miércoles, 27 de mayo de 2015

El bolígrafo de Manuela

Cuadrante de reflexión
Publicado en Economía Digital, edición Galicia, el 27 de mayo de 2015

Las empresas demoscópicas están revisando sus procedimientos y metodologías, especialmente las que tienen que ver con el “cocinado” de los datos y la estimación del voto oculto e indeciso. Aquí no supieron ver que la traducción de la indignación y el hartazgo de la ciudadanía se iba a decantar hacia la izquierda, mientras sus colegas ingleses tampoco supieron atisbar la mayoría del voto conservador. En su defensa diré que hacer inferencias estadísticas lleva implícito un margen de error mayor que simplemente hacer descripciones, si bien es verdad que ya cuentan con decenas de contiendas electorales en las que se realizaron sondeos con muestras significativas y que, por lo tanto, el acercamiento a lo que hará el universo de electores debería ser más ajustado.

El mapa político azul del 2011 se transformará en multicolor dentro de unos días. Ayuntamientos, Diputaciones y parlamentos autonómicos acogerán a nuevos jugadores que llegan con ímpetu: Podemos, Ciudadanos y candidaturas abiertas de progreso. El cambio es muy profundo. En el nuevo escenario comienza a perfilarse la ansiada regeneración democrática y política, llamada por algunos la segunda transición. También, un importante relevo generacional, en el que los protagonistas serán los Sánchez, Rivera, Iglesias, Garzón y otros muchos, entre ellos una joven de 71 años llamada Manuela Carmena.

Manuela ha dejado aparcada su empresa solidaria “Yayos emprendedores” para hacer dos cosas por el precio de una. Gobernar la ciudad de Madrid e impartir clases de una nueva forma de hacer política. Política, con mayúsculas, moderna, social, participativa, solidaria y con amplitud de miras. Las primeras lecciones las impartió en la campaña electoral. Manuela ha estado disponible en todo momento, con una sonrisa, explicando sus propuestas y enseñando cómo se dialoga. Mantuvo siempre un enorme respeto por sus interlocutores, incluida la señora Aguirre, especialista –además de en rodearse de corruptos- en injuriar, agredir, atacar y tratar de aniquilar a todo aquél que piensa diferente; ese es su concepto de la política. Por el contrario Manuela Carmena invita a los madrileños que le votaron a que intenten seducir, que no vencer, a los que no lo hicieron. Y también le tiende un puente de diálogo amable y sincero a la propia Aguirre, porque en el fondo Manuela “cree mucho en la reinserción” (esta frase recoge lo mejor de toda la contienda electoral, a mi juicio).

La joven jueza Manuela Carmena salió a saludar a sus seguidores con un bolígrafo en su mano; tenía también un cuaderno y una botella de agua. Un bolígrafo bic, democrático, reconocible y familiar. Un bolígrafo que todos podemos tener, que no se parece en nada a los bolígrafos de la trama Gürtel. Asequible, económico, fácil de encontrar, transparente. Un bolígrafo con el que gesticulaba Manuela explicando que el triunfo era de todos, que se tenía que abrir una etapa nueva en la que lo económico estaría al servicio de lo social. Con él seguro que firmará la normativa que impedirá dejar a las familias en la calle, las ayudas para paliar la pobreza, las normas que devuelvan al ámbito público la sanidad, la educación, la cultura, y las ayudas a la dependencia.

En la esquina atlántica coruñesa, en la que vivo, es probable que los tres ayuntamientos más significativos tengan alcaldes que provienen de candidaturas afines a la de Ahora Madrid, y sustituirán a los actuales alcaldes conservadores. Martiño Noriega en Santiago, Xulio Ferreiro en A Coruña y Jorge Suárez en Ferrol, promedian edades en torno a 30 años menos que Manuela Carmena. Son los cabezas de lista de las mareas de progreso y representan los mismos valores que tantas otras en el resto de España. Tienen por delante un reto muy difícil y, al mismo tiempo, apasionante. Podrán mirar de reojo al magisterio que impartirá Manuela desde Madrid, con su bolígrafo popular (no Popular), abriendo un nuevo camino de esperanza (no como Esperanza) para una nueva forma de entender la política, desde las personas y para las personas. 

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