jueves, 1 de septiembre de 2016

Fiesta de la Ilustración

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 1 de septiembre de 2016

Al bueno de Jovellanos le caían todas encima, empezando por el nombre: Baltasar Melchor Gaspar María de Jovellanos y Ramírez, ¡tela marinera! Y continuando con que el muchacho, cuando fue consciente de su situación, se encontró con que había nacido en el seno de una familia noble pero que se había quedado sin un céntimo, con lo que no le quedó otro remedio que estudiar, formarse lo mejor que pudo y dedicar su vida al ejercicio de aquellos cargos públicos para los que disponía la Corona. Jovellanos se convirtió así en uno de los grandes, un ilustrado capaz de aportar conocimientos y ciencia, así como su espíritu renovador, a un sinfín de tareas: actualizar planes de estudio; potenciar y desarrollar planes económicos y agrícolas en varias plazas del Estado; favorecer la creación de bibliotecas que recogían textos no muy bien vistos por la Inquisición; diseñar proyectos de urbanismo, higiene y asentamientos poblacionales; y cultivar las artes y la escritura de multitud de obras, entre las que se encuentran algunos de los ensayos más relevantes de todo el Siglo de las Luces español. 

Uno de ellos, casualmente, lo estaba desmenuzando en mis lecturas de este verano cuando se produjo la reflexión en voz alta desde el gobierno municipal acerca de hacer una Fiesta de la Ilustración en Ferrol. Precisamente el texto, fruto de un encargo que le hizo el Consejo de Castilla a Jovellanos a través de la Real Academia de la Historia, se titula: Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversiones públicas, y sobre su origen en España (Madrid, 1790). Se trataba, como pueden deducir, de que el ilustre asturiano recogiese las costumbres propias de las diversiones públicas que procedían del antiguo régimen y eran calificadas como infames, y propusiese todas aquellas nuevas, propias del espíritu ilustrado, que sirviesen mejor al doble cometido de divertir y educar a la nueva ciudadanía. De entre las primeras, Jovellanos cita diversiones como la caza, torneos y justas con animales, luchas de toros, etc…De entre las segundas, las nuevas diversiones de la Ilustración, se explaya en la bondad de los bailes públicos, las romerías y meriendas, juegos de pelota y bolos, juegos de mesa como naipes, ajedrez, dominó, espectáculos teatrales como comedias, entremeses y sainetes, juegos malabares y conciertos musicales y ópera.

Ferrol debería contar con una Fiesta de la Ilustración bien documentada, organizada y ejecutada, que recrease las diversiones del siglo XVIII, sus vestuarios, músicas, gastronomía y actividades sociales. Como las que se hacían en el coliseo de Settaro de la calle Magdalena desde 1769 hasta 1817, o después en el Salón Filarmónico o al aire libre en la Alameda. Ya les contaré.

1 comentario :

  1. Estoy completamente de acuerdo en la necesidad de una Fiesta de la Ilustración, pero creo que las fiestas deben estar acompañadas de un movimiento cultural a lo largo de todo el año. Jornadas, conciertos, obras de teatro, literatura, difusión, imagen corporativa, una sala expositiva o centro de interpretación, itinerarios culturales... un completo calendario en el que se impliquen todas las instituciones públicas y privadas que tengan algo que ver con el tema: La Armada, EXPONAV, el Museo Naval, la Facultad de Humanidades (que debería tener una cátedra dedicada al Ferrol Ilustrado), el Ayuntamiento, la Diputación, las asociaciones de época o vecinales, las de artistas, las académicas, los colegios profesionales y cualquiera que pueda aportar un punto de vista.

    Qué se comía, qué se hacía, como se vestía, como se desplazaban, qué avances surgieron, cuál era el día a día, quién eran los personajes de la época... sólo así se podrá avanzar en lo que realmente importa: conocer qué movió a nuestros paisanos o gobernantes a buscar las luces hace más de doscientos años y convirtieron Ferrol en una de las ciudades más asombrosas de la época.

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