domingo, 19 de junio de 2022

Felices, de aquella manera

Escribanía de mar

Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 19 junio 2022

 

Goethe decía que el hombre feliz es aquel que, siendo rey o campesino, encuentra paz en su hogar. Almudena Grandes encontraba la felicidad en las formas de vida castizas de los barrios madrileños. Borges, en una biblioteca. Los clásicos griegos en el saber, en los conocimientos acumulados en una Academia. Algunos filósofos apreciaban el jardín como sinónimo del paraíso, el lugar en que reside la felicidad eterna. Gómez de la Serna era feliz en un café, pero no en un café cualquiera, sin estilo, sino en un café de los de siempre, de tertulia y sofá confortable. La búsqueda de la felicidad es una constante, forma parte de las pulsiones profundas del ser humano. Voltaire decía que buscamos la felicidad como los borrachos buscan su casa; no la encuentran pero saben que la tienen.

 

El instituto demoscópico Gallup acaba de publicar los resultados para 2022 de la encuesta sobre la felicidad en el mundo. España, con sus españoles y españolas sin arrepentimiento de serlo, se sitúa en el puesto 29 sobre algo más de 150 países. Los nacionales más felices, de eso presumen, son Finlandia, Dinamarca, Islandia, etc…, seguidos por Países Bajos, Luxemburgo, Israel, etc… ¿El puesto 29 de España es bueno o malo? Pues depende, que decimos por estos climas atlánticos alejados de las olas de calor. Es bastante, por aclararnos, si tenemos en cuenta que la encuesta prioriza los altos niveles de confianza social que muestran esos países. En España lo de la confianza va fatal y lo social no puntúa. Aquí somos tirando a desconfiados e individualistas, en líneas generales. No estamos satisfechos con valores propios de las democracias avanzadas y su estado de bienestar: salud, educación, bajo desempleo, baja delincuencia, igualdad, respeto a los demás y, por supuesto, a lo público. Los nórdicos, en esto, nos ganan y con estos valores suplen su pésimo clima, la falta de luz, el cante en los chiringuitos playeros y los paseos de estatuas en procesiones religiosas.

 

La consultora Millward Brown Iberia hizo en su día un análisis pormenorizado de cómo nos iba nuestra búsqueda de la felicidad. En España eran más felices las mujeres que los hombres; los que tenían entre 25 y 45 años; los que vivían en pareja frente a los que vivían solos; los de clase media-media, más que los de clase alta o baja. Y eso se reflejaba en que esos grupos presentaban buen humor y actitud positiva ante las dificultades. Dormían mejor, tenían mejor salud, mejores relaciones sociales, estaban más satisfechos con sus trabajos y se llevaban mejor consigo mismos. Se soportaban. Los españoles más felices disfrutaban con el cine, la lectura, el teatro y la música y los más infelices con el bricolaje. Créanme. Ahí se lo dejo.

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