domingo, 30 de septiembre de 2018

Esplendor modernista

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 30 de septiembre de 2018

Las Ciencias Sociales nos enseñan que una época determinada solo puede entenderse desde una perspectiva multidisciplinar. Nada se explica en función de una única causa por muy importante que parezca. Los análisis económicos, antropológicos, filosóficos, sociológicos y psicológicos, entre otros, aportan su visión parcial a los historiadores, encargados de redondear la descripción completa de nuestro pasado. Tomemos, como ejemplo, el primer tercio del siglo XX en nuestra ciudad departamental. Ferrol, como todo el Estado, se esforzaba por sacudirse el pesimismo decimonónico derivado de la pérdida de los territorios de ultramar. Muchas familias retornaban de Cuba, algunas con ánimo de emprender negocios e invertir los ahorros acaudalados. Los astilleros y arsenales estaban llenos de trabajadores, marinos y barcos, consecuencia del Plan Ferrándiz. Se había creado la Sociedad Española de Construcción Naval, llamada coloquialmente La Constructora, encargada de dotar a la Armada de nuevos acorazados, destructores y cañoneros. En el accionariado de La Constructora intervenían el marqués de Comillas y el conde de Zubiría, pero mayoritariamente era capital inglés a través de las empresas John Brown & Company y Vickers-Armstrong. Este hecho influyó decisivamente en la llegada a la ciudad de muchos técnicos, maestros y operarios ingleses con sus familias. Se crearon el Salón New England y la Escuela Inglesa, se potenciaron el fútbol y los scouts, y se adoptaron costumbres y usos sociales que fueron recogidos, más tarde, en el lenguaje. Ferrol ya contaba con un magnífico Ateneo, sociedades filarmónicas y musicales, teatros y cafés. Era, además, una ciudad volcada con la educación, con múltiples academias y la Escuela de Artes y Oficios, la primera constituida en Galicia. En ella, entre otros artistas, cursó estudios un muchacho llamado Rodolfo Ucha Piñeiro en el año 1895-96, obteniendo gran aprovechamiento especialmente en el dibujo: lineal, de adorno, topográfico, de figuras, de paisaje, copiado del yeso, colorido y pintura decorativa. Unos años después Rodolfo Ucha se fue a estudiar Arquitectura a Madrid, de donde regresó para concursar a la plaza de arquitecto municipal, en 1909. La ciudad vivía una época de crecimiento. El optimismo y la buena situación de la Marina y la Constructora Naval propiciaron la implantación de nuevos comercios, hoteles y cafés. El escenario era el adecuado para que la descarada corriente Modernista (Art Nouveau), de moda en toda Europa, se dibujase con los lápices de Rodolfo Ucha. El genial arquitecto pudo desarrollar su creatividad y la ciudad se embelleció gracias a sus fachadas transgresoras, atrevidas, modernas. Fue su belle époque.



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