domingo, 26 de febrero de 2017

Contaminación de las gentes políticas

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el  26 de febrero de 2017

Cuando nadie hablaba de ecología porque no estaba de moda y, tal vez, el concepto no estaba del todo formado, surgieron adelantados los textos de Miguel Delibes. El gran periodista y escritor vallisoletano alertaba en la España preconstitucional de 1975: “esto de la contaminación -que los españoles asumimos con humor y cierta dosis de reticencia- es no sólo un hecho, sino un hecho muy grave, tal vez el más grave con que hoy se enfrenta la humanidad”. El maestro Delibes, preciso y pulcro en la utilización del castellano como pocos, dedicó su discurso de entrada en la Real Academia Española a explicar cuál era su sentido del progreso y cómo un comportamiento progresista pasaba por “establecer las relaciones hombre-naturaleza en un plano de concordia”. Déjenme que insista, don Miguel escribía esto en 1975.

La Ría de Ferrol está contaminada. Muy contaminada. El Club de Prensa en su última Conversa no Parador, echó mano de la sabiduría de Victoriano Urgorri, catedrático de Biología Marina de la Universidad de Santiago y director de la Estación de Biología Marina de la Graña. El profesor Urgorri (quiere que se le llame Vituco) es, además, ferrolano de la Cabana y experimentado submarinista. Yo me atrevería a decir, después de escucharle, que Vituco Urgorri es el científico que mejor conoce la ría de Ferrol, en superficie y en profundidad, desde los análisis biológicos y desde las inmersiones en todos sus recovecos. Su conocimiento le permite emitir un dictamen sin titubear: la ría, este maravilloso valle inundado por el mar, está atiborrada de metales pesados y contaminantes orgánicos. La contaminación industrial llenó los fondos marinos de lodos cargados con cobre, mercurio y plomo. Los vertidos de la ciudad aportan diariamente ingentes cantidades de aguas fecales y materia orgánica. De las escorrentías bajan nitratos y fosfatos de los labradíos. Y a todo ello hay que sumarle los obstáculos físicos como espigones, rellenos y diques, barreras que cambiaron la configuración de las corrientes e impiden que las aguas entren francas. El panorama es desolador, dice el biólogo-submarinista: “lo que se ve en el fondo es inconcebible”. 

Oiga, profesor, ¿y es factible pensar que estos tóxicos, si son consumidos a través de alguna vieira o choco, puedan afectar especialmente a las gentes de la política? La pregunta la hizo un sabio tertuliano con aire retórico. La respuesta, afirmativa, es la única que puede explicar cómo todos los gobiernos municipales, sin excepción, han permitido y permiten la transformación de un tesoro natural en un lodazal contaminado. ¡Qué bueno sería que, al menos alguno de ellos, se asomara a las páginas de Delibes!

domingo, 19 de febrero de 2017

La cuna de las fragatas

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 19 de febrero de 2017

En el programa de fiestas de 1961 se reproduce un artículo titulado Memorias de El Ferrol, escrito por Álvaro Cunqueiro originalmente para la revista Bazán. Cunqueiro define allí a Ferrol como un navío de la Ilustración anclado en un paisaje romántico y antiguo. En otra parte, el escritor mindoniense criado en los paisajes agrarios y forestales de la diócesis, declara su admiración por la destreza de construir barcos. Lo dice así: “Entre los más altos oficios humanos está el de constructor de naves, ya carpintero de ribera el que las construye, ya ingeniero naval”. Y en esto, ya se sabe, Ferrol desempeña un magisterio antiguo, sabio, que alcanza posición de excelencia en la construcción de fragatas.

La fragata, puede leerse en los cuadernos al pie de sus maquetas en el Museo Naval, es un buque de guerra que se desarrolla en los siglos XVII y XVIII. Similar al navío, pero más raso y fino, dotado de una sola batería corrida con entre 40–60 cañones, y arbolado con tres palos. Era un tipo de buque ágil, rápido, adecuado a labores de exploración, descubierta, vigilancia o estafeta. Un perfecto escolta, también para flotas mercantes en tiempos de paz. La Armada española no tenía fragatas y en sus arsenales y astilleros no se conocía la técnica necesaria para su construcción. ¿Qué hacer? Lo habitual en esos casos. Espiar y copiar. En 1748, en una misión del más puro espionaje industrial y militar –“de amplios vuelos, dicen las crónicas”-, se envió a Jorge Juan a Inglaterra con dos objetivos. El primero, aprender y conocer a fondo la técnica inglesa utilizada en sus mejores buques, y el segundo, contratar a técnicos competentes para “implantarlos” en nuestros astilleros. Dicho y hecho. En 1750 ya se contaba en Ferrol con los planos necesarios y formaban parte de la nómina del astillero los señores Richard Rooth, constructor, Thomas Hewer, ayudante y James Turner, ayudante, los primeros de una larga serie de profesionales que se asentarían más adelante.

La historia, a partir de aquí, es conocida. En 1792 la flota contaba con 50 fragatas de un total de 280 buques. Los siglos siguientes vieron como en Esteiro se construían fragatas de hélice, fragatas blindadas y, en el siglo XX, las fragatas lanzamisiles. Cinco del tipo F70 – Baleares, en los años 70; 6 del tipo F80 – Santa María, en los 80; y cinco F100 – Álvaro de Bazán, a principios del siglo XXI. Ahora se está desarrollando la nueva clase F110. Se construirá una nueva escuadrilla en Ferrol, la cuna de las fragatas, y se construirá bien. Para eso se jugó el tipo Jorge Juan, en su día, haciéndose pasar por vendedor de libros. ¡Qué gran historia si cayese en las manos del mago ilustrado Álvaro Cunqueiro!

lunes, 13 de febrero de 2017

De la transparencia al diálogo

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 12 de febrero de 2017

Las administraciones públicas han vuelto a suspender en transparencia. Se mire por donde se mire, sean los resultados de las auditoras y organizaciones internacionales o sea la valoración de los ciudadanos a través del índice de Confianza Ciudadana, las notas no alcanzan el aprobado. Hay una única excepción, la Monarquía, pero los ayuntamientos, partidos políticos, Congreso y Senado, ministerios, parlamentos autonómicos, y demás órganos de representación, son percibidos -y valorados- como instituciones que han progresado, que cada vez comparten más información y de mejor calidad, pero que todavía es insuficiente y no llega a alcanzar los estándares europeos.

El cambio, es preciso reconocerlo, se está produciendo desde la aprobación de la Ley de Transparencia y la puesta en marcha de los portales web sobre los que puso su empeño la vicepresidenta todoterreno Sáenz de Santamaría. Unas herramientas imperfectas, mejorables, poco amigables para los usuarios y con contenidos un tanto raquíticos, que tratan de dar respuesta a una demanda ciudadana y una obligación política. Los representantes públicos, ya se sabe, deben “decir lo que hacen y hacer lo que dicen” en todo momento, con rigor y seriedad.

Los tiempos actuales exigen dar más pasos. La transparencia, junto a las mejores prácticas en comunicación y participación ciudadana, no son ya un objetivo a alcanzar. Forman parte de la propia praxis y tienen que utilizarse y desarrollarse mucho más. Ahora se necesita poner en práctica una nueva técnica, desconocida por las gentes de la política: el diálogo. El diálogo entre adversarios, el diálogo que permita entablar negociaciones y llegar a acuerdos, el diálogo bidireccional, aquel basado en la escucha, en la búsqueda de consensos. Torrente Ballester lo explicaba así: “La política no es arte de rigidez, sino de flexibilidad. El tira y afloja, el doy para que des, el retrocedo dos para ganar uno, han constituido siempre los supuestos elementales de su táctica…”.

La obligación de dialogar de una forma eficiente y productiva cogió con el pie cambiado a toda la clase política española, incluidas las formaciones autocalificadas como de nueva política. Las urnas les complicaron la vida. Ya no vale la repetición de los argumentos -cada vez con un tono de voz más alto- para convencer a los demás. Ya no vale dirigirse a la ciudadanía a través de un plasma, ni poner el programa político como condición sine qua non, ni fijar posiciones con la premisa de que se van a hacer sí o sí.

A la corporación ferrolana se le atragantó el diálogo desde el primer día, hasta el punto de que han recurrido a los tribunales de justicia para que les ilumine y enseñe el camino a seguir. Veremos.

domingo, 5 de febrero de 2017

La moda vendrá de Esteiro

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 5 de febrero de 2017

Ya no vendrá de París, ni de Milán. La moda se creará en Esteiro y de allí se exportará al mundo. Atentos al nuevo centro creativo que acaba de nacer en el Campus Industrial de la Universidad de A Coruña. Fue un lunes de enero, un día que los matemáticos habían pronosticado como el día más triste del año y, con esa predicción, inundaron las redes sociales. En Ferrol se equivocaron, aunque esto es lo normal, ¡a ver quién acierta algo en nuestra ciudad! El caso es que el rector Julio Abalde y la vicerrectora Araceli Torres, se encargaron de chafarle el día a los agoreros y lo convirtieron en uno de los más importantes y prometedores de los últimos años. La Universidad continúa su trayectoria de contribuir a hacer ciudad, a generar talento, a mejorar la condición ciudadana. Ahora lo hace a través de la ampliación de nuevos grados y másteres, en las especialidades de moda, videojuegos, diseño e informática industrial, siendo, a mi juicio, de especial relevancia el Grado en Gestión Industrial en Moda.

Los futuros estudios en Moda abarcarán todas las facetas de la industria: diseño, producción, comercialización, distribución, aprovisionamiento, sostenibilidad económica y ambiental, reputación y responsabilidad social. Y, es de esperar, que lo hagan para todos sus componentes: textil, calzado, complementos, joyería y demás. Es decir, para el conjunto de uno de los sectores más importantes de la economía española (7.854 empresas del sector textil) y especialmente relevante en Galicia, que cuenta con más de 800 empresas textiles, con unas ventas de más de 1.400 millones de euros, siendo la quinta región de España que más invierte en prendas de vestir.

La expectativa es positiva para el sector. Se estiman crecimientos del 10% para los próximos cinco años, incluidas las exportaciones, en las que las industrias gallegas crecen más del doble que las del resto de España, según el Foro Económico de Galicia. Vendemos más y pronto, con los nuevos titulados de Esteiro, venderemos mejor. 

Pero la oportunidad puede ser todavía mayor. Sólo es necesario que las administraciones trabajen conjuntamente para generar sinergias alrededor de esta especialización. Congresos, intercambios, prácticas en empresas, seminarios residenciales, desfiles, exposiciones y todo un amplio abanico de negocios que orbitan alrededor del mundo de la moda; fotografía, audiovisual y escaparatismo, por citar algunas. Y es que ya lo dijo el padre Benito Feijoo, el fraile ilustrado del siglo XVIII, en un ensayo magistral: “…antes el gusto mandaba en la moda, ahora la moda manda en el gusto…aunque aumente infinito el gasto”. La moda dicta los looks que vestiremos. Esteiro tendrá la última palabra.