lunes, 2 de noviembre de 2015

Con decoro

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 1 de noviembre de 2015

¡Un momento! La cosa se ha puesto interesante y merece la pena parar a reflexionar sobre ella. Las redes sociales están que echan humo y en los mentideros ferrolanos no se debe estar hablando de otra cosa, así que pongámosle un poco de ciencia y razón a semejante asunto de alta política local. Me refiero, ya lo habrán adivinado, al trascendente problema de la vestimenta que van a utilizar los ediles ferrolanos en la visita oficial al Arsenal y a Capitanía General el próximo 4 de noviembre. ¡Manda truco! Ya se sabe que las normas de convivencia y buena vecindad –no escritas- exigen visitas mutuas cada vez que se produce un relevo en una corporación local o en la máxima autoridad de la Armada (antes era el almirante Capitán General y ahora es el almirante del Arsenal). En esta ocasión sucede que las dos autoridades son nuevas en sus cargos, el alcalde Suárez y el almirante Romero Caramelo. Y claro, toca visita del gobierno local a las instalaciones navales dieciochescas para su conocimiento y mejor confraternización.

Pues decía que la tensión está aumentando a medida que se acerca la fecha. ¿Por algún asunto concreto? ¡Qué va! No parece que preocupe ningún tema que contribuya a mejorar la situación actual. Ni la apertura de Capitanía a la sociedad civil, ni el derribo de la muralla (a ver alcalde, aproveche la ocasión para pasear por el perímetro interior y se dará cuenta de que con la sustitución de la muralla por una verja en ningún caso se podría ver el mar) ni la cesión de edificios fuera de uso como el cuartelillo o la antigua Intendencia (¡qué magnífico edificio!) ni nada de eso. El tema relevante es la vestimenta de sus señorías. Como lo oyen. Que si llevarán corbata o no los concejales; que en una ocasión al concejal Miramontes, que era del mismo partido que el actual alcalde Suárez, no lo dejaron entrar al Arsenal sin corbata; que al poner chaqueta, la camisa no debería ir por fuera del pantalón y ser demasiado larga; ni las faldas de las concejalas, por el contrario, ser demasiado cortas…y todos, ellos y ellas, debieran vestir con decoro. Y aquí se armó la marimorena. ¿Y qué es el decoro y cómo se mide? Aquello de la dignidad en el aspecto, el cuidado de la estética y la decencia en la apariencia, ¿cambia en el tiempo? ¿es igual para jóvenes y mayores? ¿y para políticos activistas o conservadores?

A finales de los 80 viví una situación similar dentro de la Armada, cuando se permitió que los alumnos y marineros salieran de permiso con ropa “de paisano”. Había que pasarles revista y solo dejar salir a los que vistieran con decoro. Se pueden imaginar los debates en las cámaras de oficiales. Hay cosas en las que, efectivamente, Ferrol ha cambiado poco.

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