domingo, 19 de febrero de 2017

La cuna de las fragatas

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 19 de febrero de 2017

En el programa de fiestas de 1961 se reproduce un artículo titulado Memorias de El Ferrol, escrito por Álvaro Cunqueiro originalmente para la revista Bazán. Cunqueiro define allí a Ferrol como un navío de la Ilustración anclado en un paisaje romántico y antiguo. En otra parte, el escritor mindoniense criado en los paisajes agrarios y forestales de la diócesis, declara su admiración por la destreza de construir barcos. Lo dice así: “Entre los más altos oficios humanos está el de constructor de naves, ya carpintero de ribera el que las construye, ya ingeniero naval”. Y en esto, ya se sabe, Ferrol desempeña un magisterio antiguo, sabio, que alcanza posición de excelencia en la construcción de fragatas.

La fragata, puede leerse en los cuadernos al pie de sus maquetas en el Museo Naval, es un buque de guerra que se desarrolla en los siglos XVII y XVIII. Similar al navío, pero más raso y fino, dotado de una sola batería corrida con entre 40–60 cañones, y arbolado con tres palos. Era un tipo de buque ágil, rápido, adecuado a labores de exploración, descubierta, vigilancia o estafeta. Un perfecto escolta, también para flotas mercantes en tiempos de paz. La Armada española no tenía fragatas y en sus arsenales y astilleros no se conocía la técnica necesaria para su construcción. ¿Qué hacer? Lo habitual en esos casos. Espiar y copiar. En 1748, en una misión del más puro espionaje industrial y militar –“de amplios vuelos, dicen las crónicas”-, se envió a Jorge Juan a Inglaterra con dos objetivos. El primero, aprender y conocer a fondo la técnica inglesa utilizada en sus mejores buques, y el segundo, contratar a técnicos competentes para “implantarlos” en nuestros astilleros. Dicho y hecho. En 1750 ya se contaba en Ferrol con los planos necesarios y formaban parte de la nómina del astillero los señores Richard Rooth, constructor, Thomas Hewer, ayudante y James Turner, ayudante, los primeros de una larga serie de profesionales que se asentarían más adelante.

La historia, a partir de aquí, es conocida. En 1792 la flota contaba con 50 fragatas de un total de 280 buques. Los siglos siguientes vieron como en Esteiro se construían fragatas de hélice, fragatas blindadas y, en el siglo XX, las fragatas lanzamisiles. Cinco del tipo F70 – Baleares, en los años 70; 6 del tipo F80 – Santa María, en los 80; y cinco F100 – Álvaro de Bazán, a principios del siglo XXI. Ahora se está desarrollando la nueva clase F110. Se construirá una nueva escuadrilla en Ferrol, la cuna de las fragatas, y se construirá bien. Para eso se jugó el tipo Jorge Juan, en su día, haciéndose pasar por vendedor de libros. ¡Qué gran historia si cayese en las manos del mago ilustrado Álvaro Cunqueiro!

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