domingo, 18 de junio de 2017

Día del Modernismo

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 18 de junio de 2017

El diez de junio se celebró el Día Mundial del Modernismo en ciudades tan importantes para este movimiento artístico como Riga, Nancy, Bruselas, Viena y Praga; en Portugal, Aveiro y en España, Barcelona, naturalmente. La fecha se eligió en recuerdo de Antonio Gaudí, quien falleció el diez de junio de 1926 atropellado por un tranvía. Gaudí, conviene recordarlo, fue uno de los máximos exponentes del Modernismo, ese arte pasajero que definió Bonet Correa como símbolo de una nueva forma de vivir en una sociedad más flexible y rica, más avanzada, capaz de generar grupos inconformistas, refinados y decadentes. El inconformismo de Antonio Gaudí, junto a sus rasgos personales modulados por su ferviente catolicismo, su pertenencia a órdenes masónicas y su tipo de vida de extrema austeridad, le llevó a la búsqueda de un arte inspirado en la naturaleza y una nueva forma de estilo orgánico que trasladó a la arquitectura, pero también al diseño de muebles, lámparas, vidrieras, esculturas, retablos y forjas. Buena parte de su obra, tutelada desde la cátedra universitaria que lleva su nombre, está reconocida mundialmente. Así el Parque Güell y su Palacio y Pabellones, el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, las casas Calvet, Batlló, Milá, Vicens, el Capricho de Comillas, etcétera.

Alrededor del Día Mundial del Modernismo se realizan muchas actividades complementarias como exposiciones, ferias, rutas, conferencias, publicaciones que, año tras año, ponen en valor esta corriente artística. Esto sucede en muchas partes del mundo, aunque en España, a excepción de Barcelona, no he visto en la programación nada relevante en ciudades como Salamanca, Melilla o Cartagena. En Galicia, tampoco.

Ferrol mantiene la Ruta del Modernismo y, de vez en cuando, hace alguna exposición sobre Rodolfo Ucha, aunque no se ha sumado -que yo sepa- a esta celebración. El impacto de la arquitectura de Ucha en su etapa modernista -que prácticamente coincide con su período como arquitecto municipal, de 1909 a 1936- ha sido recogido en algunas publicaciones y está citado en los catálogos del Museo del Modernismo barcelonés. La Fonda Suiza, la Pescadería, el edificio de El Correo Gallego, el Hotel Ideal, el chalet Antón, el Casino, la fachada del Jofre, la Casa Romero y algunas obras más, podrían servir de embrión para la creación de un Centro de Estudios del Modernismo a ubicar, lógicamente, en un edificio de su autoría. La arquitectura modernista ferrolana es parte sustancial de su patrimonio artístico y cultural. Tiene el valor que le otorgan los arquitectos y los expertos en arte, que es mucho. Otro tanto debería ser el valor que le otorga la ciudadanía y sus representantes. Aquí falta una pizca. 

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