domingo, 29 de marzo de 2015

Monumento a las Pepitas

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 29 de marzo de 2015

Si se cumplen los anuncios del Concello pronto tendremos en la ciudad tres nuevas esculturas. Una de Carlos III, el monarca Borbón del siglo XVIII (para algunos el mejor Rey de España de la historia) impulsor del desarrollo de la Armada y los Reales Arsenales. Otra de don José Canalejas, ferrolano de la calle Real esquina Arce, abogado, político, académico y literato, quien después de ocupar diferentes carteras ministeriales llegó al cargo de Presidente del Congreso en 1905 y Presidente del Gobierno desde 1910 a 1912, en que fue asesinado por un fanático anarquista. Y una tercera, instalada esta misma semana, de un cofrade encapuchado, concebida como un homenaje a las cofradías y a la importancia de la Semana Santa en nuestra ciudad.

Desconozco cuál será la escultura con la que desayunaremos cualquier día de estos, ahora que estamos en año electoral y toca hacer anuncios y promesas. Mientras salimos de dudas yo me atrevo a proponer que se haga un monumento a las Pepitas, ¡viva la madrina!. El asunto da para mucho, no me lo pueden ustedes negar. Se podría hacer un mural de una rondalla con sus capas, sus instrumentos musicales y su madrina en el centro, ¡guapa la madrina!; a un nachiño cantando bajo el balcón de una guapa pepita aquello de “...y es ferrolana hermosa...” ; o a un hábil acordeonista acompañando a una pandilla cantando en cualquier bar de A Magdalena. En fin, que el tema puede dar mucho juego y un escultor puede sacarle partido a esta noble tradición, tan nuestra.

Esta costumbre de cantar la describió, como nadie, Torrente Ballester: “El nacido en Villarreal (ya saben ustedes que a Ferrol le llamaba Villarreal de la Mar) camina silbando o tarareando. Donde se juntan dos son un dúo; donde más de tres, un orfeón. Cuando ya han desaparecido del mundo serenatas y rondallas, los mozos de Villarreal las siguen cultivando”. Y tanto que sí. Como este pasado día 19, en el festival de rondallas celebrado en la plaza de Amboage. Rondallas procedentes de toda la comarca le cantaron a todas las madrinas, a todas las pepitas, a todas las mujeres ferrolanas. Y a la ciudad, a las calles rectilíneas, a las plazas, a las galerías y los miradores, a los barcos, a la mar, a sus gentes. Con música “de oído”, que decía don Gonzalo, con bandurrias, guitarras y mandolinas, congregados alrededor de la estatua del marqués, quien a pesar del frío aguantó toda la verbena sin pestañear. Todos los asistentes aplaudían, escuchaban atentos y canturreaban las canciones más tradicionales, las serenatas, habaneras y pasacalles. Y yo pensaba que este Ferrol geométrico y racionalista tiene también su alma artística, lírica, musical, que se expresa como ninguna otra en la noche de las Pepitas.


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