domingo, 12 de noviembre de 2017

Derecho a decidir...lo que sea

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 12 de noviembre de 2017

La comunicación, particularmente el uso del lenguaje, tiene estas cosas. Cuando se simplifica de forma exagerada -e intencionada- se puede convertir fácilmente una frase en un eslogan. España nos roba, sólo queremos votar, las urnas contra las porras, esto es un golpe de Estado…y otros similares, son ejemplos de mensajes cortos a los que se les sustrae buena parte de su sentido. Da igual que sean verdad o no. Lo importante es que suenen bien dentro de su contexto, que sean fácilmente repetibles y memorizables. Uno de los que tienen más éxito es el del derecho a decidir. Es un eslogan imbatible. Nadie, en su sano juicio, quiere que se le recorten derechos. Y todos queremos decidir. No queremos que otros decidan por nosotros. Sólo queda repetirlo hasta la saciedad sin más explicaciones. Ni quienes son los titulares del derecho ni sobre qué asunto o asuntos hay que decidir ni sobre cuáles son los costes y las consecuencias de la posible decisión.

El derecho a decidir se ha instalado en el argumentario de determinados colectivos. Algunos clásicos, como la burguesía más pudiente: siempre quieren decidir (y separarse) los que más tienen, aunque esa bonanza haya sido pagada con los impuestos de todos. Otros más recientes, como los antisistema, opuestos a las lógicas de los Estados modernos pero, curiosamente, firmes partidarios de crear otros Estados nuevos, en aras de su identidad, su idioma, su tergiversada historia e, incluso, de su código genético. Y unos terceros, los de la nueva política, que suelen ser partidarios de un discurso opositor que les ayude a encontrar su ideario, algo que todavía no han tenido tiempo de conformar.

Por nuestras calles rectilíneas se oye, de vez en cuando, la reivindicación del derecho a decidir. Así, en general. Bien podrían sustanciarla en algo más concreto, más local, para ver si estamos de acuerdo o no. Por ejemplo, los ferrolanos queremos tener el derecho a decidir si construimos de nuevo la muralla de la ciudad, con sus seis puertas de acceso. Los vecinos del antiguo ayuntamiento de Serantes quieren decidir si vuelven a recuperar su independencia municipal. O un colectivo nostálgico quiere celebrar un referéndum para que Ferrol vuelva a ser una villa en manos del Condado de Lemos y no en las de la corona borbónica.

He de confesarles que cuando llego a absurdos de este calibre acudo a refugiarme en los grandes pensadores. Santos Juliá, ferrolano del 40, nos recuerda lo importante que es eso de la lealtad y la solidaridad en lugar de “la construcción de identidades diferenciadas, remontando la diferencia a una forja de los antepasados perdidos en las brumas de los tiempos”. Leamos al sabio historiador ferrolano.

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