martes, 18 de noviembre de 2014

Turismo en torno a la muerte

De guarisnais.
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 16 de noviembre de 2014

 No me refiero a las manifestaciones religiosas que acabamos de celebrar los días de Difuntos y Todos los Santos, con las tradicionales ferias de flores y las festividades de Halloween y Samaín, (25 años ya en Cedeira). Con esto del turismo en torno a la muerte me refiero al fenómeno social, cultural y económico que se comienza a denominar "necroturismo" (palabra no recogida en el diccionario de la RAE) y que se traduce en múltiples actividades. Les cito, por ejemplo, la del camarero que diseña un cóctel llamado "levantamortos"; el acuerdo para "galleguizar las lápidas" y hacer los cementerios más cercanos a nuestra cultura; la realización de conciertos y representaciones teatrales; la instalación de un coche funerario de 1938 en el cementerio de Pereiró, en Vigo, para poder fotografiarse ante él; y, la más reciente, la primera tertulia sobre la muerte que se va a realizar en España, concretamente en A Coruña, a imagen y semejanza de las populares "death cofee" que se organizan en Inglaterra. Aunque, sin duda, las que tienen más aceptación son las visitas guiadas a los cementerios, para contemplar su arquitectura y esculturas al tiempo que se conoce la historia de las personas notables que en ellos descansan. En Ourense, a los integrantes de la Xeneración Nós; en Lugo, a las tumbas de Pimentel, Novoneyra y Fole; en Ferrol, dentro de la ruta torrentiana, se visita en Serantes a Torrente Ballester; en Santiago, además de a compostelanos famosos enterrados en Boisaca, se realiza la visita al Panteón de Galegos Ilustres para conocer la historia y rendir homenaje a Rosalía de Castro, Cabanillas, Fontán y Castelao, entre otros. Pero dentro de estas visitas tenemos además, en Galicia, tres que están incluidas dentro de la Ruta Europea de los Cementerios: la del Cementerio de los Ingleses en Camariñas, la de Santa María de Dozo en Cambados y la de San Amaro en A Coruña. En este último caso, el éxito de las visitas nocturnas y con un guía caracterizado de Fiz de Cotobelo, el alma en pena de El Bosque Animado que escribió Fernández Flórez, es tal, que hay que reservar plaza con mucha antelación.

Imagínense ustedes el enorme potencial que tendría Ferrol si fuese capaz de organizar una tertulia con invitados de la Santa Compaña que bajasen del cementerio de Canido, a los que se les destruyó la que fue su morada desde 1775 (construido en época de Carlos III era el más antiguo de Galicia y uno de los más antiguos de España), acompañados por almas en pena que buscan el camino a San Andrés de Teixido (los perezosos que no fueron de vivos) y los espíritus de los navegantes que invocaban a la Virxe do Nordés, de Chamorro. ¡Mimadriña! Seríamos una potencia necroturística!

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