De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 26 de abril de 2015
Que Ferrol es una ciudad en la que se le da un trato exquisito al vino es algo bien sabido. Que es una zona no productora, en la que no se cultiva la vid ni se elabora vino, también. Sin embargo, una ciudad sin tradición viticultora ni industrias bodegueras es capaz de atraer a todos los agentes implicados en el sector vitivinícola. A Fevino asistieron viticultores, bodegueros, enólogos, distribuidores, catadores, sumilleres, críticos, periodistas especializados, cocineros y restauradores. También algún que otro político, ya saben, para decir aquello de que el sector forma parte de los objetivos estratégicos del gobierno autonómico. ¡Qué miedo! Cada vez que un alto cargo echa mano de la estrategia para hacerse la foto, alguna desgracia le cae encima a los miles de empleos directos e indirectos que genera el sector.
Pero dejemos a los políticos y volvamos al extraordinario mundo del vino y la sana costumbre de consumirlo con moderación. Como se hace en Ferrol, ciudad en la que salir a tomar unos guarisnais era sinónimo de tomar unos vinos. En la que en otros tiempos más amables era muy frecuente ver pandillas que iban de ruta por los bares, bodegas, tascas y mesones, muy bien surtidos por los grandes almacenistas y distribuidores que había en la zona. En la que esta costumbre derivó en la consolidación de una amplia cultura en los consumidores que saben apreciar los vinos de calidad.
Muy alta calidad es la que muestran, año tras año, los vinos gallegos. Los ribeiros elaborados mayoritariamente con uva treixadura que pronto veremos en la feria de Ribadavia. Y los rías baixas, especialmente los albariños, en las ferias de Cambados y en O Rosal. O algunos de los tintos mencías y blancos godellos ya presentados de la Denominación de Origen Ribeira Sacra, en sus múltiples eventos de Chantada, Monforte, Amandi, Pantón y Quiroga. Y, por supuesto, los que se elaboran en las DO de Monterrei, con su feria en Verín, y en Valdeorras, con su evento en O Barco. Sin olvidarnos de otros vinos elaborados fuera de denominaciones pero que tienen un público fiel: los de O Condado, los tintos do Salnés en Ribadumia, el vino do Ulla o los vinos de Betanzos, trabajando en la recuperación del excelente “branco lexítimo”.
Las cinco Denominaciones de Origen gallegas estuvieron presentes en Fevino, además de muchos vinos nacionales e internacionales. Su valoración por parte de los expertos es cada vez más alta, y en algún caso están siendo puntuados con nivel de excelencia. Tal vez por eso el presidente Obama celebre el día de la Hispanidad con un mencía de la Ribeira Sacra. O que el presidente Rajoy, con el desparpajo y simpatía que le caracteriza, se desmelenase gritando su recordado ¡Viva el vino!.
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