domingo, 19 de marzo de 2017

Vacío urbano para la plaza mayor

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 19 de marzo de 2017

Existen edificios que parecen mejores dibujados en papel o en la pantalla de un ordenador que construidos de verdad, con sus paredes, sus puertas, ventanas y tejados. El Ayuntamiento de Ferrol es uno de esos. Ahora que lo veo dibujado en el proyecto que ganó el concurso para arreglar la plaza de Armas pienso que, tal vez, algún arquitecto saleroso sería capaz de ferrolanizarlo, ilustrarlo un poco, y quitarle de encima ese aire imperialista y grandilocuente tan propio de una parte de la arquitectura de posguerra madrileña, del que nuestro palacio municipal no es más que una mala copia. Torrente Ballester lo inmortalizó en Dafne y ensueños, en el capítulo dedicado a la batalla de Trafalgar, de esta manera: “Pues el general Franco permitió que destruyesen aquella plaza (la de Armas), que instalasen en su costado norte uno de los edificios más horripilantes del mundo, piedra, rojo y pirulitos, y que llevasen a trasmano el obelisco del homenaje y del recuerdo”. ¡Vaya filípica de don Gonzalo! Se despachó a gusto con el castillo de los pirulitos, como también lo hicieron más tarde el escritor Luis Otaduy, el editor Francisco Porrúa y tantos ferrolanos que vieron en directo como invadía la querida plaza aquella mole en el año 1953.

El concurso -eterno, complicado y farragoso, vamos…lo normal- para el arreglo de la plaza mayor ferrolana no contemplaba la eliminación del edificio invasor ni el mantenimiento del aparcamiento subterráneo. Lo del cambio del ayuntamiento es lógico, y no crean ustedes que lo es por un motivo económico, o porque Patrimonio obligue a conservarlo. ¡Qué va! Digo que es lógico y la razón es por el tiempo que se tardaría en demoler el actual, recuperar la plaza y buscar un nuevo emplazamiento. Yo calculo que esto daría para tres o cuatro corporaciones, con sus correspondientes alcaldes, media docena de concejales de urbanismo y unos cuantos parones importantes por modificaciones del proyecto. Más o menos. Por eso, habrán pensado, mejor dejar las cosas como están y hacer una intervención baratita, como para ir tirando.

Los arquitectos autores del proyecto ganador proponen devolver a la plaza los pavimentos de tierra compactada, losas de granito y adoquines reciclados y envolverla en una arboleda de tilos. La dotarán del mobiliario e iluminación imprescindible con la finalidad de conseguir un vacío urbano, un lugar que pueda acoger conciertos, cine de verano, ferias ambulantes, procesiones, concentraciones ciudadanas y cualquier actividad similar. Eso sí, con una fuente que sirva de desagravio contra la innoble e inculta costumbre de cambiarlas de ubicación y secarlas, como le sucedió, entre otras, a la fuente del Obelisco de Churruca.
 

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