domingo, 14 de junio de 2020

El rey emérito preside la plaza de Armas

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 14 junio 2020

El busto del rey emérito, Juan Carlos I, preside la plaza de Armas desde la fachada del palacio municipal. Allí lo colocó el alcalde Quintanilla en sustitución del de Francisco Franco a principios de los 80. Al dictador le acompañaban las efigies de Carlos I, Concepción Arenal, el Marqués de la Ensenada y Carlos III, aunque poco después estas cuatro figuras fueron desterradas al parque, a la galería de insignes personajes que rodea la fuente wallace. La verdad es que la instalación de esculturas en un edificio que pretendía tener inspiración neoclásica no encajaba con la propia filosofía de ese movimiento artístico, más propio de ensalzar los elementos arquitectónicos de forma rigurosa y omitir adornos y complementos estilísticos. Pero en la época de construcción del nuevo palacio municipal, año 1953, era inevitable homenajear al dictador Franco, hijo de aquel “Ferrol señalado por la providencia, ciudad a la que le fue dado el poder ofrecer a la Patria el astro de primera magnitud al ser la cuna del Caudillo…”, según se podía leer en las crónicas periodísticas del momento. Así fue adjudicado el lugar de honor en la fachada consistorial: primero Franco y después Juan Carlos I, cuyo busto allí continúa a pesar de no ser ni el rey titular ni, por tanto, el jefe del Estado. Le acompañan únicamente algunos animales y el reloj. Encima de su cabeza se encuentran las dos sirenas que flanquean el escudo de Ferrol; más abajo están los dos leones que protegen la balconada. Todos con un cierto aire somnoliento, tal vez provocado por los aromas de la tila ilustrada de la nueva plaza.

Estos días conocimos que tanto la fiscalía general como los fiscales anticorrupción elevan al Tribunal Supremo la investigación sobre el paradero de muchos millones de euros cobrados por el rey emérito en concepto de comisiones. El asunto es muy feo. En los primeros escritos se recoge la posibilidad de que Juan Carlos pudiera incurrir en delitos de blanqueo de capitales, delitos fiscales, ocultación de fondos en paraísos fiscales como Panamá y la utilización de una red de empresas y fundaciones en Suiza para ocultar ese gran patrimonio al fisco español. Todo esto suena rematadamente mal, hasta el punto de que el actual monarca Felipe VI, su hijo, manifestó su rechazo a cualquier herencia que no fuera obtenida de forma lícita.

Me pregunto que pensaría el añorado doctor Quintanilla. El sacó a Franco del Ayuntamiento y las corporaciones recientes no son capaces de desescalar a Juan Carlos cuando ya no es el jefe del estado y sí es el titular de un expediente lleno de euros ilícitos, comisiones, fraudes y amoríos impropios de quien debiera ser el primero de los servidores públicos.

No hay comentarios :

Publicar un comentario