domingo, 14 de febrero de 2016

El Baluarte de San Juan

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 14 de febrero de 2016

Tengo un amigo, marino de guerra, nachiño ferrolano de toda la vida, que tiene por costumbre llevar al Baluarte de San Juan a todos los visitantes que no conocen la ciudad. “Les llevo allí, se asoman al puerto y a la ría y se quedan impresionados”, suele decirme. Y tienen razón, los visitantes y mi amigo. Por eso, aunque ya saben que no soy muy partidario de dar consejos, me permitirán que les regale el de mi amigo: acérquense al Baluarte de San Juan. Lleven sus cámaras o cualquier artefacto fotográfico móvil, y vayan con tiempo, sin prisas. Darán un paseo al siglo XVIII y comprenderán por qué Ferrol fue una ciudad invencible capaz de repeler los ataques invasores. Por qué se mandaron trasladar los arsenales de A Graña a su ubicación actual. Y por qué y cómo creció una ciudad a partir de un pequeño puerto en medio de una ría rodeado por dos ensenadas, gracias al racionalismo académico y a una decisión de los Borbones de la época.

Al llegar al baluarte de San Juan no se asusten. Desde el exterior verán una muralla mal cuidada, llena de maleza, la puerta del recinto en malas condiciones y al asomarse a la verja sólo verán unas coníferas invasoras que tapan la vista. Vamos, lo normal en nuestra ciudad. Ni la placa de la entrada, difícil de leer, ni el entorno, invitan a pasar. Pero háganlo. Se encontrarán en un espacio, como lo diría, falto de mantenimiento. Es decir, un desastre. Los pavimentos, la jardinería, las especies allí plantadas, las pintadas en muros, pérgola y bancos, la instalación eléctrica al aire, la garita hecha un estercolero…y no digo más. Una situación que no desentona con el estado en que está Ferrol Vello y en el que dejaron el vecino solar de la fábrica de lápices. Pero el panorama cambia cuando uno se asoma a la muralla exterior y contempla la ría, desde la Sala de Armas (a babor) hasta A Cabana (a estribor). Desde este espléndido mirador puede contemplarse la ahora llamada fachada portuaria (no hagan caso del estado de los edificios de la Comandancia y Aduanas), la puerta de la Cortina del Arsenal, la propia Cortina, la ría y los pueblos de la otra banda (tampoco miren, háganme el favor, hacia las instalaciones de Reganosa), la bocana con sus castillos defendiéndola, la Base Naval de A Graña y la ensenada de A Malata. Y, justo delante, la dársena de Curuxeiras, los muelles y los jardines de la Ranita.

El Baluarte de San Juan acoge a un grupo de scouts y también al monumento “A los heroicos defensores de Ferrol” en la batalla del 25 de agosto de 1800. Es un recinto histórico incluido en la lista de la candidatura a Patrimonio Mundial. Un lugar mágico, abierto al mar. Uno de esos rincones que ayudan a entender Ferrol. 

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