Bueno, dicho en términos técnico-científicos: “esta región cuenta con los mejores valores de velocidad eólica marina de la Península Ibérica”. Y de todas sus islas y archipiélagos, añadiríamos desde aquí.

Tal vez pronto veamos molinos de viento reconvertidos en aerogeneradores a unas cuantas millas de la costa. Sus enormes palas las moverán las suradas cálidas y húmedas desde octubre a marzo y el nordeste seco y frío de abril a septiembre. Los vientos de la mar, desde las ventolinas hasta los temporales huracanados, pasando por las brisas, los vientos frescos y las borrascas, modelan las costas, cambian los climas y condicionan nuestras vidas. Tal vez nos ayuden a relacionarnos mejor con la naturaleza. Ojalá. 

domingo, 9 de mayo de 2021

Se busca

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 9 mayo 2021

El alcalde Lores, de la preciosa y paseable ciudad de Pontevedra, definió con exactitud el estado de la ciudad de Ferrol a ojos de un no ferrolano. Preguntado por las excelencias de su ciudad –peatonalización, limpieza, zonas verdes, calidad medioambiental, etc…- el alcalde Lores indicó que las otras ciudades gallegas tenían también un gran potencial, ¡incluso Ferrol!, apostilló en una sentencia que le salió del fondo del alma. Ese ¡incluso Ferrol! demostró al resto de Galicia que hasta una ciudad en declive podía tener alguna oportunidad de resucitar, aunque Lores explicó que tendría que ser aplicando medidas terapéuticas distintas a las empleadas en los últimos años.

Al presidente permanente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, le sucedió algo parecido recientemente. Según parece el presidente Feijóo llevaba doce años buscando a Ferrol y sus comarcas hermanas del Eume y Ortegal. Las tenía traspapeladas pero no se rendía. “Ferrol no se puede dar por perdido”, afirmó solemne, mientras muchos ferrolanos nos tentábamos las ropas y buscábamos espejos para comprobar que sí, que éramos nosotros y no nos habíamos perdido. ¡Qué susto!

Perdida está la política industrial autonómica y no parece que haya posibilidad de encontrarla ni con ese polo energético que pensaron para el polo septentrional que va desde las fragas do Eume hasta la Estaca de Bares. Perdidas se fueron las oportunidades e ilusiones de los más jóvenes y mejor preparados, tal vez para encontrarlas en otros lugares más acogedores. Perdidos los más de ochocientos habitantes del padrón ferrolano, el último año, junto a otros muchos de los veinte municipios de las tres comarcas. Perdida la posibilidad de volver a contar con la Escuela Naval (¡qué cerca estuvo!) y convertir la ciudad en el núcleo educativo de la Armada Española. Perdidos los ánimos necesarios para transformar la Mancomunidad -ocupada en unas cuantas funciones de escaso valor- en una potente y moderna Área Metropolitana. Perdidos, o al menos bastante alejados, los compromisos de mejores comunicaciones e infraestructuras; los trenes pasan de largo.

Ferrol fue desde finales del siglo XVIII una ciudad perdida y encontrada. Tanto padecía estados de euforia, crecimiento y expansión como caía en una profunda depresión, crisis y empobrecimiento. Los ferrolanos lo sabemos pero el presidente plenipotenciario Feijóo no. Tardó doce años en levantar la vista hacia la cara norte del golfo Ártabro y atisbar que por allí había un buen pedazo de esa Galicia vaciada que continúa perdiendo población a chorros. Ferrol está perdido en Galicia de la misma manera que Galicia está perdida en España. Núñez Feijóo dice que encontró un nuevo Plan Ferrol dentro del plan para resucitar a Galicia. Veremos. 

domingo, 2 de mayo de 2021

La ruta selfi

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 2 mayo 2021

Seis postes selfi, seis. Como en los carteles de las corridas de toros. Seis postes para hacerse cómodamente una foto, aunque con trampa, son los que colocó el gobierno de la ciudad naval. El avisado turista o el vecino de toda la vida podrán hacerse un selfi (selfie, autofoto o autorretrato, según los gustos) apoyando su dispositivo fotográfico -móvil o cámara- en un chulísimo poste de 2.000 eurillos de nada, pero eso sí, con un escenario de fondo inamovible. He aquí la trampa. Digamos que a cambio de que no se le disloque el hombro al autorretratado tendrá que apechugar con las vistas de un Ferrol orgulloso, ensimismado y casi eufórico (es broma). La ruta selfi, para la que no estaría de más hacer una cartilla como la del camino a Compostela, por ejemplo, tiene seis estaciones: los tilos de Armas con un edificio al fondo un tanto destartalado, Amboage, Herrera con el paisaje industrial más bonito del mundo según Torrente Ballester , el puerto de Curuxeiras, el Jofre y el Auditorio. Los dineros no dan para más, según parece, y no habrá posibilidades de tener postes selfi delante de la lancha de Mugardos, el mascarón de proa del Galatea, la estatua de Canalejas ni el monumento homenaje a los héroes de Brión. Qué le vamos a hacer.

El caso es que con esta ruta de los postes selfi el departamento marítimo ya tiene algo de lo que presumir. Una vez más. Es la primera ciudad gallega que coloca semejantes dispositivos desparramados por sus calles. Y ya era hora de que Ferrol fuese de nuevo la primera en algo distinto a ser la ciudad más envejecida, con mayor tasa de paro y presentar el padrón de habitantes más menguante. Qué lejos queda aquello de contar con la primera Alameda, uno de los primeros cementerios de España, ser la cuna del fútbol y los scouts y tener los primeros velocípedos, la primera en instalar galerías en las viviendas, y la de tener la mayor colección de anclas del mundo, la que primero tuvo telefonía sin hilos, y el primer teatro estable, y casas de baños flotantes, y ser los más adelantados en avances médicos e higiénicos, la única capaz de construir doce navíos en tan pocos años, la primera en cabeceras de prensa, cafés y sociedades de recreo, y hasta la primera en población de toda Galicia.

Las posibilidades de la ruta selfi son infinitas. Se podrán hacer carreras a ver quién consigue las seis fotos en menos tiempo; se podrán canjear por las 1.500 pesetas de Amboage si el autorretratado es nativo e incluso, en caso de interés, podrían cambiarse por las seis primeras millas del camino inglés a Santiago, ahora que estamos en años xacobeos. En poco tiempo su éxito será mayor que el de las rutas del Modernismo, las Meninas y la construcción naval. O tal vez no.