domingo, 5 de septiembre de 2021

Festejos sin fuegos

De guarisnais 
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 5 septiembre 2021

Era otro Ferrol igual a este Ferrol. Hay más de un siglo de distancia con aquel 1906 pero parece que fue ayer. El Departamento perdía población, como ahora. Había gran carencia de empleo, como ahora. La Marina y el Astillero añoraban tiempos mejores, como ahora. Los festejos de Amboage tampoco incluyeron fuegos artificiales; sin novedad.

A Victoriano Suanzes le correspondió escribir la Revista del año para publicarla en el Almanaque de 1907. Una revista, en forma de breve crónica, en la que se recogían los sucesos más notables de cada mes. En agosto tocaban los festejos anuales, claro, tan necesarios para los vecinos y que estuvieron en un tris de desaparecer. Fue la entusiasta agrupación La Gratitud la que superó las dejadeces y desmayos habituales para honrar al benefactor D. Ramón Pla y Monge, marqués de Amboage, y con ello hacer posible “que hogares humildes y modestos que libran dolorosas batallas para afrontar las necesidades de hoy y aún el más triste porvenir del mañana, enjugar esas lágrimas y confortar los espíritus abatidos…”. Vamos, como ahora.

No pudieron celebrarse las famosas carreras de velocípedos pero sobresalieron otros números como las regatas, el certamen de murgas, el de baile regional, el concurso de orfeones y el de escaparates. Fue este, nos dice Suanzes, un espectáculo nuevo que despertó gran interés en el público. En la camisería La Marina confeccionaron el castillo del escudo de Ferrol con corbatas. Un globo colosal de telas de colores ocupó el centro del escaparate de El Cielo. En el ultramarinos de D. Santiago Barreiro se copió la portada del Dique con garbanzos, galletas, azúcar y otros artículos. La sucursal de la casa Singer instaló en su salón un taller de confecciones con muñecas costureras. El escaparate de la Villa de París se adornó con un artístico jarrón de flores sobre un pedestal modernista, hechos a base de pañuelos de seda. La relojería del señor Aulet señalaba la hora de comenzar el concurso en una esfera de gran tamaño, “elevándose sobre el cuerno de la abundancia…de relojes”. Y así toda la ciudad, vestida y engalanada para agradecer la disposición testamentaria del marqués por la que se repartían 5.000 pesetas entre los pobres de la localidad.

Los festejos fueron bien y sirvieron como anticipo al gran acontecimiento que tendría lugar semanas más tarde: la botadura del crucero Reina Regente. Entonces, como ahora, la ciudad sabía diferenciar los tiempos de asueto, folclores y murgas con lo que justifica su papel en una sociedad moderna y desarrollada, la construcción de barcos. Escribía Suanzes: “La suerte de Ferrol estará siempre íntimamente ligada a la de la Marina y a la de la Patria”. A ver, como ahora, con más o menos fuegos artificiales.

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