domingo, 20 de marzo de 2016

De cuartel de presidiarios a museo naval

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 20 de marzo de 2016

Por alguna razón que no alcanzo a entender me gusta visitar aquellos edificios que en tiempos pasados fueron cárceles y hoy están dedicados a tareas culturales, científicas, hoteleras o recreativas. En nuestra Villareal de la mar - sic, Torrente - contamos con un caso muy especial, el Museo Naval, instalado en las dependencias del antiguo presidio de San Campio. Se trata de un cuartel de presidiarios diseñado por Sánchez Bort (¡cómo no!), al que se puso el nombre de un soldado protector tutelar de los jóvenes que sirven a la patria. En él se alojaba a los penados que se ocupaban en el manejo de las bombas de cadena para el achique de los diques, además de otros trabajos propios del Arsenal. Dice el historiador Alfredo Martín en su ensayo sobre “Presidiarios y vagos en la Galicia del Antiguo Régimen” que se trataba de levas de maleantes condenados por contrabando, falsificación de moneda o papel sellado, robos y otros delitos de menor gravedad que incluían a los vagos y malentretenidos. Llegados a esta descripción no me resisto a compararla con los tiempos actuales; ¿se imaginan la cantidad de nachiños que ahora cometen estos delitos y que, de ser en el siglo XVIII, hubieran dado con sus huesos en este presidio? No repetiré los nombres que salen todos los días en los informativos, ustedes ya los conocen.

Desde hace treinta años el presidio alberga el Museo Naval, uno de los que forman parte de la red museística de la Armada. En la entrada, flanqueada por una exposición de anclas, se encuentra la figura de San Campio junto a otros mascarones de proa. Los pasillos y las salas son fríos – todavía -, húmedos, silenciosos, y están llenos de metopas, óleos, aparejos y cientos de utensilios. Muy cerca está un cuadro de honor con los nombres de todos los buques construidos en el real astillero, incluido el famoso apostolado: Oriente, Eolo, Neptuno, Magnánimo, Aquilón, Gallardo, Brillante, Vencedor, Glorioso, Guerrero, Héctor y Soberano. Doce navíos que salieron de Esteiro entre los años 1753 y 1755 y que forman parte de la historia industrial, naval y militar de nuestro país. Salas de instrumentación, cartas náuticas y decenas de trabajos procedentes de la antiguas Escuelas de Máquinas y Maniobra. Maquetas de navíos a gran escala, salas de banderas de combate, colecciones de sables de abordaje, hachas, picas y chuzos, “armas con las que las flotas españolas jamás perdieron un combate cuerpo a cuerpo con los ingleses”, como le gustaba decir a un antiguo director del museo.

El presidio, la flota y los arsenales en muchos casos estaban formados por los mismos hombres borrachos y mal nutridos, pero valientes y con honor,  como los mejores. 
 

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