domingo, 15 de enero de 2017

En el mapa

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 15 de enero de 2017

El asunto de si Ferrol está en el mapa o no ya es motivo de debate. Los científicos -cartógrafos y geógrafos- dicen que sí, y por eso lo pintan en las cartas náuticas. No tienen ustedes más que darse una vuelta por el Museo Naval para comprobar que en la posición 43 grados y pico norte, y 8 grados y pico oeste, está señalado Ferrol. Y no vayan ustedes a pensar que esto es cosa de las cartas actuales. Ferrol está en cartas muy pero que muy antiguas, cartas inglesas de la época en la que estaban con tantas ansias de conquistarnos. Sin embargo, los escritores y poetas ferrolanos ya no tienen tan claro el lugar que ocupa su ciudad. Santi Santos (Los Limones) canta aquello de que vive en un lugar “donde se acaba el mar”, mientras que Ramón Loureiro (escritor y periodista) se reafirma en su idea de que es el lugar “donde Europa comienza”. En fin, Ferrol está, de cualquier manera, pero está.

¿Y está mejor ahora que hace un año? Bueno, esto es motivo de otra trifulca dialéctica. De momento sabemos que como ciudadanos del mundo estamos mejor. Sin duda. El escenario descrito por las organizaciones internacionales, especialmente para las culturas occidentales, es el mejor de la historia. Nunca como ahora los seres humanos vivieron tantos años; hay menos mortalidad infantil, más alfabetización y acceso a las escuelas, mayores cotas de libertad, mayor igualdad de género y mayor renta disponible por habitante. Todo esto se traduce en que en más países se ha implantado un sistema democrático, que hay más médicos y maestros por habitante, mejor acceso al agua potable y menos muertes por actos violentos como guerras y terrorismo, a pesar de que todavía hay trabajo que hacer para que estas muertes no se produzcan.

Por el contrario, si hacemos foco en la vida local, comprobamos que los grandes problemas de la ciudad siguen siendo los mismos, lo que evolutivamente supone un retroceso o, cuanto menos, un estancamiento. Sigue sin resolverse la contaminación de la ría, el desempleo, la crisis demográfica, los mercados de abastos y el comercio local, la supuesta peatonalización, la recuperación de los barrios históricos de Ferrol Vello y A Magdalena, la candidatura a Patrimonio Mundial, el convenio con Defensa, la utilización del recinto ferial, las comunicaciones ferroviarias y un largo etcétera.

Es verdad que, como consecuencia de los grandes avances en el acceso a la información, las personas -ferrolanos incluidos- nos hemos vuelto más críticos, menos tolerantes, más exigentes y nos cargamos de un cierto grado de insatisfacción que nos mantiene más despiertos, más curiosos. En esto jugamos con ventaja. A los ferrolanos a críticos -especialmente para destruir nuestra esencia- no nos gana nadie.

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