lunes, 29 de agosto de 2016

Presupuesto atemporal

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 29 de agosto de 2016

Un representante del gobierno municipal ferrolano debe ir, raudo y veloz, a la oficina de patentes a registrar una nueva marca diseñada, creada y desarrollada en estas latitudes: el presupuesto atemporal. Hasta ahora los presupuestos eran calificados de múltiples formas que, generalmente, obedecen al interés subjetivo -y político- del que emite la calificación. No importa si el presupuesto está bien calculado o no, si cumple todos los preceptos legales o si se hace de forma consensuada o unilateralmente. Los calificativos llueven igualmente y los portavoces (esto pasa en todas las administraciones) dicen: son unos presupuestos cicateros, o unos presupuestos expansivos, unos presupuestos derrochones, o presupuestos sociales, o conservadores, o progresistas, unos presupuestos alejados de la gente, o una auténtica chapuza presupuestaria…y así indefinidamente. Hasta llegar a Ferrol, donde por primera vez asistimos al desarrollo de unos presupuestos atemporales. Unos presupuestos de los que no se sabe cuándo se presentarán, ni cuándo entrarán en vigor, ni para cuánto tiempo.

Los presupuestos son la norma básica por la que se ha de regir la gestión pública. Todos los partidos políticos aspiran a llegar al gobierno de su país, comunidad autónoma, o municipio, precisamente para poder cambiar la estructura presupuestaria y poder así poner en práctica su programa de gobierno, sus políticas. Todos…menos los ferrolanos. En la ciudad naval asistimos -un tanto perplejos- a un nuevo escenario que básicamente consiste en que la coalición que gobierna, FeC y PSOE, no tiene prisa por tener un nuevo presupuesto, el partido líder de la oposición, PP, quiere tumbar el presupuesto a toda costa -aunque se trata de un presupuesto prorrogado, diseñado por el propio partido cuando estaba en el gobierno-, el socio de investidura BNG afirma que le da igual porque, total, nada iba a cambiar y al partido Ciudadanos lo que le preocupa es que lo que se firme se cumpla, vamos, que los papeles no se mojen y se destruyan.

Con la mitad de la legislatura prácticamente vencida, años 2015 y 2016, estamos ante una situación anómala en la que el gobierno municipal lo quiere fiar todo al segundo tiempo, años 2017 y 2018. Democráticamente no es el mejor escenario aquel que no permite desempeñar a los representantes elegidos las políticas que defendían en su programa electoral. Es un escenario inconveniente e incoherente este que se produce cuando un partido -o coalición- gobierna con los presupuestos de su predecesor y ahora oposición. Por eso, tal vez, podría resultar beneficioso contar con unos presupuestos reales, temporales, con fecha de tramitación, entrada en vigor y duración. Sin que sirva de precedente. 

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