lunes, 28 de septiembre de 2015

Añada excepcional de los vinos gallegos

Cuadrante de reflexión
Publicado en Economía Digital, edición Galicia, el 28 de septiembre de 2015

Quedan ya muy pocas fincas sin vendimiar. Las páginas de todas las denominaciones de origen de Galicia están informando en tiempo real del estado de la vendimia en cada una de las zonas y subzonas con un resultado unánime. Estamos ante una “cosecha excelente”, la vendimia 2015 se puede calificar como “fantástica e histórica” en todas las comarcas y de todas las variedades se ha recogido un “fruto extraordinario, de uvas sanas y equilibradas”, y calificativos similares. Los entrecomillados corresponden a comentarios efectuados por los presidentes de las DO, enólogos y algún que otro director técnico de bodegas de prestigio. 

Las características naturales de las tierras y la meteorología, unidas a la calidad de las cepas y la uva, son ahora alabadas en los foros nacionales e internacionales. Algo que no sucedía en los años 80 y 90, en los que algunos bodegueros de renombre publicaban sus manuales sobre los Vinos y las Viñas en España y no hacían mención a ninguno de nuestros vinos, ni a las variedades de uvas, ni siquiera a la importancia histórica que tuvo el cultivo de la vid en el noroeste a lo largo de los siglos. Actualmente, y gracias al esfuerzo realizado en las últimas décadas, disponemos de un gran caudal de información sobre las características de cada una de las zonas productoras y su procedencia. Sabemos de la importancia que tuvieron las órdenes del Císter en la recuperación de las vides del Ribeiro y de la Ribeira Sacra, así como los monjes de Cluny del Monasterio de Armenteira en la implantación de la uva albariña. Se están desarrollando estudios en colaboración con las Universidades acerca de los valores de la uva mencía, las tipologías de los diferentes suelos y sus aportes minerales, el tratamiento de las plagas, la mejora del rendimiento de cada cepa o el grado de humedad que aportan los ríos y la cercanía a la fachada atlántica en cada uno de los vinos. El papel estrella le corresponde al Miño, el río que le imprime carácter a la Ribeira Sacra (ayudado por el Cabe, Bibei y Sil); después recorre la comarca del Ribeiro junto al Avia y el Arnoia y, finalmente, delimita la “raia con Portugal” en el límite sur de O Rosal, subzona de la DO Rías Baixas.

Todos los grupos de interés en el sector han estado muy activos en esta fiesta de la vendimia. En las páginas, blogs, revistas y redes sociales, se pudo comprobar la expectación que generó. Periodistas especializados, enólogos, profesionales de los Centros de Interpretación, técnicos de las distintas denominaciones de origen y profesores de las escuelas de hostelería, se sumaron a la fiesta. Es lo suyo, por otra parte. Pero este año, especialmente, ha participado muy activamente un nuevo jugador, un nuevo colectivo del máximo interés: el enoturista. A falta de conocer los números finales, ya sabemos que fueron un éxito todas las iniciativas dispuestas para que el público interesado, local o visitante, pudiese participar en la visita a las viñas, conocer de primera mano el trabajo de la vendimia, la tecnología empleada en algunos casos o la no empleada en el caso especial de la viticultura heroica de la Ribeira Sacra (trabajo manual en laderas de pendientes de hasta un 70%), las diferentes tareas que se realizan en las bodegas, las características de los vinos enseñadas en catas por personal especialista y, finalmente, la posibilidad de comprar los vinos y productos autóctonos en las tiendas de las bodegas a unos precios ajustados. Dicho de modo un poco más técnico, el conjunto de actividades encuadradas en el marketing experiencial  alrededor de la cultura del vino y todo el proceso que va desde la viña hasta su degustación.

Esta forma de incrementar el conocimiento del sector por parte de cualquier ciudadano (cliente-consumidor) supone una buena práctica que se está desarrollando eficazmente en Galicia. Es verdad que con cierto retraso en relación a otras zonas de España y Europa, aunque lo relevante es que su aceptación es alta y se puede consolidar como un elemento dinamizador en el calendario vitivinícola. Además, otras muchas iniciativas comienzan a dar resultado. Cada vez se ven en la red más portales de alimentación que cuentan con buena oferta de vinos gallegos. También los portales de exportación, otras páginas puestas en marcha por las administraciones públicas, los Consejos reguladores, algunas cooperativas de alimentación, Distribuidoras y cadenas especializadas. El censo de operadores que se han sumado a la tarea de comercializar los vinos gallegos es enorme, aunque tal vez se eche de menos la creación de un gran Portal del Vino que pueda jugar un papel relevante en los mercados nacional e internacional.

Esta vendimia histórica y su añada excepcional pueden ser el revulsivo que necesita el sector. Su parte más endeble, la comercialización, tiene el terreno abonado para el próximo año. Veremos si los vinos gallegos dan el salto definitivo en cuanto a disponibilidad y posicionamiento en los puntos de venta de todos los mercados. Veremos también si los responsables públicos y políticos gallegos cuando realicen un acto oficial e inviten a los asistentes a una copa de vino español, incluyen a los mencías, godellos, albariños y ribeiros, de Valdeorras, Monterrei, Rías Baixas, Ribeiro y la Ribeira Sacra. Solo tienen que acordarse de que también son vinos españoles. El resto del trabajo ya lo harán los propios caldos.

domingo, 27 de septiembre de 2015

Excluida de la selección

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 27de septiembre de 2015

Escribo este artículo desde uno de esos hoteles de referencia en Galicia que se asoma a la ría de Pontevedra. Un hotel vende servicio, calidad, buen trato, gastronomía y una experiencia agradable. O al menos ese es su propósito. Pero además, un hotel trata de ser prescriptor de otros hoteles de su cadena situados en otras ciudades de las que suele ofrecer información detallada. Y a eso voy. El caso es que entre las publicaciones que tienen disponibles para consulta de todos los usuarios, me encontré con una muy interesante llamada Galicia Selecta 2015. Se trata de un Anuario Turístico editado por Anuarios España Selecta, con una tirada de 285.000 ejemplares y que, nos indica su director, se trata del anuario turístico de referencia, el más querido, el más esperado. A pesar de ser una publicación no oficial de la Xunta de Galicia, la bienvenida la da el presidente Núñez Feijóo, citando el Camino de Santiago, la gastronomía gallega, y su naturaleza. La segunda bienvenida corre a cargo de Nava Castro, Directora de Turismo, quien igualmente cita al Camino de Santiago además de la enogastronomía y el termalismo. Ustedes ya sospecharán, y están en lo cierto, que entre las 175 páginas de que consta la publicación se encuentra mucha publicidad institucional. Anuncios de Ternera Gallega, de Galicia Calidade, de Artesanía de Galicia y, por supuesto, la comunicación oficial de Galicia, el buen camino.

¿Qué por qué les cuento todos estos detalles? Ahora les indico el contenido de Galicia Selecta. La publicación, muy bien documentada y acompañada de imágenes de alta calidad, consta de capítulos individuales sobre 6 de las 7 ciudades más importantes de nuestra comunidad, más un capítulo sobre Galicia y otro sobre la oferta hotelera. Ya se imaginan, a estas alturas, la ciudad que no entra en la selección: Ferrol. Sorprendido por este olvido (es un decir) supuse que se mencionaría nuestra ciudad en el capítulo de Galicia. Allí se cita a Baiona, el castro de Baroña, Allariz, el castillo de Monterrei, la playa de las Catedrales, el puerto de Bueu, A Lanzada y otros rincones emblemáticos. ¡Qué raro! Tal vez aparezca algo en el capítulo de A Coruña. Pues tampoco, ni una línea sobre Ferrol, Eume y Ortegal. Ni una fotografía de las playas, nada sobre el turismo industrial, ni sobre el Ferrol de la Ilustración, ni el Modernismo, ni sobre nada de nada. Ya lo ven. 285.000 ejemplares de una publicación (en parte financiada con publicidad institucional) que a lo largo de todo el año habrá sido leída por miles de personas. Una selección de Galicia en la que –una vez más y ya son demasiadas- dejan fuera este rincón que tanto dicen querer y que merece mayor consideración. Por méritos propios.

lunes, 21 de septiembre de 2015

El peculiar gobierno de Emafesa

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 20 de septiembre de 2015

Si no fuese porque el asunto viene ya de lejos podríamos pensar que últimamente le han echado el mal de ojo a la gestión del agua en Ferrol. Cuando no hay un problema con el agua potable lo hay con las aguas residuales. O aparecen trihalometanos en las casas o se vierten aguas no depuradas al mar, tanto dentro de la ría como las que se desvían a la EDAR. Una depuradora que, por lo visto, no depura y, además no está en condiciones de hacerlo sin un nuevo gasto de varios cientos de miles de euros. En fin, un escenario modélico que despierta el interés por parte de algunos alcaldes de mancomunar su gestión, que es algo así como mancomunar un gran despropósito.

Digo que el asunto viene de lejos. Prácticamente desde el arranque de Emafesa, la empresa mixta (público-privada) que se tiene que encargar de la gestión del agua de acuerdo a la encomienda firmada en 1999 que regula su funcionamiento. Recordemos que el alcalde era Juan Blanco, y que sus titulares eran el Ayuntamiento con un 51% y el socio privado Urbaser el 49%. El Consejo de Administración estaba (y está) compuesto por 4 miembros del Ayuntamiento -3 consejeros más el alcalde, que ocupa el cargo de presidente- y otros 3 consejeros de la empresa privada. Hasta aquí todo razonable. La mayoría la ostenta el Ayuntamiento y el presidente de la sociedad es el alcalde; y la minoría en acciones y, por tanto, en consejeros, está en manos de Urbaser.

La mala fortuna (¿irresponsabilidad o mal de ojo?) aparece de repente en esta legislatura cuando se detectan problemas serios en la gestión de Emafesa. Es el momento en que la mayoría del capital social quiere cambiar al gerente y se encuentra con que se habían modificado los estatutos para obligar a tener una “mayoría cualificada” de 5 votos en el consejo. ¡Qué gran aberración estatutaria en una Sociedad Anónima! La consecuencia es que nadie puede alcanzar esa mayoría. Manda lo mismo el que tiene menos del 50% que el que tiene más del 50%. Así las cosas, las dos partes llegaron al acuerdo de que la minoría del capital (Urbaser) nombra a un gerente y la mayoría del capital (Ayuntamiento) nombra a otro gerente. ¡Una dirección colegiada en una sociedad anónima! El resultado es previsible: la parálisis en la toma de decisiones.

En los medios de comunicación se pudo leer: “...el peculiar sistema de representación en el Consejo de Administración permitió a Urbaser bloquear el cese del gerente, pese a que posee solo el 49% del capital social”. Efectivamente es peculiar. Una chapuza más a añadir al perenne e irresoluble conflicto entre lo público y lo privado que se da en esta ciudad. Sin embargo en los recibos del agua no se aprecian descuentos por su mala gestión.

lunes, 14 de septiembre de 2015

Que sí, que sí, que somos inteligentes

Cuadrante de reflexión
Publicado en Economía Digital, edición Galicia, el 14 de septiembre de 2015

Parece que a los españoles eso de mostrar permanentemente un comportamiento inteligente nos queda fuera de nuestro alcance. O eso creen, a juzgar por los resultados de algunos sondeos de opinión, la mayoría de los ciudadanos europeos. Nos ven como unos tipos que gritan mucho, se acuestan tarde (y al día siguiente duermen la siesta), pasean por las calles figuras religiosas, les gusta jugarse la vida delante de los toros y comen paella. Más o menos. A los ciudadanos corrientes. No digamos nada ya de los que se dedican profesionalmente a la política.

Es indudable que el concepto de inteligencia ha sufrido una gran transformación en las últimas décadas. De los análisis y definiciones piagetianas se pasó a la asimilación de la terminología derivada de la inteligencia artificial, primero, y a la moda de la inteligencia emocional, después. El ser humano no sólo tiene capacidad adaptativa, sino que es capaz de reproducir modelos de procesamiento de la información en máquinas y, además, sabe manejar socialmente sus emociones. Todo esto es lo que queremos demostrar, y tal vez, una de sus consecuencias inmediatas es la de atribuir la cualidad de ser inteligente a las cosas que nos rodean por el mero hecho de hacernos la vida un poco más fácil. 

En España, últimamente, hemos cruzado las dos variables. A todo le atribuimos la cualidad humana de la inteligencia y, además, lo decimos en inglés para demostrarle al mundo que sí, que somos tan inteligentes como el resto de los europeos y el resto de los mortales. Desarrollamos proyectos de smart cities, de smart ports, de smart commerce. Adoptamos, por supuesto, la terminología sajona de origen en el nombre de los coches smart, o del smartphone. Y no tardaremos mucho en universalizar los términos para lo más made in Spain: smart corrupción, smart habitaciones ilegales, smart rotondas, smart botellón o smart fraude fiscal.

Estamos en ello. Y mientras tanto ya hemos acogido fervorosamente el último avance de este verano: el bikini smart. Un bikini inteligente que ayuda a prevenir quemaduras, gracias a un sensor que controla el nivel de radiación ultravioleta y la transmite a un smartphone, como no. Y todo por el módico precio de 164 euros. 

Así que ya lo ven, socios de la desunión europea. Somos smart, hacemos negocios smart y nos rodeamos de objetos smart y ropas smart que nos avisan cuando nos achicharramos al sol. Eso lo dejamos para quienes vienen a España buscando el turismo de sol y playa, a tomar una paella en el chiringuito y a hacerse un selfie delante de los toros.

domingo, 13 de septiembre de 2015

En inglés queda más fino

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 13 de septiembre de 2015

Si tiene un nombre inglés parece más moderno, más tecnológico, más avanzado, y además tiene total garantía de éxito, de que la cosa va a funcionar. Bueno, todo menos el Summer Market de Ferrol Vello, que resultó un fiasco de no-mercado del que todavía no sabemos las consecuencias. A una jornada comercial festiva se le llama la Fashion Night.  A la aplicación de nuevas tecnologías a la ciudad, proyecto Smart City. La manifestación reivindicativa-pictórica de las Meninas de Canido fue definida como un happening artístico. La implantación de Internet en el comercio minorista, smart commerce. Y así hasta el infinito. Nos tropezamos con celebraciones de outlet summer, con gentes que nos dicen que van de shopping, o a tomar el brunch.

La cosa es preocupante. Por ridícula y absurda. E innecesaria para cualquier gallego o castellano hablante, idiomas capaces de ofrecernos el término adecuado para nombrar estas actividades. Es preocupante para todos menos para los ferrolanos, acostumbrados como estamos a lidiar con avalanchas de influencias inglesas. Este fenómeno lo describe magistralmente Guillermo Ferrández en su libro “Ferrol: la llave inglesa”, una de esas piezas que, junto a “El ferrolano, un estudio del habla local”, deberían ser textos de lectura obligatoria. Ferrández nos detalla la influencia inglesa en tres períodos históricos de gran relevancia para el desarrollo de la ciudad. El primero, consecuencia del viaje de Jorge Juan a Inglaterra, en 1749, bajo la apariencia de un vendedor de libros, quien fue a observar de primera mano las técnicas de construcción naval inglesas. Vamos, que fue a espiar. Pero, además, se encargó de contratar a constructores, carpinteros, herreros, maestros de jarcia y de otros oficios, para que se instalaran con sus familias en Ferrol y trabajasen en sus astilleros. La segunda oleada fue la llegada de maquinistas e ingenieros, ya en el siglo XIX, necesarios para la construcción de los primeros barcos a vapor. Las máquinas eran inglesas, y los libros técnicos, los planos y otros documentos. Y la tercera, a principios del siglo XX, con la creación de la Sociedad Española de Construcción Naval. Los ingleses aportaron un 40% del capital y los equipos de dirección de la empresa, conocida como la Constructora.

Se creó el cine New England, el teatro Dramatic Recital, el club de fútbol British Community Victory Club, del que derivaría el Racing de Ferrol, los movimientos Scout y el London Institute. Ni que decir tiene que era muy frecuente utilizar palabras inglesas para describir nuevas costumbres y hábitos sociales. Palabras que, con el tiempo, fueron adaptadas al habla ferrolana. Como tomar unos guarisnais.

domingo, 6 de septiembre de 2015

Al centro histórico, por favor

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 6 de septiembre de 2015

Hace unos días en una charla de café un amigo (gallego pero no ferrolano) decía que venía muy poco a Ferrol, sólo cuando era imprescindible por algún motivo laboral y que siempre, siempre, se perdía por el centro.
-En Ferrol es muy difícil circular y es imposible orientarse.
Probablemente algo de razón no le falte. En la mayoría de las ciudades grandes de nuestro entorno son fácilmente reconocibles sus diferentes barrios. Y, por supuesto, la diferenciación es notoria entre sus zonas nuevas y sus centros históricos, algo que no sucede en Ferrol. Para cualquier visitante o turista es muy sencillo situarse en los centros históricos de ciudades como Santiago, Lugo, Pontevedra y Ourense. Están igualmente bien delimitadas la Ciudad Vieja de A Coruña (no tanto el barrio histórico de la Pescadería) y el Casco Vello y O Berbés en Vigo. Pero ¿qué sucede cuando alguien que no conoce la ciudad quiere visitar el casco histórico ferrolano? Ante la pregunta: ¿el centro histórico, por favor?, la casuística de las respuestas puede ser enorme, según el estado de ánimo del ferrolano que conteste, quiera mucho a esta ciudad o practique el extendido hábito de ponerla de vuelta y media.
-Pues mire usted, en Ferrol no tenemos nada histórico. Lo que tenemos es todo viejo, todo roto y todo en ruinas. ¿Lo quiere ver igual?

Algún enamorado de la tierra con el nivel de optimismo subido de tono le podría decir:
-A ver, oiga usted, en Ferrol no tenemos un casco histórico, tenemos tres, para que usted elija: Ferrol Vello, A Magdalena y Esteiro. Eso sí, los tres están un poco descuidados, pero atesoran mucha historia. ¿A cual quiere ir?

Y siempre quedará el nachiño pragmático, directo, cargado de razón.
-Dígame exactamente lo que quiere hacer y yo le indicaré, para que no pierda el tiempo vagando por ahí. Tal vez querrá usted ir de compras, o a comer algo, a ver el ayuntamiento, o a reservar una habitación de hotel. ¿Qué le apetece?

Y así obtendría, nuestro apreciado visitante, una respuesta tras otra y tantas como ferrolanos se pudiera encontrar. Porque el caso es que, si no pregunta, ¿cómo reconoce el casco histórico? En el barrio de A Magdalena, núcleo de la Ilustración, no existe uniformidad en la pavimentación de las calles dieciochescas, sino que se puede encontrar un collage de losas, adoquines, asfalto, hormigón de varios tipos, y todo instalado de diferentes formas. Hay calles peatonalizadas y otras abiertas al tráfico. La señalización es escasa, mala, tirando a imposible. Vamos, que tal vez lo mejor sea preguntar, pero a los profesionales de turismo, o conectarse a internet. A ver si, con suerte, consigue encontrar el casco histórico...y luego nos lo cuenta.


miércoles, 2 de septiembre de 2015

Sargadelos, más que una marca

Cuadrante de reflexión
Publicado en Economía Digital, edición Galicia, el 2 de septiembre de 2015

A la hora de definir los patrones básicos que deben guiarnos en la correcta gestión de una marca nos encontramos infinidad de corrientes de pensamiento, de escuelas diferentes. Es algo lógico, al tratarse de una actividad social, de una parte pequeña del amplio mundo del marketing. Sin embargo, soy de los que cree que la gestión de marcas merecería más atención de la recibida, por su impacto comercial tanto cuando crecen en valor como, en casos de “caída en desgracia”, por las consecuencias que pueden llevar a arrastrar a las empresas que las sustentan. La literatura comercial recoge mucha información al respecto.

Probablemente entre los profesionales del marketing, o mejor, del comercio, podría encontrarse un denominador común: a todos les gustaría trabajar con una marca que tuviera una larga historia, fuese reconocible dentro y fuera del sector en el que opera y representase a productos de alta calidad. Todas estas características, y algunas más, son inherentes a la marca Sargadelos.

Su historia arranca en el siglo de las Luces cuando el comerciante asturiano Antonio Raimundo Ibáñez se instala en Ribadeo y crea la Real Compañía Marítima. Tomando como base de su negocio el comercio, puso en marcha primero una fundición de hierro y posteriormente la empresa de cerámica predecesora de la que hoy continúa funcionando en Cervo (Lugo). Su larguísima trayectoria está cuajada de una amplia nómina de artistas y diseñadores, incluidos ingenieros ilustrados ingleses, que dejaron su impronta; entre todos ellos han destacado las figuras de Luis Seoane e Isaac Díaz Pardo. Talleres de innovación, escuelas internacionales, intercambios de experiencias con otras fábricas de todo el mundo, la incorporación ya en época reciente de Cerámicas do Castro, la implantación de una potente red de tiendas y la creación de múltiples actividades culturales afines, como la editorial, han configurado el carácter de la marca Sargadelos. A todo esto, se une el gran valor patrimonial de la propia fábrica, inspirada en la Bauhaus alemana, y ahora reconocida como Bien de Interés Cultural y propuesta por la Academia de Bellas Artes para ser incluida en el inventario de patrimonio industrial gallego.

Hace ya muchos años que el producto Sargadelos está etiquetado en la mente de los clientes como un producto duradero, de alta calidad y con diseño propio.  Las vajillas, figuras, joyas y otras manifestaciones artísticas, poseen la singularidad de aquellos objetos que son fácilmente reconocibles y valorados por amplísimas capas de consumidores, y no sólo gallegos o españoles. Afortunadamente este reconocimiento también le acaba de llegar por parte de la firma WallPaperStore, lo que supondrá la visibilidad de los productos Sargadelos en muchos aeropuertos internacionales y tiendas de diseño. Una buena noticia, sin duda, en medio del mar de turbulencias en que navega la empresa en los últimos tiempos, con problemas societarios, de reclamaciones entre herederos propietarios, un expediente de regulación de empleo y la entrada en concurso de acreedores.

Los números rojos publicados recientemente no parecen ser alarmantes. La capacidad de la empresa para superar sus dificultades parece más que acreditada. Con la liquidación de las sociedades vinculadas que no formaban parte de su negocio principal y los planes puestos en práctica para salir del concurso de acreedores, Sargadelos debe volver a la senda de la rentabilidad y la sostenibilidad de la empresa, del negocio, de la marca.

Desconozco si se ha realizado algún estudio que cuantifique el valor de la marca Sargadelos. Pero sí puedo afirmar que, comercialmente, estamos ante una de esas marcas que aportan una cuota de valor muy importante al patrimonio empresarial, industrial, artístico, cultural e identitario de la Galicia actual. Tiene ya siglos de historia. Ojalá tenga siglos de futuro.