martes, 24 de febrero de 2015

Las Fragas do Eume, del desgobierno a la gestión participativa

Cuadrante de reflexión
Publicado en Economía Digital, edición Galicia, el 23 de febrero de 2015

Las fragas do Eume son el mejor ejemplo de bosque de tipo atlántico costero de Europa. Más de 9.000 hectáreas llenas de vida a ambos lados del río Eume, desde su nacimiento en la sierra do Xistral hasta su desembocadura en la ría de Ares. Robles, chopos, fresnos, castaños, alisos, más de 20 especies de helechos y más de 200 de líquenes aportan a sus laderas un clima húmedo y sombrío, propicio para la vida de anfibios –con algunas especies de salamandras endémicas-, azores, mirlos, halcones, nutrias, garduñas, jinetas, corzos, zorros, ciervos, tejones, y diferentes especies de peces. Esta elevada biodiversidad y su buen estado de conservación permitieron su declaración como parque natural en el año 1997. Hace, por tanto, 18 años de esto, los mismos 18 años que transcurrieron sin que se efectuase la regulación ambiental que indica la ley. Un intervalo de tiempo demasiado largo por el que pasaron diferentes gobiernos nacionales y autonómicos, variopintos alcaldes por los municipios que tienen terrenos incluidos en el parque: As Pontes, Monfero, A Capela, Cabanas y Pontedeume, y varios gobiernos en la Diputación de A Coruña. Tan largo que dio tiempo a que la naturaleza, la mano del hombre y el desgobierno, permitiese algún que otro vertedero ilegal, la concentración de basuras en algunos puntos, la invasión de especies foráneas (eucaliptos y pinos) prácticamente a cota de río y el despropósito de asistir a un importante incendio en el año 2012 sin contar con un plan contraincendios, sus correspondientes protocolos de emergencia y los medios adecuados para hacerle frente. Este fue el escenario en que se desarrolló (como una “tierra sin ley”) este extraordinario parque natural.

Hace pocas fechas, tal vez por aquello del despertar cercano a las elecciones, la Consellería de Medio Ambiente de la Xunta de Galicia decidió que ya era hora de contar, después del prolongado letargo, con un “Plan Reitor de Uso e Xestión”, como manda la ley. Convocó a los alcaldes, representantes de la Diputación, asociaciones de propietarios en que se han agrupado los vecinos (está en manos privadas más del 80% de la superficie total del parque), y demás entidades implicadas, a una reunión de presentación del documento de más de 150 páginas en el que se describe el parque, sus características, su valor, y las zonas de que está compuesto. Las que pueden destinarse a usos agropecuarios, de repoblación de madera de crecimiento rápido, de pastos, la red fluvial, las fragas y la reserva natural. Quiero pensar que el documento estará basado en el conocimiento técnico que aportarían los especialistas universitarios, expertos de referencia y las asociaciones ecologistas. Ya sería el colmo de la inoperancia que no se hiciese así. Pero aún en este supuesto a los políticos responsables de su presentación no se les pasaba por la cabeza, ni por asomo, encontrarse con que los propietarios y alcaldes tienen la ocurrencia de que quieren ser tenidos en cuenta, quieren participar en la gestión del parque y no desde ahora, sino que quieren ser partícipes en la elaboración del plan desde su comienzo. ¡Qué desfachatez! Unos ciudadanos que, casualmente viven allí y son los dueños de buena parte de las tierras, que quieren participar en su regulación ambiental y en los usos que de ellas pueden hacer.

El desencuentro es total. Ahora se están celebrando reuniones por concellos, asambleas de propietarios, los grupos ecologistas manifiestan su desconcierto, alcaldes militantes del propio partido que gobierna que dicen no estar de acuerdo en nada de lo que se dice en el plan, propietarios que manifiestan su indignación...y por eso están presentando centenares de alegaciones a un texto del que no se sienten partícipes.

Las formas de entender la relación público-privada, representante-representado, están cambiando a gran velocidad. Justo la que no han tenido los diferentes gobiernos al acometer la regulación de estas fragas. De un entorno natural al que se añade el patrimonio arquitectónico y cultural: monasterios de Caaveiro (del año 934) y de Monfero, los castillos de Andrade, Narahío y Moeche, las iglesias románicas de San Miguel de Breamo y Santa María de Doroña, y el casco histórico de la villa de Pontedeume. El patrimonio etnográfico: ferrerías, molinos. El patrimonio arqueológico, con diferentes mámoas y castros. En suma, de una zona con especial valor que puede ser fuente de riqueza natural, forestal y turística, además de pesquera e hidroeléctrica.

El parque natural Fragas do Eume tiene que tener aprobado su plan de uso y gestión. Un plan que debe velar por su conservación y al mismo tiempo posibilitar que los propietarios se sientan “tratados con la misma consideración que los demás vecinos de otros parques naturales de España”, según algunos manifiestan. Y tiene que hacerse ya, antes de que pasen otros 18 años de penuria y desgobierno. Pero hay ahora un nuevo entorno, diferente al de los años noventa. Aquel en el que los ciudadanos que pagan sus impuestos y eligen a sus representantes, quieren ser partícipes y garantes del buen uso de los recursos. De los privados, porque son propietarios. Y de los públicos, porque son patrimonio de todos, y ya se ha visto que dejarlo únicamente en manos políticas trae malas consecuencias. 18 años de desgobierno y malas consecuencias.

lunes, 23 de febrero de 2015

Cónclave en Caaveiro

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 22 de febrero de 2015

A mi me parece una buena idea. Hacer un cónclave (cerrar con llave) con todos los implicados en la aprobación del Plan Reitor de Uso e Xestión (PRUX) de las Fragas do Eume, en el Monasterio de Caaveiro. El asunto consistiría en reunir en el monasterio a representantes de la Xunta, la Diputación, los cinco ayuntamientos afectados (Pontedeume, Cabanas, A Capela, Monfero y As Pontes), y las asociaciones de propietarios, acomodarlos debidamente y no permitirles salir de allí hasta que lleguen a un acuerdo sobre un plan que tenía que estar aprobado hace ¡18 años! ¡Un auténtico despropósito!, que se da especialmente en aquellos casos, como el presente, en el que tienen que intervenir varias administraciones y chocan con los intereses de los propietarios particulares. Ustedes estarán al tanto, por las páginas de este periódico, de lo infructuosas que están siendo las conversaciones desde que en la Consellería de Medioambiente alguien se acordó de que proteger las más de 9.000 hectáreas del parque natural debía ser algo importante y sacó del cajón un nuevo texto para su aprobación. Y ya, en las primeras reuniones, el desencuentro con los concellos, los vecinos y propietarios del 80% de los terrenos, y las asociaciones ecologistas vuelve a ser total. El panorama es caótico. Unos dicen que están suficientemente claros los aprovechamientos forestales, hídricos y turísticos, y los otros les acusan de que se trata de una expropiación encubierta. Unos se quejan de que no están fijadas las compensaciones por no poder plantar madera de crecimiento rápido y reciben la contestación de que, con la nueva propuesta, todos saldrán ganando. Y así van las cosas... 

El tema daría para unas risas si no estuviésemos hablando de las Fragas do Eume, el mejor ejemplo de bosque de tipo atlántico costero de Europa. Una fraga llena de robles, chopos, fresnos, más de 20 especies de helechos y de 200 tipos de líquenes, en la que viven peces, anfibios, aves y mamíferos en las riberas del Eume a lo largo de más de 80 kilómetros, desde la sierra de Xistral hasta la ría de Ares. Un parque extraordinario en el que se encuentran los monasterios de Caaveiro (del año 934, nada menos) y Monfero, los castillos de Andrade, Narahío y Moeche, y varias iglesias románicas, además de un importante patrimonio arqueológico y etnográfico. Quiero decir, uno de los más importantes espacios naturales y culturales existentes en Galicia. Por eso, tanto las administraciones como los propietarios tienen la obligación, no sólo el deber, de entenderse y tratar de impedir que vuelva a producirse un incendio como el del 2012, o que la fraga se invada con especies foráneas. ¡A que ya le están viendo la utilidad a eso del cónclave!

domingo, 15 de febrero de 2015

Esculturas

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 15 de febrero de 2015

A principios del siglo XX, en pleno auge del modernismo, España tuvo un episodio de fiebre por colocar esculturas. A Julio Camba, uno de los grandes del periodismo, aquello no le gustaba, y decía que padecíamos de iconomanía. Dejó escrito: “El afán de levantar estatuas en todas partes y a todo cristo nos obsesiona, volviéndonos locos. ¡Y qué estatuas, dios de dios, las que levantamos! Nos dan el retrato físico del hombre pero no nos sugieren la menor idea del genio”. No es que Ferrol siguiese su dictado cien años más tarde, pero es verdad que se quedó rezagada con relación a municipios de su tamaño que sí las han colocado. Ahora, con varias presentaciones de por medio (en esta ciudad es imprescindible que los proyectos, para que sean creíbles, se presenten varias veces, con varias ruedas de prensa con muchos meses de intervalo entre unas y otras) se vuelve a anunciar que sí, que esta vez va en serio, que se colocarán esculturas de tamaño natural de personajes ilustres. Y se empezará por el monarca Carlos III, gran impulsor del Ferrol naval en el siglo XVIII, y el sobresaliente político, economista, jurisconsulto y gran orador José Canalejas.

Hagamos juntos, si les parece, un breve recorrido por las ciudades vecinas. Así, de memoria, soy capaz de acordarme del propio Carlos III vestido de cazador y apoyado en su escopeta al pie de la Torre de Hércules, aguardando a que se hagan con él un autorretrato los turistas. De Valle Inclán paseando por Pontevedra o sentado en un banco en la alameda santiaguesa. Del gran Cunqueiro sentado en Mondoñedo, mirando a la catedral, o sentado también en la plaza do humor coruñesa, justo enfrente de Castelao. Y de Ánxel Fole, en el centro de Lugo, o el mismísimo Julio Verne sentado sobre un pulpo gigante al lado del náutico de Vigo. Hay también esculturas de personajes más populares o costumbristas, como la del piloto Reverter con su coche de carreras y la vendedora de leche en Ourense; la rianxeira en Rianxo; la señora que da de comer a las gallinas en Pontevedra, las Dos Marías cogidas del brazo en Santiago, o las catalinas bañándose en la playa de Riazor. Seguro que ustedes conocerán algunas más. Incluso es posible que hayan ido a charlar un ratito con Torrente Ballester al café Novelty de Salamanca, en el que le han sentado en su sitio de costumbre.

Se trata de una buena iniciativa. Lo digo ahora que Camba no nos escucha y no puede refunfuñar porque le han hecho una escultura en su Vilanova de Arousa natal. Sería bueno ver Ferrol adornado y cuidado una vez finalicen las interminables obras. Y también lo sería ver que se respetan las esculturas que ya existen sobre pedestal: la de Sánchez Barcáiztegui, la de Jorge Juan, la de Concepción Arenal...

viernes, 13 de febrero de 2015

Demasiada carga emocional para Pablo Iglesias

Cuadrante de reflexión
Publicado en Economía Digital, edición Galicia, el 13 de febrero de 2015

Había encontrado ya su definición de patria. Le llevó un tiempo, de tan atareado que estaba junto a sus compañeros de ejecutiva organizando la concentración en Madrid que marcará un antes y después en la vida de la gente. Y ahí descubrió que la patria es gente, no es un pin, ni una pulsera, ni un himno sin letra, ni una bandera. La patria es la gente. Tampoco es una marca, la marca España. “No es una marca porque España no se vende”(sic). España es la gente. Y la gente es...La concentración fue un éxito, la moral de Pablo Iglesias por las nubes y las pulsaciones a cien.

Días más tarde, todavía sin volver a su estado de reposo, la encuesta del CIS le vuelve a sobresaltar. Es preciso tomárselo en serio. No es lo mismo encauzar la indignación de amplias capas de la gente que ser una alternativa de gobierno. Primeros en intención de voto. Y sólo con un discurso y un movimiento cívico. Construyendo todo lo demás, el partido y el programa. Al borde del colapso.

En esas estaba cuando buena parte del proceso constructivo se vino abajo. Más emociones, esta vez causadas por impactos negativos. En muy pocos días su compañera Tania Sánchez abandonó Izquierda Unida pero se negó a entrar en Podemos. Ante las cámaras, arropada por los suyos y en varias ocasiones, repitió aquello del No, punto. No entraremos en Podemos, punto.

Miles de personas, de gente, se unieron en las redes bajo la etiqueta #NoPodeis. En su propio terreno, tal vez donde más le duele. Su compañera le dice no y en las redes sociales le dicen no. Como también le están diciendo no a Monedero, y tocarle a Monedero “es como tocarme a mi”, dijo Iglesias. En Plaza Podemos el rechazo de muchos inscritos en el partido político (o en el movimiento cívico, todavía) está generando un desgaste interno propio del rifirrafe inherente a los otros partidos, a los de la casta que no son gente.

El camino no es fácil. Nadie dijo que lo fuera y Pablo, como empleado público y profesor universitario que es, tendría que saber que la implicación política y la posibilidad de gestionar el dinero de todos lleva consigo una importante carga emocional. Tiene a su favor las encuestas, a muchas miles de personas (eso es lo que es la gente, Pablo, personas) indignadas ante tanto recorte, tanto nepotismo, tanto apoltronamiento, tanta reducción salarial, tanto copago, tanto desempleo, tanto sobresueldo de unos pocos, tanto paseo a Suiza y Andorra, y tanta risa floja en el hemiciclo cada vez que se toman medidas que aprietan más a los ciudadanos (también se puede definir así a la gente) en aras de la alabada austeridad. 

Pero todavía tiene un partido que construir. No es suficiente con inscribirlo. Hay que conformarlo, organizarlo, territorializarlo, asentarlo por todo el país y dotarlo de un programa. Que recoja medidas concretas, claras, útiles, que se puedan presupuestar y sean ejecutables. Un programa para darlo a conocer a todos los ciudadanos, y no un discurso que consista en decir a todo que se hará lo que diga la gente. Ni siquiera los ciudadanos, ni las personas. “Se hará lo que quiera la gente”.

Por este camino a Pablo Iglesias le hará falta una sobredosis de control emocional que le permita manejar la tensión de los nuevos tiempos. Se los está marcando Hacienda, su pasado en América, el tic-tac copiado a Chávez, sus compañeros Errejón y Monedero (dos semanas sin aparecer, y a ver cómo aparece), su gente en internet, alguna encuesta que indica que ya llegó a su techo, y el propio proyecto que todavía tiene que transformarse, de verdad, en una opción política que pueda ir más allá de recoger (con razón) la indignación de millones de españoles.

domingo, 8 de febrero de 2015

La Escuela Naval Militar sería bienvenida

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 8 de febrero de 2015

Pues sí, me refiero a la Escuela Naval Militar asentada desde mediados del siglo XX en Marín. Estoy seguro de que comparten conmigo la idea de que Ferrol sería una plaza idónea para volver a ubicar (ya estuvo a finales del siglo XIX) la sede de la escuela en la que se forman los oficiales de la Armada. Se sumaría a la ESENGRA (en la Base Naval de A Graña) y a la Antonio de Escaño, el centro de especialidades por el que pasan más alumnos, según vemos en la web de la Armada. Sin duda alguna, la Escuela Naval Militar dispondría en Ferrol de todas las instalaciones necesarias para el mejor de los adiestramientos de los guardiamarinas: edificios, residencias, instalaciones propias para el adiestramiento militar y deportivo, el Arsenal, una ría navegable todo el año..., además del astillero Navantia y los diques del Arsenal para el mantenimiento del Buque Escuela Juan Sebastian de Elcano. Por otra parte, dada su actual condición de formación universitaria superior equiparable a los estudios de ingeniería, el campus ferrolano podría impartir la formación que se hace ahora en colaboración con la Universidad de Vigo.

Este traslado solucionaría muchos problemas actuales y paliaría otros. No digo que no tuviera un coste y que no fuese necesario un período de reflexión y estudio en profundidad, algo que siempre se hace en el seno de la Armada. Pero de entrada podría solucionar para décadas el problema formidable en el que está metida la Autoridad Portuaria de Marín, a la que el Tribunal Superior ya ordenó en reiteradas ocasiones derribar nada menos que 300.000 metros cuadrados de rellenos que se ganaron al mar de forma ilegal sobre los que están asentadas ahora varias empresas. Terrenos que fueron rellenados de acuerdo a un plan del año 2000, declarado ilegal, que venía a tratar de solucionar el problema de espacio del que se lleva hablando desde la década de los 80. En aquel momento, solo 40 años después del traslado allí de la Escuela Naval, se cuestionaba ya la idoneidad de la instalación en una zona que limitaba la posible expansión del puerto de Marín, como así se ha comprobado en esta última etapa.

Marín, el puerto de Pontevedra, tendrá que dar solución a las sentencias judiciales una vez que terminen su recorrido procesal, lo que le pondrá en la disyuntiva de devolver al mar el terreno ganado ilegalmente y a su vez necesitará nuevos espacios para continuar creciendo. La Armada perfeccionaría su plan estratégico de concentrar sus servicios, instalaciones y dependencias, y que mejor lugar para hacerlo que Ferrol. Y la ría de Pontevedra se vería libre de muchos metros cúbicos de hormigón, algo que beneficiaría a una ría altamente degradada.

viernes, 6 de febrero de 2015

El comercio local tiene futuro

Cuadrante de reflexión
Publicado en Economía Digital, edición Galicia, el 6 de febrero de 2015

Los resultados del 2014 han sido positivos por primera vez desde el 2007. El comercio al por menor creció un 1% en España, haciendo el subcanal pequeñas cadenas un 1,6% y el de tiendas unilocalizadas un 0,2%. En Galicia el resultado fue de empate con el 2013, pero debemos ver en este resultado la ruptura de la serie negativa de los últimos años. Se trata, sin duda, de un buen resultado en un segmento, el del comercio minorista, que pesa un 5,3% del PIB, el mayor dentro del total comercio (12% del PIB). La hostelería, por su parte, supone el 7% del PIB.

Son muchos los factores que inciden en el comportamiento de este canal de ventas. Contribuyeron al resultado positivo la buena campaña navideña, la disminución de los precios (más rebajas, más promociones) el gran incremento del turismo (más consumidores con mayor poder de compra) y el aumento de la confianza de los consumidores. Todo esto ayudó a paliar algunas de las variables más negativas que soportaron los comerciantes, como las subidas de impuestos y costes de servicios básicos, la necesidad de ofertar precios más bajos (reducción de sus márgenes), y las adaptaciones de sus negocios a cambios necesarios como el uso de nuevas tecnologías, el pago de rentas actualizadas (en muchos casos) o las modificaciones derivadas de leyes y ordenanzas municipales (sanitarias, ruidos, ornato de fachadas...).

Pero es también relevante el cambio sustancial (que llegó para quedarse) en el comportamiento de compra del consumidor. La compra menos impulsiva, más racional y ajustada a las necesidades reales y a la capacidad de compra, se consolidó. De los análisis de compra, los estudios de campo y la revisión de los tickets, se deduce: “la cesta sustituyó al carro”, lo que favorece (y lo hará en mayor medida en el futuro) la compra en las tiendas cercanas, de proximidad, las incluidas en el epígrafe de unilocalizadas.

El comercio local, sumado a la hostelería tradicional, constituyen dos de los canales que presentan una relación comercial más sostenible, especialmente en las ciudades medianas o pequeñas, la inmensa mayoría de las españolas. Apostar por este tipo de comercio (junto a otras razones) es hacerlo también por fijar la población en los centros históricos y los barrios más poblados. Las ciudades que así lo hacen (Pontevedra es el caso más significativo en Galicia) no desplazan a su población a urbanizaciones alejadas que a su vez necesitan un gran número de desplazamientos en coche para acceder a centros comerciales o volver al casco histórico. Problemas residenciales, de tráfico, más espacios para aparcamientos, contaminación del aire y acústica, y mayor inversión de tiempo en hacer las compras, son evitables cuando en los centros de las ciudades y los barrios anexos, se mantiene la población residencial con todos los servicios que se necesitan a mano.

Es importante contar con un comercio local que ofrezca un servicio de alta calidad a turistas y visitantes; y que los mercados de abastos y tiendas tradicionales se continúen aprovisionando con productores locales. Mantener activos los negocios que inspiran confianza, permanentes, cercanos, amplía y complementa la oferta que proporcionan las grandes cadenas de distribución y los centros comerciales. Son una pieza clave de nuestra economía y de nuestro modo de vida.




domingo, 1 de febrero de 2015

Firmas

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 1 de febrero de 2015

Estamos en año electoral por lo que oiremos repetidamente la palabra participación. Los partidos políticos prometerán reformas para hacer las instituciones más participativas; es el caso del presidente de la Xunta, que promueve ahora una ley de participación en el Parlamento. O el de los que han hecho oposición, como el PSOE, que acusa a los gobernantes de no haber permitido la participación ciudadana en estos años y se acuerdan a última hora de volver a prometerla. También el de las nuevas formaciones políticas, caso de Podemos, que basa su modelo organizativo en una especie de estructura asamblearia participativa con el núcleo de actividad en los círculos de ciudadanos. En fin, escucharemos muchos modelos, algunas propuestas y, probablemente, pocos avances en esto de la participación de los ciudadanos.

En Ferrol los vecinos son muy conscientes de esto. Y también de que se cuenta con un reglamento de participación ciudadana y con la correspondiente concejalía del ramo. A pesar de ello y, tal vez por el escaso éxito de estos mecanismos legales, los ferrolanos demuestran estar especialmente sensibilizados ante los representantes políticos en los últimos años. El caso es que en la ciudad naval se ha asentado, más que en ninguna otra de las siete ciudades grandes de Galicia, la práctica de acompañar las propuestas con recogida de firmas. Pliegos de firmas con la finalidad de cambiar proyectos municipales: de los vecinos de Canido para pedir cambios en las obras; del Ateneo en defensa de su espacio, para no compartirlo con otras entidades; firmas contra el proyecto de reforma de la segunda fase del Hospicio; para que no se instalasen antenas de telefonía móvil en zonas históricas; contra el corte de tráfico en Irmandiños en vísperas de una campaña navideña; ante diferentes proyectos de remodelación de la plaza de España; e incluso se anuncian contra la ORE, aunque todavía no esté en vigor. Otras recogidas de firmas con un cariz más social: el caso de los vecinos de Ferrol Vello que solicitaron una reducción del IBI mientras el barrio estuviese en estado calamitoso; afiliados del sindicato CC.OO. para reclamar la readmisión de su abogado despedido; o de trabajadores de Navantia en apoyo a los operarios censurados por el CNI. O firmas que determinan una posición ante administraciones estatales: para pedir mejoras en el servicio y el mantenimiento de FEVE; para que el trazado del tren a Caneliñas no cruce sobre la ensenada de A Malata; o para conseguir el reconocimiento del Ferrol de la Ilustración como Patrimonio Mundial.

Es una forma de participación extendida, ampliamente utilizada por el tejido social y ciudadano de Ferrol. Válida como cualquier otra. De su eficacia hablaremos otro día.