domingo, 24 de mayo de 2020

Los homenajes que está arrasando el covid-19

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 24 mayo 2020

Hay ferrolanos de toda clase y condición, faltaría más. Ferrolanos de toda la vida aunque esa vida se circunscriba a unos pocos años. Ferrolanos de pura cepa que presumen de hablar el idioma propio (esa mezcla de castellano, gallego e inglés única en el mundo) mejor que nadie. Ferrolanos anónimos, la mayoría, algunos encantados de vivir aquí y otros que sufren la ciudad con resignación. Y otros ferrolanos que alcanzan la excelencia en su trabajo, en la ciencia, el arte, la escritura o la política; esos que en terminología actual se dice que desarrollaron todo su talento. De esta clase hay muchos. En alguna época el número de hombres y mujeres ilustres, les puedo asegurar, fue el más alto de Galicia en relación al número de ciudadanos registrados. Aunque no todos fueron -ni son todavía- reconocidos. Ese es otro cantar.

El caso es que en este año los reconocimientos a ilustres ferrolanos habían llegado en avalancha. 2020 se presentaba como el año de premios merecidos y recuerdos de aniversarios. Iba a ser el año de los desagravios a muchos ferrolanos destacados que no lo habían sido hasta ahora porque el mundo entero conspiraba contra Ferrol, según proclamaban aquellos que se sentían aldraxados. Por fin los académicos de la lengua gallega le otorgaban su año a Ricardo Carballo Calero, después de muchas candidaturas infructuosas. De Concepción Arenal se había previsto todo un año de homenajes en ciudades de Galicia y España. La Real Academia Galega de Ciencias dedicó el 2020 al ferrolano de origen catalán Andrés Avelino Comerma y Batalla, a quién debemos el Dique de la Campana, la primera línea telefónica de Galicia, el impulso al cinematógrafo, varios estudios sobre el patrimonio de la comarca y otras ideas adelantadas a su época. Por su parte los ingenieros informáticos dedicaron su día a Ángela Ruiz Robles, creadora de la primera enciclopedia mecánica y precursora de nuevos métodos educativos. Y había más. El Club de Prensa consideraba oportuno reconocer la figura de Juan Flórez en el 150 aniversario de su muerte. Marino de carrera llegó a ser alcalde de La Coruña, diputado en el Congreso y uno de los máximos impulsores del ferrocarril a Galicia. Comenzaba a señalarse el extraordinario papel de Alonso Pita da Veiga en la batalla de Pavía y el pintor Ferrer Dalmau recogió su figura en uno de sus magníficos óleos. Y también era el año en el que los óleos de Álvarez de Sotomayor se colgaban de forma permanente en el museo provincial coruñés (ya saben, en Ferrol seguimos sin museo que dé a conocer lo nuestro y a los nuestros).

Un coronavirus nos arrebató la primavera a todos y la vida a muchos. No le permitamos que nos borre la memoria.

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