domingo, 1 de noviembre de 2020

Alarma cogobernada

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 1 noviembre 2020

El Estado de las Autonomías estaba oxidado. No sabíamos si podría funcionar con eficacia o no sencillamente porque no le habíamos dado oportunidad. Desde su creación se comportó como un conjunto de parlamentos y gobiernos preguntando que qué hay de lo mío. Algunas autonomías, las más pobladas y con más diputados en el Congreso, tuvieron la habilidad de sacar más partido (léase más dinero) para su propio desarrollo que otras. Las más pequeñas y con menos peso político en Madrid han estado decenios amodorradas, lamentando su mala suerte en foros tan inútiles como el Senado, cámara llamada a ser el lugar de interacción de los territorios e interlocución con el Estado pero que, hasta el momento, ha sido más bien un lugar de aparcamiento de cargos políticos que no cabían en el Congreso.

Y en esas llegamos a este 2020 con una mortífera carga vírica que, por lo que se ve, quiere hacer despertar hasta a las comunidades autónomas.  España es plurinacional, dicen unos. Todos somos Estado, otros. De facto vivimos en uno de los países más descentralizados del mundo, afirman los grandilocuentes (los mismos que repiten que tenemos uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo). Estamos a unas milésimas de ser un estado federal, piensan los más optimistas. Por todo ello, es imprescindible que cogobernemos el nuevo estado de alarma. Una alarma a la carta, vigente en todas las Españas y con 17 autoridades con mando en plaza: los presidentes autonómicos. Una alarma flexible que permitirá que en cada parroquia, aldea, pueblo, lugar, villa, ciudad, municipio o región, se tomen medidas de toda clase. Nos acostumbramos a escuchar eso del confinamiento perimetral, restricción de los aforos, limitaciones de horarios, prohibiciones de reuniones numerosas, etcétera. Medidas “sensatas e imaginativas”, a criterio de la extrañísima, incomprensible y dudosamente cualificada presidenta de la Comunidad de Madrid. O “demoledoras”, a criterio del presidente Feijóo, a quien le parece que los líderes europeos se asustarán al escuchar conceptos como alarma o toque de queda. Medidas fastidiosas, incómodas, molestas y restrictivas en sí mismas, a lo que hay que añadir el calificativo de contradictorias e incluso opuestas entre los diferentes territorios.

La cogobernanza tiene grandes ventajas, esto es indudable, pero también enormes servidumbres que para los españoles parecen insalvables. Los políticos -reflejo de la sociedad- no han hecho los deberes sagrados de la lealtad y la corresponsabilidad, ambas para con una nación única y soberana, explicada como social, democrática y de Derecho. Sin lealtad no hay cogobierno, cooperación o cogestión que pueda funcionar. Ni siquiera en una situación de emergencia mundial.

No hay comentarios :

Publicar un comentario