domingo, 14 de mayo de 2017

Casares y Siro, más que amigos

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 14 de mayo de 2017

En la columna Á marxe do tempo que durante tantos años mantuvo en este periódico, Carlos Casares escribió en marzo del 2000 un texto titulado Adiviñas. Contaba como una estudiante de COU ferrolana le había enviado un escrito sobre los orígenes de su nombre de pila y le hacía una descripción de sus características personales. Afirmaba que los que tenían ese nombre eran optimistas, de carácter positivo, demasiado arriesgados y un poco presuntuosos, cosas con las que Casares estaba de acuerdo. También se mostraba sorprendido porque la joven estudiante relataba que necesariamente tendría un gusto especial por las tertulias y las conversaciones con amigos, algo, por otra parte, bien conocido por todos los que seguían la trayectoria del autor ourensano.

El 6 de julio de 2016, en una terraza del Cantón, manteníamos tertulia de sobremesa un grupo de asistentes y conferenciantes del curso de Pensamiento Gurméndez que todos los veranos tiene lugar en el campus universitario. Allí estaban los filósofos Javier Gomá, Reyes Mate y Alberto Sucasas, el profesor de literatura Paz Gago, junto a Germán Castro, Siro López, Xoán Rubia y este cronista. Por alguna razón que no viene al caso, le pedí a Siro López, -el ensayista, pintor y caricaturista de Esteiro-, que nos contase alguna anécdota de su más que amigo Carlos Casares, particularmente sus aficiones e inquietudes personales. Siro le describió como un tanto “preguiceiro” para los trabajos largos, pero con enorme facilidad para la columna, como contador de historias y como tertuliano encantador y embaucador, algo que sumaba a su principal característica, su señorío. Carlos, contaba Siro, jamás permitía en su presencia una mala palabra, un gesto maleducado, una salida de tono.
 
A Siro López y Carlos Casares, además de su gusto por la comunicación breve, directa y sin rodeos -Casares a través de los artículos cortos y Siro mediante las líneas de sus caricaturas-, les unía el respeto y admiración por Ramón Piñeiro, quien fuera su maestro y con quien compartieron afinidad ideológica y política. Probablemente alguna charla en su casa les condujo al atrevimiento de publicar en 1973 la serie “Con esta lupa”, escrita por Casares e ilustrada por Siro, sobre política internacional y escrita en gallego.

Tres días después de aquella tertulia en el Cantón, el 9 de julio, la Real Academia anunciaba que en las Letras Galegas 2017 se homenajearía a Carlos Casares. Le envié a primera hora de aquella mañana un wasap a Siro comunicándoselo, a lo que contestó: “alégrome moito”. Ahora, a pocos días de la celebración, no dejo de pensar en las capacidades adivinatorias propias de los ferrolanos.
   

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