domingo, 5 de noviembre de 2017

La calceta municipal

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 5 de noviembre de 2017

Pues que quieren que les diga, a mi me parece una gran noticia esta de que en el palacio municipal se haga calceta. Aunque sea simplemente para aprovechar el tiempo, motivo que expresan las tres jefas de servicio cesadas recientemente por el alcalde Suárez. El propio Suárez, adalid de la nueva política de las Mareas y los Comunes, había nombrado a tres altas funcionarias a unos puestos de un modo irregular e ilegal, como dicen las sentencias, y ahora las ha tenido que cesar. Cosas de la transparencia, cumplir con los procedimientos establecidos, respetar la legislación y menudencias similares. El caso es que las funcionarias ahora no tienen ni su trabajo anterior ni, obviamente, el nuevo del que fueron cesadas. Su manera de protestar en lugar de quedarse de brazos cruzados es ponerlos en movimiento y hacer calceta, eso sí, sentadas delante de la puerta del despacho del señor alcalde.

Ferrol, a través de esta nueva actividad de la calceta municipal, puede volver a hacer historia. La calceta es un arte que está muy de moda. Tanto que los mayores followers del do it yourself lo denominan hacer knitting. Pero bueno, nosotros lo dejaremos en hacer calceta, por muy modernos que sean los diseños y aunque las agujas sean de bambú en lugar de las metálicas de toda la vida. Hay cafés en los que se hace calceta, talleres y knitting parties (fiestas de calceta). Hay concursos de diseños calcetados. También clases de calceta que sustituyen al yoga de tan relajantes como son. Y tertulias, porque el arte de calcetar sosiega los espíritus, apacigua los ánimos e invita al diálogo, a la conversación, a la socialización entre todo tipo de practicantes: jóvenes y mayores, hombres y mujeres.

Lo que no había hasta ahora -y ahí debemos hacernos fuertes- era una quedada para hacer calceta municipal. Las tres funcionarias, a las que hay que agradecer su arte y su compromiso, bien podrían dedicar sus conocimientos a enseñar calceta a los representantes políticos. Los plenos ya no serían foros de desencuentros, ni de trifulcas, ni el alcalde Suárez podría calificarlos como plenos de la marmota. Pasarían a ser los plenos de la calceta y el fruto de tanto darle a las agujas y la lana podría dedicarse a mejorar la calidad de vida de los vecinos que lo solicitasen. ¿Hay alguna tarea más noble para un político? Pues eso, olvídense de los presupuestos y dedíquense a la actividad de moda: la calceta. Las tres funcionarias cesadas no podrán ser acusadas de vagancia e improductividad. La corporación municipal no tendrá que dedicar sus energías a conocer la ley y los procedimientos administrativos. Ni la relación de puestos de trabajo vigente. Y Ferrol estará, una vez más, en boca de todos.

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