domingo, 9 de enero de 2022

A todo tren

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 9 enero 2022

Con fausto y opulencia, sin reparar en gastos. Así se define “a todo tren” en el Diccionario de la Real Academia Española. Pero a todo tren, lo que se dice a todo tren, no se vive en Ferrol. O sí. Por que sí se habla de trenes de todo tipo, de los que no hay y de los de toda la vida.

Los epidemiólogos llevan la contabilidad de los trenes de olas víricas y de vacunas. Las olas ya son seis, esta última con dos ramificaciones (como el ferrocarril en Betanzos Infesta): la delta y la ómicron. El tren de vacunas ya está en cinco, con la aprobación de la americana de Novavax y su socio farmacéutico de Porriño. Los meteorólogos nos alertan de que asoman por el oeste trenes de borrascas. Hombre, claro, ¿y por dónde iban a asomar? Pues por la mar océana atlántica, ese lugar mágico que domesticamos en la bocana de la ría a golpe de laderas montañosas y castillos inexpugnables. En la Armada, dentro de los muros del Arsenal y entre sus muelles, dársenas y el Puerto Chico, los ferrolanos sabemos de la existencia del tren naval. No es un ferrocarril que se pasee por allí, sino el conjunto de embarcaciones auxiliares imprescindibles para la vida de la Marina: remolcadores, petroleras, aljibes, gabarras, lanchas neumáticas, bateas de limpieza y pintado, botes a remo y a vela, y demás familia. Pero hablando de ferrocarriles ya sabemos los que a este departamento del norte no van a llegar: los de alta velocidad. Ni AVE, ni Alvia, ni Avant, ni el futuro Avlo… Nada por el estilo. O mejor dicho, esos trenes sí llegarán pero a una velocidad sosegada, contemplativa, somnolienta. La hora y cuarto larga del trayecto A Coruña-Ferrol es la misma que la empleada de A Coruña a Ourense, ya camino de Madrid a 300 kilómetros por hora. 

Pero no hay de qué preocuparse. Ferrol es una ciudad pragmática, de búsqueda de soluciones, nada amiga de regodearse en sus desgracias (es broma). Los ediles municipales con su gobierno y alcalde-presidente a los mandos de la locomotora, están pilotando un auténtico tren de obras. Al menos de anuncios de licitación, que ya eso de ponerse manos a la obra es otra cosa. Se reformará el Palacio Municipal, que quiere ser una buena imitación del Neoclasicismo ilustrado. Se hará una mini-alameda en la calle de la Iglesia, con árboles y menos coches varados. Y se arreglará la plaza del Callao, por enésima vez. Y el mercado municipal de A Magdalena. Se tirarán los galpones del mercado provisional, por que son provisionales. Y se arreglará la carretera de Castilla y el talud de Las Pías, con dineros de España y Europa. Se peatonalizará Pardo Bajo por aquello de la hostelería, y se licitará hostelería en el castillo de San Felipe. Y así en un convoy de obras infinito que vienen a todo tren.

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