domingo, 8 de enero de 2023

Elecciones tipo arroz con leche

Escribanía de mar

Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 8 enero 2023

 

Ya está, ya se terminaron las fiestas, los papanoeles, las campanadas con uvas o sin ellas, los belenes, las cabalgatas de reyes con tractores chimpín y sin camellos y todo lo demás. El personal español ya puede ponerse a dieta y apretarse el cinturón. Las bombillas y adornos navideños volverán a sus almacenes. Toca volver a la rutina en los colegios, las empresas, los cafés. Todo vuelve a su ser, que diría el sabio, ¡excepto la clase política! Si es que no ganamos para sustos: ¡entramos en período electoral! A la pandemia, la invasión de Ucrania y el arreón de precios se suma ahora un año electoral. Municipales -otra vez-, autonómicas -dónde toquen-, y generales, cuando Sánchez vaya finalizando su mandato europeo. De todas, permítanme la confesión, las municipales me parecen las más cuquiñas, domésticas, de andar por casa. Especialmente en Ferrol, donde se asemejan a la cocina casera: predecible, rutinaria, siempre con la misma receta y siempre el mismo resultado. Aquí, mejor que en ninguna otra parte, se practica la alternancia con esmero, desde los tiempos de Quintanilla. Un alcalde de derechas, el siguiente de izquierdas. Gobierna el bloque progresista, el siguiente será el conservador. Así cada cuatro años, con precisión de reloj suizo.

 

En mayo veremos quien le saca brillo al bastón de mando. Los candidatos ya los tenemos dando vueltas por el palacio municipal, ocupando sus asientos en un pleno con tres alcaldes (Rey Varela, Suárez y Mato) y un eterno aspirante (Rivas) que continúa recitando su discurso soberanista a los cuatro vientos. Todos tienen experiencia política, ninguno quiere irse de allí gane o no y no pierden ocasión de manifestar que su mayor orgullo es ejercer su ferrolanismo sacrificándose por el pueblo departamental. Rey Varela firmó en su día un pacto con los ferrolanos para sacar a la ciudad del ostracismo y ganó con mayoría absoluta, aquí, en la Diputación, en la Xunta y en el Gobierno de España. Le sustituyó Jorge Suárez con los votos de la indignación y del sí se puede, con la promesa de recibir cada día a varios vecinos para oír directamente los problemas que les ocupaban. Ángel Mato, alcalde titular, volcó sus esfuerzos en el relanzamiento industrial de una comarca, asunto de su agrado pero que no está incluido en una agenda municipalista. El resultado de sus mandatos, muy parecido. Todos “ayudaron” a que Ferrol siga decreciendo, perdiendo población, convirtiéndose en una ciudad envejecida, con más clases pasivas que activas, sin capacidad de retener talento ni atraer inversiones. Ni siguiendo la receta ferrolana, de éxito contrastado, fueron capaces de cocinar un arroz con leche derecho y a la vía, con fundamento.

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