domingo, 31 de enero de 2021

Carta desde los Valles de Ferrol

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 31 enero 2021

Son cinco hojas mecanografiadas, selladas, firmadas y cargadas de la retórica y el simbolismo propio de las organizaciones masónicas de principios del siglo XX. La carta fue emitida por la Respetable Logia Francisco Suárez nº 10 de los Valles de El Ferrol (sic) y dirigida a Manuel Azaña, Santiago Casares y José Giral en su condición de hermanos francmasones, y no como presidente del Consejo de Ministros y ministros de la Gobernación y Marina, respectivamente. Corría el año 1932, España era una república y la construcción de barcos en Ferrol atravesaba, como cada cierto tiempo, una profunda crisis. La ciudad departamental era un gran foco masónico con presencia permanente de logias desde el último tercio del siglo XIX: Asilo de la Virtud nº 82, Unión Masónica nº 219, Luz de Finisterre nº 4, Francisco Arouete de Voltaire nº 118, Esperanza, Francisco Suárez nº 10, Breogán nº 16, Triángulo La Unión nº 4, Atlante nº 1, y la Lodge of St. John nº 1082. Sus cuadros lógicos estaban compuestos por médicos, políticos, intelectuales, empleados, periodistas, industriales y muchos técnicos de los astilleros y marinos de la Armada.

Los miembros de la logia Francisco Suárez nº 10, nombrada así en recuerdo del que fuera alcalde de la ciudad y notable escritor (autor de Los invasores y Grandal, entre otros títulos), decidieron enviar la afamada carta en la que rogaban, a sus queridos hermanos, que prestasen su “clara inteligencia, buen deseo y amor al prójimo, para tratar de encontrar una solución -en armonía con vuestros deberes de estadistas- que impida lleguemos a sufrir el triste fin que parece prometernos el futuro inmediato, siquiera ésta sea a título de compás de espera”. Más adelante apuntan, como solución momentánea, la reparación de los acorazados España y Jaime, mientras no se hacen encargos de más envergadura “como corresponde a nuestra situación geográfica, a nuestra calidad de potencia marítima…y a la potencia de la factoría naval de El Ferrol, que puede parangonarse con las del extranjero y que está capacitada para construir buques modernos de cualquier tipo, características y propulsión”.

La carta llegó a la logia de los Valles de Madrid a la que estaban adscritos Azaña, Casares y Giral. La respuesta firmada por su Gran Maestre y Gran Secretario, vino a considerar que la petición ferrolana tenía un carácter “exclusivamente localista” y que además el “plan de construcciones navales lógicamente ya habrá sido aprobado con el presupuesto en vigor”, por lo que se procedió a archivar el mencionado escrito. Se enviaron unos a otros sus correspondientes triples abrazos fraternales pero la construcción de un nuevo buque para la Armada todavía tuvo que esperar un tiempo. Como ahora.

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