domingo, 27 de noviembre de 2022

El Lavadero modernista de Betanzos

Escribanía de mar 

Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 27 noviembre 2022

 

Era el San Roque de 1902. Betanzos era una fiesta pero este año era una fiesta especial. Los vecinos estaban llamados a una romería popular en el Campo de las Cascas, al pie del río Mendo, para celebrar la inauguración del “lujoso edificio” del Lavadero Público Gratuito de Betanzos. Iría la corporación en pleno, autoridades, cuerpos de danzas, músicas y gaitas y el clero parroquial. Todo muy solemne, como debía ser, sobre todo en el momento de dar lectura a la placa que preside la fachada principal: “Testimonio de gratitud que la ciudad dedica a sus hijos Don Juan y Don Jesús García Naveira, donantes de este edificio”. 

 

Los hermanos García Naveira encargaron este proyecto al ingeniero Estanislao Pan y Pérez, eminente experto en canalizaciones de ríos y manejo de mareas, puentes y demás. Le salió bordado, que diría un castizo. El edificio está pensado al milímetro para su función según dice el profesor de arquitectura Vázquez Mosquera en su artículo del Anuario Brigantino de 2009; además de embellecido con un soberbio estilo Modernista (del que tantas muestras tenemos en La Magdalena). Forjas, columnas de hierro colado, celosías, piedra labrada, rejerías, una magnífica escalera a la planta superior y la decoración de los zócalos con formas de hojas de vid. Y, por supuesto, el escudo de Argentina esculpido en los dinteles de las ventanas centrales. Todo en una pieza que permitía trabajar a 63 lavanderas a la vez, secar la ropa a cubierto o en los campos a clareo, calentarse en una lareira, cocinar, comer, descansar, secarse, atender a los cativos y, cómo no, conversar para ponerse al día de la vida de la noble ciudad.

 

Los hermanos García Naveira jamás olvidaron Argentina ni tampoco su posición ideológica liberal, de indianos librepensadores, de hombres viajados que vieron mundo, se cultivaron e hicieron fortuna. Desde su regreso a Betanzos, a finales del siglo XIX, asumieron la tarea impagable de mejorar la vida de sus vecinos. Contrataron a los mejores arquitectos coruñeses (Rodolfo Ucha todavía no había llegado a Ferrol), caso de Juan de Ciórraga, González Villar y Galán Carvajal, para construir el Pasatiempo (la Huerta de Don Juan), una extensa plaza, la Casa del Pueblo para las sociedades obreras, las Escuelas y el Asilo, al tiempo que se levantaban su propia casa (la casa de Don Jesús) y la casa Pita, la Etcheverría, la Limiñón, la Núñez, el Nuevo Matadero y otras más. Todas, sumadas al Lavadero das Cascas, se agrupan en una ruta repleta de Art Nouveau pero también de cultura popular, reivindicación de mejores condiciones de vida y dignificación de los oficios de lo cotidiano. En Betanzos, la provincia de los ancestros ferrolanos.

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