domingo, 27 de diciembre de 2015

Porvenir

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 27 de diciembre de 2015

En pocos días celebraremos un nuevo ritual al tomar las doce uvas. Ese día la mayor parte de la gente pedirá algún deseo para el año 2016, para el porvenir, para que mejoren las cosas en el futuro. Yo, si ustedes me lo permiten, haré una lista larga, larga, larga, de deseos que, para que me dé tiempo a formularlos, voy enumerando desde ahora mismo. Que el porvenir nos depare un nuevo gobierno -cosa que no va a ser nada fácil sin nuevas elecciones en un par de meses- que tenga al frente de la cartera de Industria a un ministro que no se declare incompetente en materia de construcción naval, como sucede ahora con Soria. Que se acelere el comienzo de la construcción de las fragatas F110. Sí, me refiero a esos buques grises, militares, de guerra, que llevan misiles y otras armas, y que sirven, entre otras cosas, para mantener plenamente operativa a la Armada. Y de paso, un alto nivel de actividad en los astilleros ferrolanos. De su utilización hablaremos en otro momento, que no me puedo distraer con tanto deseo pendiente. El porvenir tiene que devolverle a Ferrol su ría sana, limpia, no contaminada. Una ría navegable todos los días del año, capaz de acoger lanchas de transporte, navegación de entrenamiento a futuros marinos, embarcaciones de pesca, buques de gran tonelaje que vienen a reparar, transportes marítimos que generen actividad en los puertos exterior e interior. Además de zonas de marisqueo y playas para el esparcimiento y el disfrute de los vecinos, sin sus mascotas, por lo visto. Los próximos tiempos tienen que venir cargados de buenas oportunidades para los más jóvenes y mejor preparados. Ferrol deberá frenar la sangría demográfica, dejar de expulsar a 800 o 900 vecinos al año de su padrón y volver a ser una ciudad de oportunidades para construir y desarrollar un proyecto de vida, el que cada uno elija. Un porvenir en el que sea factible crear el órgano de gestión para promocionar la candidatura del Ferrol de la Ilustración a Patrimonio Mundial; en el que todos los trámites burocráticos e informes técnicos que se realizaron para poder intervenir en los cascos históricos dejen de ser una pesadilla y Ferrol Vello y la Magdalena se puedan rehabilitar de una vez; en el que los arquitectos y urbanistas que ganen el concurso para arreglar la plaza de Armas estén inspirados por la razón y el conocimiento de lo propio y no hayan pasado veranos en prácticas en los estudios del arquitecto Calatrava; un porvenir que haga realidad los sueños que los ferrolanos escriben y cuelgan en los arbolitos de los deseos de la calle Real; y en el que la estatua del marqués de la Ensenada no asuste a los niños pequeños…

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