domingo, 23 de abril de 2023

Lo dijo Vallejo

Escribanía de mar 

Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, 23 abril 2023

 

Irene Vallejo imaginó y nos contó el resultado de la visita de Marcial, poeta hispanorromano nacido en Calatayud (Zaragoza) hace dos mil y pico años, a su casa también de Zaragoza. Le asombrarían los ascensores, el timbre de la puerta, los cristales de las ventanas, el frigorífico, las bombillas, el microondas, las fotografías, el ventilador, los tenedores y el abrelatas, dijo Vallejo en “El infinito en un junco”. Se asustaría, el bueno de Marcial, al escuchar el silbido de la olla exprés y daría un respingo con las embestidas de la lavadora. A simple vista, continuó Irene Vallejo, no tendría ni la más remota idea de la utilidad del sacacorchos, la fregona, el secador, los discos de vinilo, la grapadora… Pero entre mis libros se sentiría cómodo, sentiría alivio, -no sé si Marcial, Vallejo o ambos-. Y es que los libros son esos artefactos milenarios supervivientes a pesar de su fragilidad. Se pueden quemar, mojar, romper, los comen los insectos pero aún así sobreviven. Forman parte de la familia de objetos sencillos, perfectos, inmejorables más allá de pequeños cambios en los materiales o vaivenes de la moda de turno: la rueda, la silla, la cuchara, las tijeras, el vaso, el martillo, el libro y unos cuantos artilugios más diseñados para cumplir su función y que nos acompañan a lo largo de los siglos.

 

La invención del libro en el mundo antiguo es el subtítulo del magistral ensayo de Irene Vallejo. La autora de El infinito en un junco volcó en este trabajo todo el saber atesorado como filóloga en la preparación de su tesis doctoral. Uno de sus profesores, gran amante de los libros, cómo no, vio la posibilidad de un ensayo, o un conjunto de relatos, o material infinito para escribir un tratado enciclopédico o, por qué no, hacer ficción novelesca en una academia griega, un foro romano o la mismísima biblioteca de Alejandría. Irene Vallejo escribió un ensayo con algunos tintes autobiográficos y el mundo, literalmente, se lo está agradeciendo. Decenas de idiomas a los que se tradujo, múltiples premios de gran prestigio y el reconocimiento de más de un millón de lectores demuestran, una vez más, que las historias sobre libros, librerías y bibliotecas siguen despertando interés.

 

Abril es un buen momento para darle las gracias a los libros, esos lugares que nos enseñaron ideas extravagantes como los derechos humanos, la democracia, la confianza en la ciencia, los avances médicos, las sentencias de los jueces, la memoria de los archivos, las pautas educativas y las locuras de un caballero andante. Ferrol inaugura el carrusel de ferias del libro que recorrerá las mejores plazas, cantones y alamedas de Galicia. Conviene hacerse con algún libro y cultivar lo mejor que nos define como especie.  

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