sábado, 28 de enero de 2023

Amanuenses

Escribanía de mar 

Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol (Ferrol ciudad), 28 enero 2023

 

En el lateral de un mercado municipal había unos puestos de madera en los que los escribientes escribían cartas para aquellos que no sabían. A un lado el escribiente sentado en un taburete al pie de un mostrador que hacía las veces de mesa. Al otro un soldado, una sirvienta, una madre, un campesino recién llegado a la ciudad, un marinero desembarcado. Eran analfabetos y pobres que querían comunicarse con los suyos y necesitaban de alguien que pudiera escribir una carta para enviar y leer la que acababa de recibir. La escritura, en la guerra, era algo más que una técnica, más que una herramienta de comunicación. Era el cordón que unía a las gentes separadas, especialmente las separadas por hambre, miseria y necesidad.

 

El pasado 23 se celebró el Día mundial de la escritura a mano. Lo sé porque vi la noticia pasar en el scroll de un noticiario europeo, aunque el presentador no hizo la más mínima mención a esta efeméride. En alguna página de internet se dice que es una iniciativa de los fabricantes de papelería y útiles de escribir, ante la decadencia de esta actividad en el mundo. Cada vez se escribe menos a mano. Hace ya tiempo que no se estila el recado de escribir en los cafés, como ya advirtió Ruano en su día. Los niños no necesitan los cuadernos de caligrafía con renglones pautados y letras modelo para repetir en cada página. En los ultramarinos ya no se emplean las imprescindibles libretas de fiar en las que el comerciante escribía, con letra primorosa, el género y el importe que compraban los vecinos al fiado. Se escriben muy pocas cartas y casi ninguna tarjeta postal. El oficio de amanuense pasó a peor vida. 

 

En la Estación Naval de La Graña hay un edificio que recibe el nombre de Amanuense como homenaje al noble cuerpo de escribientes de Marina. Sin la escritura no se podría alistar un buque, no se tendría inventario de sus pertrechos, no se apuntaría la existencia de víveres, no se dejaría constancia de las vicisitudes diarias en las hojas de servicios, no se enviarían mensajes a otras unidades. La escritura y la teneduría de libros fueron -y son- piezas sustanciales de una organización, juzgado, empresa o ejército; lo fueron hechos a mano y lo son con procesadores de textos o con programas de inteligencia artificial.

 

Ferrol, ciudad que fue letrada e ilustrada, de lápices, academias, libros y periódicos, bien puede acordarse de lo importante que es escribir a mano. No sólo porque fortalece la memoria, aumenta la capacidad de asociar ideas, ejercita la atención, mejora la concentración, estimula la agudeza visual y favorece la creatividad. Escribir a mano es como poner al cerebro a hacer gimnasia y eso ya parece una razón más poderosa que la de abandonarse en un algoritmo digital.

 

 

domingo, 22 de enero de 2023

Esperanza de vida

Escribanía de mar 

Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 22 enero 2023

 

Los datos son tenaces, objetivos, machacones. En conjunto reflejan los aspectos más significativos de la realidad social. Los datos demográficos, económicos, ambientales, sociales, expresan el resultado de la acción humana. Sobre todo cuando se sostienen en el tiempo en eso que llamamos un patrón estable, sólido, continuo. Eso sucede, desgraciadamente, en la siguiente afirmación: La esperanza de vida al nacer es en Ferrol la menor de entre las ciudades con más de 50.000 habitantes de Galicia. Y esto es así desde 2002, año en que comenzaron los registros por el Instituto Galego de Estadística.

 

La esperanza de vida es de 83,4 años en Galicia, con registros de 2021, frente a 83,3 años en España y 80,1 en la Unión Europea. Vivimos en una de las regiones que presentan mejores indicadores del mundo, algo muy positivo y revelador de un alto nivel de vida. La región de Madrid ha sido la que presentó la cifra más alta en el país, con 84,6 y Ceuta la más baja, 78,47.  El ranking de las ciudades gallegas ha sido, de menor a mayor, Ferrol: 81,04, A Coruña: 82,64, Pontevedra: 82,81, Ourense: 82,91, Vigo: 83,54, Santiago: 83,58 y Lugo: 83,76. Son números globales, aunque hay grandes diferencias entre hombres y mujeres; las mujeres viven, en promedio, 5 años más que los hombres.

 

Pero ¿por qué Ferrol presenta peores cifras que el resto de las ciudades gallegas? ¿Y por qué las presenta siempre, año tras año, de manera recurrente? La Universidad de Leicester, en Reino Unido, mantiene una línea de investigación sobre esta materia desde hace décadas y sostiene que dos causas son las que explican la mayor probabilidad de vivir más y mejor: un estilo de vida saludable y evitar patrones de vida sedentarios. Podría inferirse que en Ferrol hay peor calidad de vida que en el resto de las ciudades gallegas tal vez porque los ferrolanos se alimenten peor, respiren un aire más contaminado, beban agua de peor calidad o tengan una vida menos activa. O tal vez porque padezca un clima peor (más frío, más nieblas, más lluvia, menos luz) que otras ciudades del sur. O que la atención médica y sanitaria sea de menor calidad. Quien sabe si se puede aducir alguna explicación genética, aunque encontrar un patrón de ADN de un ferrolano de pura cepa sea metafísicamente imposible.

 

Estar a la cabeza de los datos negativos se está convirtiendo en una costumbre propia de lo ferrolano. La ciudad que pierde más población de las últimas décadas, la ciudad que presentó una cifra mayor de suicidios, la ciudad que tiene mayor tasa de pasivos frente a activos, la ciudad más envejecida. La que presenta menor esperanza de vida al nacer. La ciudad indefensa y decadente que busca -y no encuentra- un modo mejor de afrontar su futuro.

domingo, 15 de enero de 2023

Una biblioteca en dique seco

Escribanía de mar 

Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 15 enero 2023

 

Si uno teclea en un buscador el horario de la Biblioteca Municipal Central de Ferrol, la del Banco de España para entendernos, verá: de 09:00 a 13:30; actualizado por esta empresa hace una semana. Sin embargo, si entra en la web municipal podrá leer: Horario, de lunes a viernes de 09:00 a 14:00 y de 16:00 a 21:00. ¿Cuál es el verdadero horario? El de la mañana, naturalmente, el que mantiene la biblioteca abierta menos horas, el decadente. La biblioteca de Ferrol es una muestra más del devenir de la ciudad. Cada vez tiene menos personal, cada vez hace menos préstamos a domicilio, cada vez hay menos consultas en sala, cada vez tiene menos usuarios, cada vez acoge a menos lectores, opositores, estudiantes o escritores. La biblioteca municipal se parece cada vez menos a una “institución cuya finalidad consiste en la adquisición, conservación, estudio y exposición de libros y documentos” y desafía a los usuarios ferrolanos a buscar otras formas de mantener vivo su interés por la lectura. Los desafía, les cierra sus magníficas instalaciones en horario de tarde y se olvida de ellos incluso en un día tan señalado como el pasado Día de los Usuarios de Bibliotecas. En otras ciudades de Galicia lo celebraron con jornadas de puertas abiertas, visitas guiadas, talleres, premios a los usuarios más antiguos, regalos de libros y cosas así. En Ferrol homenajearon a los usuarios con horarios menguantes. 

 

Borges no daría crédito a que un prodigio que alberga palabras y sueños, una biblioteca pública, no estuviese abierta al público. Irene Vallejo, la mejor estudiosa de la historia de los libros y las bibliotecas, no vería con buenos ojos la impericia de una concejalía de cultura que se traduce en el desatino de ocultar el saber de los libros tras un candado. “Toda biblioteca es un viaje, suele decir, y todo libro es un pasaporte sin caducidad”. Un viaje del conocimiento que comenzó en las tablillas, rollos y papiros que atesoraban ritos religiosos, actas judiciales y augurios, continuó en las grandes bibliotecas -como la de Alejandro- en las que convivieron los saberes de griegos, judíos, egipcios e iranios sobre filosofía, botánica, leyes, literatura, y llegó, por fin, a la red electrónica con los sistemas URL que se abren en todas las ventanas digitales.

 

La historia nos enseñó cientos de maleficios contra los ladrones de libros e incendiarios de bibliotecas. En el Monasterio de las Puellas de Barcelona está escrito: “…que los gusanos de los libros les roan las entrañas… y cuando, finalmente, desciendan al castigo eterno, que las llamas del infierno los consuman para siempre”. Los responsables municipales de la desfeita de  la biblioteca deberían hacérselo mirar, por si acaso.

domingo, 8 de enero de 2023

Elecciones tipo arroz con leche

Escribanía de mar

Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 8 enero 2023

 

Ya está, ya se terminaron las fiestas, los papanoeles, las campanadas con uvas o sin ellas, los belenes, las cabalgatas de reyes con tractores chimpín y sin camellos y todo lo demás. El personal español ya puede ponerse a dieta y apretarse el cinturón. Las bombillas y adornos navideños volverán a sus almacenes. Toca volver a la rutina en los colegios, las empresas, los cafés. Todo vuelve a su ser, que diría el sabio, ¡excepto la clase política! Si es que no ganamos para sustos: ¡entramos en período electoral! A la pandemia, la invasión de Ucrania y el arreón de precios se suma ahora un año electoral. Municipales -otra vez-, autonómicas -dónde toquen-, y generales, cuando Sánchez vaya finalizando su mandato europeo. De todas, permítanme la confesión, las municipales me parecen las más cuquiñas, domésticas, de andar por casa. Especialmente en Ferrol, donde se asemejan a la cocina casera: predecible, rutinaria, siempre con la misma receta y siempre el mismo resultado. Aquí, mejor que en ninguna otra parte, se practica la alternancia con esmero, desde los tiempos de Quintanilla. Un alcalde de derechas, el siguiente de izquierdas. Gobierna el bloque progresista, el siguiente será el conservador. Así cada cuatro años, con precisión de reloj suizo.

 

En mayo veremos quien le saca brillo al bastón de mando. Los candidatos ya los tenemos dando vueltas por el palacio municipal, ocupando sus asientos en un pleno con tres alcaldes (Rey Varela, Suárez y Mato) y un eterno aspirante (Rivas) que continúa recitando su discurso soberanista a los cuatro vientos. Todos tienen experiencia política, ninguno quiere irse de allí gane o no y no pierden ocasión de manifestar que su mayor orgullo es ejercer su ferrolanismo sacrificándose por el pueblo departamental. Rey Varela firmó en su día un pacto con los ferrolanos para sacar a la ciudad del ostracismo y ganó con mayoría absoluta, aquí, en la Diputación, en la Xunta y en el Gobierno de España. Le sustituyó Jorge Suárez con los votos de la indignación y del sí se puede, con la promesa de recibir cada día a varios vecinos para oír directamente los problemas que les ocupaban. Ángel Mato, alcalde titular, volcó sus esfuerzos en el relanzamiento industrial de una comarca, asunto de su agrado pero que no está incluido en una agenda municipalista. El resultado de sus mandatos, muy parecido. Todos “ayudaron” a que Ferrol siga decreciendo, perdiendo población, convirtiéndose en una ciudad envejecida, con más clases pasivas que activas, sin capacidad de retener talento ni atraer inversiones. Ni siguiendo la receta ferrolana, de éxito contrastado, fueron capaces de cocinar un arroz con leche derecho y a la vía, con fundamento.