domingo, 11 de marzo de 2018

Volvieron a La Habana

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 11 de marzo de 2018

A principios del siglo veinte existía en esta Galicia nuestra el sentimiento de que América estaba más cerca que Madrid. Cuba y Puerto Rico ya no eran territorio español, pero los vínculos familiares, culturales y sociales se habían consolidado. Varios escritores y poetas ferrolanos así lo recogían en sus obras. Las cartas, los viajes, las fotografías compartidas y muy especialmente las obras realizadas en ambas orillas, configuraban un paisaje que iba más allá de lo arquitectónico para convertirse en un símbolo de unión. En América se levantaron centros gallegos, se construyeron cementerios y se agruparon los emigrantes en busca de amparo social y sanitario, pero también cultural. Se fundaron periódicos y revistas, entidades musicales y recreativas con la doble finalidad de acercar la cultura a los miles de gallegos que allí fueron además de mantener viva la información que llegaba de su tierra natal. En Galicia la huella de los indianos fue -y es- extraordinaria. Muchos ayudaron enviando pequeñas cantidades de dinero que sumadas permitieron que en sus aldeas se arreglaran caminos, lavaderos e iglesias. En villas y pueblos un poco más grandes se construyeron mercados de abastos y palcos de música. La donación de indianos que hicieron fortuna permitió la construcción de algunos asilos, hospicios, hospitales, parques y centros culturales. Tenemos muy cerca, en Betanzos, el parque del Pasatiempo como ejemplo de un lugar de recreo y esparcimiento financiado por los hermanos García Naveira, indianos que hicieron otras muchas obras en la villa. Por toda la geografía se mantienen orgullosas decenas de casas indianas, diferentes a las autóctonas y parecidas entre sí, como reflejo del modo de vida de aquellos que pudieron mejorar sus condiciones de vida. El ferrolano Fernando Bores, profesor que fuera de la Escuela de Aparejadores coruñesa, coordinó hace ya unos años el extenso trabajo titulado Casas de Indianos, manual de referencia para el conocimiento de este importante legado.

De todo este gran patrimonio merece ser destacado el gran número de escuelas construidas en aquellos años. Unas 350 escuelas indianas están ya censadas y catalogadas. Muchas de ellas siguen en pie, cuidadas y orgullosas, haciendo funciones de centros culturales y sociales. Como la de Piñeiro, en Cedeira. Sus vecinos acaban de protagonizar un gesto de reconocimiento a sus antepasados recogido en las páginas de este periódico. Volvieron a La Habana para compartir algunos regalos (entre ellos un ordenador) y recordar a sus familiares con la Asociación Hijos del Ayuntamiento de Cedeira en La Habana. Un gesto que les honra, a los de aquí y los de allá, a los gallegos, a los habaneros y a los indianos.

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