domingo, 22 de marzo de 2020

Distancia social

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 22 marzo 2020

Aquel grupo de 50 soldados de Artillería que regresaron a Ferrol entre el 10 y el 11 de septiembre de 1918 no podían imaginar ni remotamente que traerían consigo el virus de la gripe. Un virus terrible por desconocido y por los trágicos efectos que causaba. El día 15 ya había 300 contagiados en el Hospital de Marina y un artillero muerto. El día 19 eran cerca de 500, con defunciones diarias y comenzaban a registrarse casos en la población civil. Lo mismo sucedía en el hospital militar coruñés y en todos los acuartelamientos. La mal llamada “gripe española” causaría en nuestra comarca más de mil muertos. En todo el mundo los historiadores estiman más de cincuenta millones, aunque hay textos que los elevan a cien millones de personas. 

Estamos a un siglo de aquella pandemia pero afectados por otra. El coronavirus SARS-Cov-2 causante de la enfermedad COVID-19 es quien la provoca. Un siglo de distancia lleno de avances científicos, conocimientos médicos y desarrollo de tecnología sanitaria de aquella pandemia, lo que nos permite enfrentarla de forma más segura. En los periódicos y bandos municipales de la época se prescribían remedios de todo tipo. Para los hogares, desinfectar las habitaciones quemando azufre y encalando las fachadas. Para los vecinos, hacer una vida ordenada, no abusando del alcohol ni otros placeres, permaneciendo al sol y lavando las ropas frecuentemente. Y, muy importante, “sin escupir en el suelo o hacerlo en escupideras que tengan agua”. Para toda la ciudad, cerrando bares, cafés, teatros y prostíbulos, desinfectando los tranvías, prohibiendo las reuniones en los cementerios, examinando a los mozos que venían al servicio militar e incluso desinfectando la correspondencia diaria. Y como consejo universal cargado de la sabiduría de principios del siglo XX: “No dejarse dominar por el miedo que disminuye las defensas orgánicas y facilita la invasión del virus”.

Acuñamos ahora, cien años más tarde y varias pandemias y epidemias por medio, un concepto que se baraja entre el aislamiento social, la responsabilidad social, la disciplina social y la distancia social. Los virus toleran mal el aislamiento y las personas la soledad. Es contrario a nuestra naturaleza el aislarnos, no tocarnos, no besarnos, no abrazarnos y no darnos la mano. Por supuesto la batalla, particularmente en el mundo occidental, está ganada en cuanto a las medidas higiénicas y sanitarias. En poco tiempo los investigadores darán con los fármacos y vacunas que harán de este virus otro más del catálogo a prevenir en las cartillas sanitarias. Pronto reduciremos, de nuevo, la distancia social y estaremos “cara a cara” con vecinos, compañeros de trabajo, colegio y partida de dominó.

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