domingo, 4 de agosto de 2019

Cafés Suizos

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 4 agosto 2019

Lorenzo Matossi y Pietro Fanconi, dos jóvenes nacidos en el cantón de los Grisones, Suiza, llegaron a Bilbao en 1811. Su objetivo era embarcar para hacer las américas. Tenían que esperar para conseguir pasaje y llenaban los días por el paseo del Arenal, lugar en el que veían a los niños merendando pan con chocolate. Matossi, que había trabajado de pastelero en Viena, tuvo la ocurrencia de preparar algunos bollos de leche, los suizos, que vendieron con gran éxito en aquellos jardines. Los dos amigos decidieron instalarse en Bilbao, abriendo una pequeña pastelería y el primer Café Suizo. Bajo su consejo algunos familiares se trasladaron a diferentes provincias españolas para abrir nuevos cafés y vender los ya famosos bollos suizos. La historia de los Cafés Suizos españoles la cuenta Antonio Bonet Correa en su tratado Los cafés históricos; cita a Dolf Kaiser, autor de la catalogación de los Cafés Suizos en todo el mundo.

En el Café Suizo de Madrid se hicieron tertulias de médicos, una presidida por Santiago Ramón y Cajal. Fue muy relevante el Gran Café Suizo de Sevilla que daba a la calle Sierpes. También los de Bilbao y Pamplona, y así hasta cincuenta y tres que hubo en toda España. El Café Suizo de Granada, otro de los destacados, sufrió la afrenta de los ataques urbanísticos hasta que salió en su defensa Antonio Muñoz Molina con un precioso texto titulado “Elogio de El Suizo”. Muñoz Molina elogiaba no sólo el Café Suizo como institución, sino también el edificio que lo albergaba y otros elementos del barrio de la Magdalena granadino: las puertas y los portales, los patios con columnas y las casas con historia. 

El Café Suizo de Ferrol había sido decorado por Máximo Ramos y contado por su gran amigo Wenceslao Fernández Flórez. Un establecimiento pequeño, pulcro, distinguido que, años más tarde, acogería una tertulia en la que participaba el campeón de los escritores de los cafés suizos, Gonzalo Torrente Ballester. Don Gonzalo fue tertuliano en el Café Suizo de Compostela, a escasa distancia del Toural. En el café del Hotel Suizo en el que se alojó cerca de la Facultad de Historia. Y, por supuesto, en el Café Suizo de Castroforte del Baralla (La saga/fuga de JB) donde se reunía la Tabla Redonda en corporación: el obispo Bermúdez, el nigromante Balseyro, el almirante Ballantyne, el vate Barrantes, el traidor Barallobre, el profesor Bendaña y el desgraciado Bastida. Allí hablaban de evolucionismo, espiritismo, apocalipsis, revelaciones, otras metafísicas y hasta de las razones que provocaban el ensimismamiento y levitación del pueblo entero. Ya ven, cualquier tema es adecuado para conversar en uno de los Cafés Suizos.

No hay comentarios :

Publicar un comentario