domingo, 6 de noviembre de 2016

Sobre gustos no se disputa

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 6 de noviembre de 2016

Carlos Quintáns es un arquitecto de gran prestigio internacional. Carlos Quintáns, gallego de Muxía, profesor de la Escuela Superior de Arquitectura de A Coruña, es uno de esos arquitectos de los que habla bien el resto de sus colegas, españoles y europeos. Esto es así -ahora en Ferrol tenemos una prueba palpable- y por eso los participantes en el concurso de la plaza de Armas le eligieron parar que sea integrante del jurado calificador. Y no será un integrante más, créanme, será el arquitecto que aporte la mayor dosis de sentidiño a la hora de elegir una propuesta que devuelva la “dignidad” a la plaza mayor ferrolana. Pero para eso al profesor Quintáns le espera una dura batalla que tendrá que combatir en un triple frente. El primero el de la composición del propio jurado. En él están algunos arquitectos, funcionarios y representantes políticos. Perdónenme ustedes que los mencione, a los políticos digo, pero es inevitable. El segundo frente es la plaza de España. La sombra de la plaza de España es alargada y las tropelías cometidas en ella a lo largo de varios gobiernos municipales llega hasta la plaza de Armas. A pesar de ser una plaza de fuera de puertas, su nefasto desenlace está clavado ya en el subconsciente del “todo Ferrol”, particularmente en los vecinos de la Magdalena que temen que se repita la afrenta. El tercero es el propio análisis pormenorizado de cada uno de los 49 proyectos presentados.

Si visitaron la exposición -en internet o en el Torrente Ballester- habrán visto que algunos de los proyectos se resisten a tirar la estructura del aparcamiento actual y proponen hacer una plaza en dos alturas, con el aprovechamiento en el semisótano de espacios multiusos. Alguno, incluso, plantea seguir utilizando el aparcamiento para residentes. Otros proyectos se centraron en transformar la plaza en una zona verde más; hacer un jardín botánico, dotarla de césped, de láminas de agua e incluso hay quien propone hacer un jardín alimenticio (no es broma). Hay proyectos que se inspiraron en las plazas militares, porticadas, que tenemos en nuestros arsenales y cuarteles; otros de inspiración marinera o industrial, algunos que hacen referencia a la historia, al propio barrio e incluso hay quién plantea devolver a su ubicación original el Obelisco de Churruca. Y, por fin, proyectos que han hecho un esfuerzo serio por transformar la plaza en un espacio útil, multifuncional, polivalente, que pueda acoger actividades culturales y sociales al tiempo que devuelva el protagonismo a las personas, a los vecinos.

Qué bueno sería que, por el mismo precio, devolviera además un poco de su esencia a la Magdalena y autoestima a la ciudad naval.

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