lunes, 13 de octubre de 2014

El alma del Hospicio


De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 12 de octubre de 2014

Ferrol conserva muchos edificios y rincones que le ayudan a mantener viva su alma colectiva. No lo hacen de forma aislada, ni siquiera como piezas del urbanismo que le da forma. Lo hacen sumándose a "todo lo demás" del ser ferrolano, el idioma, el arroz con leche, el cantar en los bares, el Racing y los pavos reales del parque. Los edificios nos ayudan a recordar, a asentar tradiciones y a reconocer nuestro propio paisaje urbano. Por eso aunque se hayan actualizado y tengan ahora otra función los ciudadanos valoramos que sus fachadas sean reconocibles, y si nos hacen "guiños" de lo que fueron en su interior pues todavía mejor. Conservamos buenos ejemplos en el campus de Esteiro, una vez transformados los principales pabellones del antiguo hospital de Marina en un excelente campus universitario. Y el Banco de España, ahora biblioteca, el Gobierno Civil como centro cultural de una entidad bancaria, o el hospital de Caridad, ahora contenedor cultural municipal. Es gratificante ver operativos los edificios de la Autoridad Portuaria, Correos, el Teatro Jofre, el Ateneo, el Parador de Turismo, el hotel Suizo y Capitanía y, por supuesto, todos los incluidos en el Arsenal y los Castillos, inherentes a Ferrol desde hace varios siglos. Más recientes, de principios del siglo XX, son los edificios modernistas firmados por Ucha, desde los más reconocibles como la casa Antón, la casa Romero, la Pescadería o el Casino, hasta sus construcciones más racionalistas como el pabellón de oficiales hoy convertido en la Facultad de Enfermería en Esteiro.

El recorrido no es exhaustivo y me lleva hasta otro edificio emblemático: el antiguo Hospicio. Las imágenes del interior de la parte ya rehabilitada, publicadas por este periódico hace unos días, han reconfortado mi ferrolanidad, especialmente por los detalles que recuerdan a todas las personas que han vivido allí. Ha sido también un gran acierto recuperar su fachada limpia, blanca, "de siempre". Pero ahora, para la segunda fase -la que asoma a la plaza de Amboage- se ha presentado una propuesta, un estudio de detalle que "rompe" todos los moldes reconocibles en un afán de superar el pasado, como de querer enseñar unas nuevas tendencias, una arquitectura moderna que no se había visto hasta ahora en la ciudad. ¿La han visto ustedes? ¿Y no se han quedado perplejos? Seguro que les parece, como a mí, una propuesta que lejos de aportar nada ni al edificio ni a la plaza supondría un nuevo paso atrás, a aquella mentalidad de los años 60 en la que había que tirar lo viejo y acabar con el pasado, a toda costa. El alma del Hospicio, de la plaza de Amboage, de la mejor de las tradiciones reconocibles de Ferrol, merecen más respeto. Es lo que nos queda.

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