domingo, 26 de julio de 2020

Ajedrez

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 26 julio 2020

Pues yo creo que es un guiño a la bandera de Ferrol, de cuadros azules y blancos en forma de tablero de ajedrez, afirmaba Chundo, ahora jubilado y antes propietario de una librería. Moncho, filósofo que fuera profesor de instituto, creía que era un instrumento para pensar que incitaba al relax, como los tilos. Juancho, en su día contramaestre de la Armada, era partidario de organizar allí partidas de estrategia y táctica, como los de hundir la flota. A Pancho, antiguo empleado de la Caja de Ahorros, le parecía que lo mejor era jugar al monopoly, por aquello de comprar y vender casas. Gelucho, exsindicalista del metal, se despertó sobresaltado: ¿Un juego de qué?  Asamblea para que decida el pueblo, sentenció. Tonecho, propietario durante más de cuarenta años de una tienda de antigüedades (mejor diríamos un chambón) estaba seguro de que era un homenaje a los viejos cafés liberales y pavimentos de las logias masónicas, todas ellas con baldosas simbolizando el infinito, el universo, el bien y el mal, el día y la noche y otras varias ocurrencias e interpretaciones al gusto de cada cual.

Cada tarde, desde que las autoridades sanitarias lo permiten, se reúnen en una terraza del barrio de la Magdalena unos pocos matrimonios de jubilados. Lo hacen en mesas separadas para mantener la distancia de seguridad, aunque en realidad siempre lo hicieron en mesas separadas por convenciones sociales. Los hombres en una mesa, las mujeres en otra. Toman sus infusiones, sus cafés descafeinados, cervezas sin alcohol, agua mineral, y cosas que no atentan contra la tensión arterial ni el colesterol del malo. Todos excepto Juancho, el contramaestre, al que no le apea nadie de su copita de Pedro Ximénez y su brindis diario por la feliz singladura del Juan Sebastián de Elcano.

En esta tarde de calor pasaba por allí Chemari, historiador jubilado poco amigo de las terrazas pero un gran entusiasta de los paseos. Casi que le obligaron que les diese su opinión. Chemari les contó que estaban en el lugar donde se habían instalado las sociedades de las clases más pudientes, la burguesía militar, industrial y comercial más poderosa de la ciudad. También las sociedades de librepensadores, las imprentas, academias, periódicos y los mejores cafés. Era el lugar de las diversiones y el empleo de muchas horas que dedicaban al entretenimiento. Tal vez por eso, -dejadme que remache ese tal vez, insistía el viejo historiador- a alguien se le ocurrió dibujar ese tablero en la plaza de Armas.

En la mesa de las mujeres escuchaban la conversación y sonreían. Concha, Chuca, Nenucha, Chata, Calucha y Chitola estaban a lo suyo. Ajedrez. Es sencillamente un tablero para jugar al ajedrez. Sin más complicaciones. ¿Alguien quiere más menta-poleo?

domingo, 19 de julio de 2020

No hay quinto malo

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 19 julio 2020

Alberto Núñez Feijóo despejó las dos únicas incógnitas que quedaban pendientes ante las urnas: cual sería su margen de votos de diferencia sobre todos sus competidores y por qué partido político se presentaba. Ahora, en este cuarto mandato, sólo deja el interrogante de si habrá o no una quinta mayoría absoluta. Feijóo aclaró el futuro de la composición del Parlamento y la Xunta repitiendo lo que ya convirtió en rutina con cuatro victorias. En esta ocasión, además, venciendo de forma contundente a propios y extraños.

Venció en primer lugar a toda la simbología de su partido conservador. Núñez Feijóo se presentó a las elecciones sin la gaviota popular, sin la música popular, sin las siglas populares, sin el programa popular y sin la escenografía popular. Sólo estaba él, su cara, su nombre y un único mensaje dentro del argumentario político: Galicia.

Venció en segundo lugar a todos los comunes. Feijóo convirtió en lagarteranas las Mareas, Galicia en Común, Podemos, Anova, Izquierda Unida y todas las demás confluencias que no confluyeron en nada. Ni siquiera los aplausos cosechados por la ministra fenesa Yolanda Díaz (ahora en busca de nuevo destino) consiguieron arrancarle un solo voto.

En tercer lugar venció a la alternativa socialista simplemente ninguneándola. Feijóo no considera que Gonzalo Caballero sea un rival de la talla política de su tío Abel Caballero. Le restó protagonismo durante la campaña y el líder del PSdG no consiguió remontar el suelo de votos en que está sumido.

Pero de todas, la victoria más significativa la obtuvo Feijóo derrotando al aznarismo de su propio partido. Eran sus máximos rivales. Aznar, la FAES, Casado, Egea, Álvarez de Toledo, Ayuso y todos los demás discípulos de la escuela más partidaria del combate, las posiciones más radicales de la derecha y los discursos sobreactuados por la defensa del espíritu nacional. De un plumazo, además, junto a los aznaristas populares barrió del espectro político gallego a los aznaristas aledaños, tanto de Ciudadanos como de Vox.

Feijóo sólo se presentó contra Feijóo. Consiguió que los gallegos se olvidaran, una vez más, de que estaba en juego la composición del parlamento de O Hórreo y que es allí dónde se elige el presidente de la Xunta. Hizo su campaña presidencialista, personalísima, mejorando el estilo de Fraga y escondiendo en el trastero al Partido Popular y toda su organización política. Limitó al mínimo la presencia de Casado y su equipo directivo nacional. Apostó por cuarta vez todo a una cara, la suya. Y ganó por goleada consiguiendo que le acompañen a Compostela cuarenta diputados con la lección aprendida del sentidiño, la templanza y la moderación. Veremos si piensa aquello de que no hay quinto malo.

domingo, 12 de julio de 2020

Lo esencial

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 12 julio 2020

Llegó el momento de la reconstrucción. Hay que reconstruir lo esencial, afirman los políticos de todo el arco parlamentario. Es necesario llegar a grandes acuerdos nacionales que nos devuelvan a la senda del crecimiento y la creación de empleo, repiten sin cesar. Y aquí se acaba todo. El único acuerdo posible parece ser la necesidad de alcanzar un acuerdo. ¿Sobre qué? ¿Qué es lo esencial? Para unos son los servicios sociales, la sanidad y la educación; consideran imprescindible recuperarlos para el sector público. Sus opositores basan sus propuestas en privatizar la mayoría de esos servicios, que también consideran esenciales. Hay quien aboga por nacionalizar empresas quebradas, en manos de multinacionales, porque creen que forman parte de sectores esenciales. Esencial y estratégico no es lo mismo, les reprochan sus enemigos políticos que no sus adversarios. En realidad, afirman, ya tenemos la SEPI (Sociedad Española de Participaciones Industriales) para eso, para recoger los pedazos del tejido industrial que no quiere nadie. Véanse los números rojos de la mayoría de sus empresas y lo lejos que están de ser competitivas: Navantia, Correos, Tragsa, Airbus, Ebro Foods y un largo etcétera, hasta llegar a la joya de la corona (con perdón): el Hipódromo de la Zarzuela. ¿Son esenciales las carreras de caballos? Las inyecciones de dinero público, recaudado vía impuestos a todos los españoles (la SEPI no está encuadrada en Industria sino en Hacienda) confirman que sí. Se acaba de rescatar el hipódromo con más de siete millones de euros. En 2018 fueron seis millones y en 2014 más de dos. Para el Estado y la SEPI parece evidente qué es lo esencial. 

A los españoles nos queda esperar el maná europeo. Las cuentas del presupuesto nacional dependen en buena medida del resultado de las ayudas que recibiremos, su cualidad como préstamos o transferencias y la condicionalidad que llevan implícita. Los fondos tendrán que invertirse en proyectos y mejoras que nos hagan caminar hacia una economía más digital y más verde. Eso es esencial para Europa y es un buen avance. Pero los españoles estamos lejos de presentar acuerdos en estas materias. Estamos en decidir si es más importante nacionalizar Alcoa o adecentar los centros de salud. Estamos en considerar esencial la asistencia a los ancianos pero no sabemos gestionar las residencias: déficits en las públicas e incapaces de inspeccionar las condiciones de las concesiones a empresas privadas. Es esencial la educación pública pero el sistema no puede prescindir de acuerdos con confesiones religiosas para que enseñen a buena parte de los escolares. También son esenciales el turismo, la industria, la investigación, el patrimonio, la cultura, la cadena alimentaria...

domingo, 5 de julio de 2020

Publicidad en tiempos de covid

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 5 julio 2020

La epidemia está bajo control, dicen nuestros gobernantes. No así la pandemia que continúa golpeando con dureza en otras áreas del planeta. España ya no está en estado de alarma, se desactivó el confinamiento nacional y se recuperó la movilidad en todo el país. Comienza a reactivarse el trasiego de personas en el continente europeo, particularmente entre países fronterizos con situación sanitaria similar. La apertura de las fronteras con Portugal son motivo de especial satisfacción, sobre todo para los gallegos. Los ferrolanos encontraremos el momento de volver a Vila do Conde, nuestra ciudad hermana, y visitar su precioso puerto, el buque musealizado y la alfándega transformada en museo naval.

Los epidemiólogos, virólogos y demás científicos sanitarios aconsejan no bajar la guardia. El confinamiento nacional no es necesario pero sí lo es el que llaman confinamiento quirúrgico. Mantener en cuarentena una comunidad de vecinos, una residencia de ancianos, el personal de una empresa y sus familiares o a los inmigrantes acogidos en uno de esos centros de admisión temporal. Es preciso rastrear, detectar, testar y confinar de forma selectiva, temprana y rápida. En eso estamos.

Las consecuencias de la cuarentena obligatoria y la paralización de todo el país serán motivo de estudios y análisis durante mucho tiempo. Miles de variables intervienen en el transcurso de cada día y muchas de ellas inciden directamente en el comportamiento humano. Durante el confinamiento hemos visto más televisión y nos conectamos más veces y más tiempo a internet y las redes sociales. Muchas empresas e instituciones utilizaron la inmovilización de la población para emitir sus proclamas. El Gobierno repetía que al virus Lo paramos unidos. La OMS decía que era el momento de apartarse del mundo para salvarlo. Varias televisiones y medios de comunicación lanzaban mensajes de que estarían “Siempre a tu lado” “Juntos en esto” y que los medios “mejoran nuestras vidas”. Un banco hizo viral un anuncio en que se cantaba: “El dinero no es dinero / El dinero es el esfuerzo / Lo difícil que es ganarlo y lo sencillo que es perderlo” para acto seguido afirmar que su materia prima es la confianza y no nuestros euros. Una compañía fabricante de champús animaba a que tuviésemos la cabeza alta, y la empresa papelera nos convencía de que el eucalipto era imprescindible para fabricar productos esenciales. Todo bajo el himno del confinamiento, el Resistiré del Dúo Dinámico. Mientras las compañías eléctricas aseguraban que no nos faltaría la energía y los constructores de viviendas nos decían que “como en casa en ningún sitio”. Así, quietos y atentos a las pantallas.