domingo, 19 de octubre de 2014

Las obras y la campaña electoral

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia edición Ferrol el 19 de octubre de 2014

Estamos al final de una legislatura. Ya se atisban las elecciones municipales. ¿Se habían dado cuenta? Vaya pregunta más "sinxeito" que acabo de hacer. Es como si se le pregunta a un consejero de Bankia si no sabía que hay que pagar impuestos o a una ministra de Sanidad de qué va eso de la salud pública. Con esto de las elecciones municipales sucede lo mismo, con la particularidad de que no hace falta mirar el calendario, ni que te lo cuente el compañero de dominó. Con abrir una ventana o bajar a cualquier calle ya se puede comprobar como han salido de desaforadas las contratas y los empleados municipales a levantar adoquines, enterrar tuberías, pintar bordillos, cortar el tráfico y armar un guirigay de no te menees, hasta el punto de que (dicen por ahí) el propio alcalde tuvo que frenar los ímpetus de última hora y tratar de poner un poco de orden. Vamos, aplicar aquello tan poco ferrolano de la planificación y la coordinación de los trabajos. Aunque por lo visto hasta ahora, con poco éxito.

Déjenme que les cuente. Yo mantengo dos teorías -no contrastadas- en esto de las obras en Ferrol. La primera es que en el caso de alcaldes primerizos, de primera legislatura, se genera automáticamente una aceleración de las obras al final de su primer mandato. Este es el caso. La segunda es que dado que los resultados electorales en Ferrol nunca han permitido gobiernos de larga duración, la consecuencia es que se resiente la planificación y la ejecución de las obras, sencillamente porque lo primero que hace todo gobernante municipal es rechazar los proyectos de sus predecesores, antes de averiguar si son buenos o malos. Lo pensó el gobierno anterior, no vale.

Así nos encontramos al final de otra legislatura con la Plaza de España sin rematar, Ferrol Vello y A Magdalena cada vez con más achaques, la Plaza de Armas hecha una pena, el saneamiento de la ría con años de retraso y lo que todavía queda, la movilidad y el aparcamiento en las zonas centro sin resolver (es la única de las siete ciudades grandes que todavía le está dando vueltas a la ORA, ORE o como lo quieran llamar), la candidatura a Patrimonio de la Humanidad "dando tumbos", los planes de apoyo al comercio tradicional y los mercados con un desarrollo tímido, insuficiente. Pero ya se sabe. De nada de esto se han hecho responsables los gobiernos locales. ¿Por qué? Vaya otra preguntita. Porque siempre han tenido un chivo expiatorio. La culpa de que todo esto vaya mal es de Carlos III, el Marqués de la Ensenada y los ingenieros de la Ilustración. Han hecho un Ferrol diferente, singular, con un trazado urbano imposible de mantener cuidado y han dedicado la ciudad a construir barcos. ¡Qué falta de perspectiva!

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