lunes, 27 de septiembre de 2021

Un mal aire

De guarisnais 
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 26 septiembre 2021

Nos hemos desayunado con la noticia de que en Ferrol tenemos un mal aire. Buen café, buenos churros, pero mal aire, o mejor dicho, aire de mala calidad. Los ferrolanos respiramos poco (cada vez somos menos) y mal, según nos cuentan la OMS y la Agencia Europea del Medio Ambiente. El aire del Departamento del Norte, sople del nordeste en primavera y verano o del sudoeste en otoño e invierno, viene limpio y seco o húmedo, según corresponda, pero en cuanto cruza la Puerta Nueva se contamina y se vuelve tóxico. Se carga, dicen los que saben, de 13 microgramos por metro cúbico de dióxido de nitrógeno (NO2), cuando el límite que garantiza su calidad no debe sobrepasar los 10. A ver, no se duplican los valores de toxicidad como en A Coruña o Vigo, ni se triplican como en Barcelona y Madrid, pero eso no debe consolarnos. Debemos aspirar a poder inspirar un aire limpio.

La Ley de Cambio Climático nos obligará, como ciudad de más de 50.000 habitantes, de momento, a crear zonas de bajas emisiones antes de 2023. Las grandes capitales ya están en ello. Que si prohibición de acceso de los vehículos más contaminantes a los centros históricos. Que si pagar por entrar. Que si un día entran los de matrículas pares y otro los impares. Que si se transforman las calles en plataformas únicas para coches y peatones con límites de 20 km/hora. Que si se peatonalizan completamente. Que si se potencia el transporte público, eléctrico, y el uso de bicicletas, patinetes y demás artefactos ligeros y medidas así. La ley es clara: hay que calmar el tráfico, reducir las emisiones y el ruido y mejorar la calidad del aire.

Aquí es donde surge el problema ferrolano y propiamente ferrolano, que diría aquel. Aquí no se precisa calmar el tráfico porque no hay un problema de circulación. El problema es calmar la búsqueda de aparcamiento. El conductor medio en esta ciudad tarda 10 minutos en su trayecto y 20 minutos en aparcar. Contamina para aparcar. No para dirigirse a un aparcamiento regulado y de pago, sino para encontrar un hueco gratis en superficie o en alguno de los leira parkings que se instalan en el centro. Las calles son un gran aparcamiento en superficie, limitado pero gratuito, en el que el conductor ferrolano busca infatigablemente el lugar ideal para parar su coche: en la puerta de su casa, en la puerta del bar, en la puerta del comercio, en la puerta del ambulatorio, o en cualquier otra puerta. Emplea mucho tiempo y emite demasiados gases irritantes (asma, enfermedades respiratorias y pulmonares) además del gasto en combustible, con la finalidad de no gastar en aparcamiento. Los técnicos de la AEMA y la OMS no deben salir de su asombro. ¿Cómo se deja de contaminar cuando se trata de aparcar -y apagar- los coches?

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