domingo, 6 de enero de 2019

Café Moderno

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 6 de enero de 2019

En el Café Moderno de Pontevedra era frecuente encontrar a Castelao, Cabanillas, Alexandre Bóveda o a Losada Diéguez. Cuentan las crónicas que allí comenzó a redactarse el primer Estatuto de Autonomía de Galicia. Alexandre Bóveda había sido nombrado miembro de la comisión redactora del Estatuto en el año 1932 y se puso a la tarea. El Café Moderno era un lugar ideal para escribir, conversar, contrastar ideas, revisar el articulado del nuevo texto autonomista. Los ferrolanos conocemos bien la importancia de los cafés para el desarrollo social, cultural y hasta político, por eso es fácil para nosotros imaginarnos el escenario en que se vivieron aquellos tiempos de esperanza. Recientemente, en 2006, se instalaron en la placita delante del Café Moderno las figuras de tertulianos ilustres que se sentaron alrededor de sus mesas de mármol modernistas: Alfonso Daniel Rodríguez Castelao, Alexandre Bóveda, Valentín Paz Andrade, Ramón Cabanillas, Carlos Casares y el músico Manuel Quiroga. Es un homenaje al diálogo, la tertulia, la razón y la convivencia en paz.
 
Alberto Núñez Feijóo, presidente de todos los gallegos, eligió como decorado para el discurso de año nuevo el cuadro de Castelao A derradeira leición do mestre, traído de Argentina y expuesto estos días en Compostela. Permítanme que lo diga alto y claro: no es compatible ocupar un alto cargo en el Partido Popular y utilizar durante unos minutos el cuadro de Castelao para dar apariencia de una normalidad democrática y espíritu de concordia del que se reniega. No es posible defender la idea de que nadie va a callar a los gallegos delante del cuadro que representa el silencio de la muerte, del exilio, del terror impuesto por el bando sublevado que originó una guerra y una dictadura larga, cruel y sangrienta. No es decente afirmar que el cuadro “es un exiliado más que vuelve a su casa” cuando Castelao, su autor, jamás pudo regresar y malvivió en el exilio argentino y Bóveda, representado en el maestro asesinado, fue pasado por las armas en el cercano monte pontevedrés de A Caeira. No es coherente reivindicar el diálogo, la libertad y la reconciliación militando en un partido político incapaz de condenar el franquismo, rechazar la guerra civil, los valores del Movimiento Nacional, las sentencias ilegales de miles de consejos de guerra infames y los cientos de miles de asesinados enterrados en fosas comunes, al pie de las tapias de cementerios sin identificación o en páramos desiertos.

La política líquida, efímera, digital, sin contenidos ni valores que nos envuelve actualmente, hace posible que los representantes políticos defiendan una cosa y la contraria en el mismo acto, tal que un discurso dirigido a toda la población. 

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