domingo, 31 de octubre de 2021

El sueldo del alcalde

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 31 octubre 2021

Quedan en la terraza de siempre a la hora de siempre. Con normalidad. Y tranquilidad. Se sientan en una mesa las mujeres, Nenucha, Chuca, Chata, Calucha, Chitola y Cachita, y en la de al lado sus maridos, Chundo, Moncho, Juancho, Pancho, Gelucho y Tonecho. Con la disposición de siempre, que esta costumbre de sentarse así no la impuso ningún virus malandrín. Los hombres a su conversación y las mujeres a la suya, atentas además a la de los maridos, la mesa del otro lado, las redes sociales y los comentarios con Chente, el camarero-amigo de toda la vida.

Cuarenta mil euros tiene de sueldo el alcalde, dice Moncho, profesor de filosofía. ¿Es mucho o poco?, se pregunta. Pues depende, se contesta. Todo es relativo. Según la prensa los alcaldes de Pontevedra, Vigo, A Coruña, Lugo y Ourense cobran alrededor de los setenta mil. El de Santiago, cincuenta mil, y el de aquí los cuarenta mil eurillos del ala. Y ¿en relación a qué indicadores se fija el sueldo de un alcalde? Menuda pregunta. Pancho, que trabajara en la Caja de Ahorros, opina que debería hacerse una escala con los PIB’s de cada ciudad; con la riqueza que aportan. Chundo, que fuera titular de una librería, dice que tendría que baremarse por población. Juancho, antiguo contramaestre, sostiene que habría que escalafonarlos y pagarles en función de cómo mandasen las tropas municipales (funcionarios, contratados, etc…). Para eso les dan el bastón de mando. A Tonecho, anticuario jubilado, le parece que lo mejor es la ejecución del presupuesto anual: a cuánto asciende y en qué porcentaje se cumple. Gelucho, delineante de Bazán y sindicalista en dique seco, defiende la medida de la productividad: expedientes, inversiones, contratos, convenios y así. 

Como siempre las mujeres, todas ellas también jubiladas, están pendientes de cómo los maridos arreglan la política municipal y el resto del mundo. Chata, que fuera empleada de Correos, está indignada. Le parece que el alcalde de Ferrol no debería cobrar menos que el de Betanzos o Narón, por citar sólo dos ejemplos de villas cercanas. Chuca, profesora de matemáticas, hizo sus cuentas. Las alcaldías de Ferrol, Santiago y A Coruña, en comparación a sus iguales, cobran menos “gracias” a las devaluaciones que hicieron los tres antiguos alcaldes de la Marea. Total, debieron pensar, para lo que vamos a hacer y el tiempo que vamos a estar aquí, bien nos llega. Bajaron sus sueldos y después les bajó la marea. Cachita tiene una idea mejor. Ni productividad, ni PIB, ni presupuesto, ni población ni farrapos de gaita. Al alcalde hay que pagarle por bandos. Por el número de bandos que dicte y su calidad literaria. Se hace saber, por orden del señor alcalde, que a partir del próximo mes…

domingo, 24 de octubre de 2021

Socialdemocracia de manual

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 24 octubre 2021

Pedro Sánchez llevaba tiempo anunciando eso de la “socialdemocracia de manual”. Lo dijo en algunas entrevistas y lo confirmó con los hechos. El más relevante, opina servidor de ustedes, consistió en fulminar al marketiniano Iván Redondo, darle el papel relevante que merece el socialdemócrata (de los pocos que lo predica en sus perfiles sociales) Félix Bolaños, y transformar su discurso feroz de ser más de izquierdas que nadie por el de los valores moderados y europeístas de una socialdemocracia valedora del bienestar de los ciudadanos. En su intervención de cierre del congreso socialista Sánchez repitió hasta en cuarenta ocasiones -por si había alguna duda- que quería volver a ser socialdemócrata. Al día siguiente le otorgó a Yolanda Díaz la tarea de liderar el sudoku a la izquierda del PSOE, si es que eso es metafísicamente posible en estos momentos.

Sánchez ya vuelve a ser socialdemócrata de manual. Los apuntes, probablemente, los habrá tomado del programa de Scholz, futuro canciller alemán. “Una sociedad de respeto”, tituló el líder del SPD (partido socialdemócrata alemán, el más antiguo del mundo) su ideario, basado en recobrar los valores del entendimiento, la cohesión y el respeto. Para afrontar los grandes desafíos de la ecología y la digitalización; para rendir cuentas y ser transparentes; para reducir las brechas entre hombres y mujeres, jóvenes y mayores; las diferencias territoriales y las oportunidades en el campo y la ciudad; la desigualdad salarial; la calidad de la gestión de lo público y lo privado. Scholz quiso dejar atrás las divisiones, diferencias territoriales, las desigualdades, la confrontación y la negación del diálogo. Sánchez ha prometido seguirle, para lo cual ha engrasado los ejes de conexión entre partido, grupo parlamentario y gobierno. 

¿Y los territorios? En Galicia están en campaña de primarias para elegir a su nuevo líder. Gonzalo Caballero, actual secretario general, apuesta por conseguir un partido fuerte, poderoso, que le permita “confrontar” (sic) con el presidente permanente plenipotenciario Feijóo. Caballero apuesta por un socialismo de esquerdas, por si alguien desconoce su ubicación en el mapa político. Valentín G. Formoso propone una estrategia de “Sumar para Avanzar”, más en la línea pragmática de la socialdemocracia de Scholz y Sánchez (ahora). Formoso es defensor del diálogo, poco amigo de las confrontaciones y discusiones estériles. Ha prometido, en sus medidas programáticas, construir un manifesto socialdemócrata e galeguista, tarea sin duda ilusionante pero nada fácil de encajar. Caballero y Formoso pretender seguir los pasos de la renovada socialdemocracia europea y ganar las elecciones para gobernar. ¿En Galicia? Sí, eso dicen...

domingo, 17 de octubre de 2021

Mario y Mariano

 De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 17 octubre 2021

Son la cara y cruz de una moneda, el haz y envés de una hoja, los dos sentidos de una dirección. Tienen, como se dice ahora, una edad avanzada y disfrutan -que sea por muchos años- de su condición de expertos en lo suyo. Mario en literatura, Mariano en política. 

Mario Vargas Llosa, el escribidor, es un maestro del idioma español. Conoce el lenguaje y hace ostentación de ello. Es dueño de las palabras y, por eso, dice siempre lo que quiere decir. Mario, el escribidor, conecta pensamiento y lenguaje con gran precisión en cada una de sus intervenciones, conferencias, entrevistas o en la convención del Partido Popular. “Hay que votar bien” afirmó sentando cátedra. No importan las libertades. No importa la independencia de las personas, ni su capacidad crítica, ni su pensamiento analítico. No es necesario el respeto hacia la conciencia individual. “Hay que votar bien”, lo que se traduce en votar como yo, de acuerdo a mis ideas, al partido político que yo voto. Porque, huelga decirlo, Mario el escribidor no votará pensando que vota mal y él, que es un hombre reflexivo galardonado con un premio Nobel, estará en posesión de la verdad, naturalmente. De la verdad verdadera, de la verdad única, de la auténtica verdad que le permite presumir de hacer bien todo lo que hace. También en política, como cuando se presentó a las elecciones presidenciales en Perú y sus compatriotas no le votaron. Los peruanos votaron mal, obviamente, y Mario el escribidor después de su fracaso en política se volcó más en la escritura.

Mariano Rajoy Brey, el registrador, es también un gran maestro del idioma pero del suyo propio. No domina el lenguaje y crea su jerga. No es capaz de conectar lo que piensa con lo que dice y así dice lo que dice. Maneja un vocabulario muy escaso que necesita domar en un papel. Sin papeles Mariano el registrador es capaz de retorcer las palabras y desnudarlas de significado. Sin embargo a Mariano el registrador le fue muy bien en política, a pesar de haber sido parachutado de un puntapié a Madrid por el indomable Fraga. Aznar le arropó, le nombró ministro y después sucesor, cosa de la que se arrepiente eternamente. Aznar, digo. Pero a Mariano, el registrador, las cosas de la política le fueron saliendo de las manos a base de no hacer nada, o mejor dicho, de “hacer las cosas como dios manda”. Votar como dios manda, hacer las cuentas como dios manda o prometerle a los cordobeses un aeropuerto como dios manda. 

Mario y Mariano son dos magníficos predicadores del pensamiento único. A eso se dedican cuando les dejan los fiscales y los inspectores de Hacienda, a quienes no les parece que figurar en los papeles de Bárcenas y de Pandora sea hacer las cosas bien ni como dios manda.

domingo, 10 de octubre de 2021

El café, licor cerebral

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 10 octubre 2021

El Consejo de Castilla (actual Consejo de Estado) le encargó al bueno de Jovellanos un informe sobre las mejores maneras de entretener a los ociosos, vagos y malandrines. Había demasiados en aquella España dieciochesca. Algunos sin oficio ni beneficio, otros de naturaleza inclinada al morapio y al aguardiente, y muchos de clase noble poco dados a los estudios y menos al trabajo. Había arraigado la costumbre de asistir a espectáculos sangrientos, sobre todo basados en luchas entre animales (luchas de toros) o la propia lidia del toro con final de muerte. Jovellanos era contrario al maltrato animal y así lo escribió y lo explicó en multitud de ocasiones cuando fue requerido para presidir una celebrada y multitudinaria corrida. Estudió las fiestas, romerías, juegos y entretenimientos tradicionales en toda España y escribió su informe. De él nos interesa destacar que Jovellanos, de nombre Gaspar Melchor Baltasar -que ya hay que tener unos padres con poca imaginación y mucha mala uva-, defendía la necesidad de que se establecieran “cafés o casas públicas de conversación y diversión cotidiana, con juegos sedentarios y lícitos de naipes, ajedrez y damas, los de útil ejercicio como el billar, la lectura de papeles públicos y periódicos, las conversaciones instructivas y de interés en general…”. Y todo eso por que, al margen del interés de nuestro ilustrado -y un poco ingenuo- hombre de Estado en las tertulias, los periódicos y los juegos sedentarios lícitos, el café estaba de moda. Muy de moda. El café y las otras plantas milagrosas traídas de ultramar, como indicó el Licenciado Antonio Lavedán en su Tratado de los usos, abusos, propiedades y virtudes del tabaco, café, té y chocolate (Imprenta Real, Madrid, 1796). Antonio Lavedán era cirujano del Ejército y de la Real Familia, nada menos, y lo que escribía era como un ensayo avalado por la Corona. Sobre el café, en ese delicioso librito, escribió: “produce muy buenos efectos su moderado uso, como es corroborar el estómago, ayuda a la digestión, aumenta la memoria, aviva la imaginación y causa alegría”. La infusión, a finales del siglo de Las Luces, se había extendido por todas las ciudades populosas, como Madrid, Cádiz, Barcelona y otras partes, dijo Lavedán. Una de esas “otras partes” fue la villa de Ferrol, establecido el comercio portuario con La Coruña una vez regularizado el correo marítimo con los paquebotes mensuales a Cuba. La ciudad naval estaba bien surtida de barriles de café en verde, y pronto surgieron tostadores, comerciantes y establecimientos públicos de café, compitiendo ferozmente con las tradicionales tabernas y mesones. El pasado 1 de octubre fue el Día Internacional del café. Jovellanos lo celebraría.

domingo, 3 de octubre de 2021

Imaginación y memoria

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 3 octubre 2021

La pandemia nos aisló y nos zarandeó. Estamos saliendo de las zarpas del coronavirus pero no lo derrotamos. El covid 19, como otros muchos patógenos microscópicos, permanece a nuestro lado. No nos deja solos y nos recuerda la posibilidad -cierta- de que en algún otro momento nos vuelva a confinar. El balance del aislamiento padecido, involuntario y obligatorio pero comunicado (teléfono, televisión, radio, internet, redes sociales, aplicaciones de mensajería, videoconferencias, etcétera) es cruel por antisocial. Pero tuvo un fantástico remedio: el libro. Los españoles leímos más y leemos más. Abren nuevas librerías, se reactivan las editoriales, se llenan las bibliotecas y hasta se colonizan nuevos espacios: en cafés, centros de ocio, bibliotecas ambulantes, digitales… Stefan Zweig decía que desde que existe el libro nadie está completamente solo pues tiene al alcance de su mano el presente y el pasado, el pensar y el sentir de toda la humanidad. El libro se ha mostrado como un artefacto milagroso y terapéutico, inmortal, capaz de esperarnos cuando nos recomponemos de una catástrofe como la vivida. Así nos lo recuerda Irene Vallejo en El infinito en un junco y así nos lo enseñaba Jorge Luis Borges. El libro es el más asombroso instrumento inventado por el hombre, y lo es, decía, porque “es una extensión de la imaginación y la memoria”. En algunos seminarios citaba a Milan Kundera: “Para liquidar a los pueblos se empieza por privarlos de la memoria. Destruyen tus libros, tu cultura, tu historia. Alguien escribe otros libros, les da otra cultura, inventa otra historia; después la gente comienza a olvidar lentamente lo que son y lo que fueron”.

Estamos en plena celebración de La noche de los libros. No aquí, en Ferrol, ni ahora, naturalmente, pero sí en otras ciudades españolas y en su capital, la Villa de Madrid. Aquí sabemos celebrar la noche de las Pepitas y la noche de la moda, aunque lo decimos en pitinglish:  La fashion nigth. Aunque uno no se resigna a imaginar -seguimos con Borges- como sería el homenaje, día y noche, al libro. Programa: conferencia de un gran escritor en el Jofre; clubes de lectura en el Ateneo, Biblioteca Municipal y Casa del Patín; tertulias literarias en los cafés; visita y (re)descubrimiento de la Biblioteca Naval; encuentros literarios en el dique de la Cabana, muelle de Curuxeiras, Fontelonga, y fábrica de lápices; romería al monte de los Poetas, en la ladera de Brión; conversaciones en la fuente de San Roque; y talleres, cuentacuentos, conciertos, lecturas dramatizadas, rutas presenciales y encuentros digitales, y, como no, unas flores y un saluda a Gonzalo Torrente Ballester en el jardín botánico del campus universitario. Ferrol, ciudad lectora.