domingo, 8 de octubre de 2017

Alrededor del día

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 8 de octubre de 2017

Esta semana le otorgaron el premio Nobel de Medicina a los fisiólogos americanos Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young por el descubrimiento de los mecanismos biológicos que regulan los llamados ritmos circadianos. Esto de circadianos no es más que una derivación del latín que significa alrededor del día. Era conocida la existencia del reloj biológico que adapta nuestra fisiología a las distintas fases del día y la noche, produciendo cambios en el metabolismo, la temperatura corporal y los niveles hormonales, por citar sólo algunos. Lo que estos científicos descubrieron -y aislaron- es el gen que controla esos ritmos biológicos diarios. Le llamaron per (de período), y controla a una proteína (que también llamaron PER, con mayúsculas) que se acumula durante la noche y se degrada durante el día, oscilando en ciclos de 24 horas de forma sincronizada con las vueltas -rotación- que da la Tierra. Este mecanismo es el que permite comprender la regulación del sueño, la liberación de hormonas, el nivel de alerta, el comportamiento alimentario, determinados cambios de presión sanguínea, etc… Las personas que están sometidas a variaciones bruscas en sus turnos de trabajo, como guardias nocturnas que les obligan a permanecer despiertos, sabrán bien de qué estamos hablando.

Este hallazgo dará soporte científico, si no lo tenía ya, a la importancia de ajustar los horarios de actividad en las jornadas laborales, escolares o de ocio, al huso horario que corresponde a cada país según su posición en el planeta. Y aquí es dónde tropezamos. España adoptó en los años 40 el horario centroeuropeo, el mismo de Alemania, sustituyendo el que tenía -y al que debería volver- que es el de Inglaterra, Portugal o Canarias. Estamos, desde entonces, mal sincronizados con relación a los ritmos circadianos. Y eso lo notamos, especialmente, en el noroeste peninsular. 

Los ferrolanos, particularmente los de toda la vida y los de pura cepa, somos grandes expertos en esto de la marcha de los ritmos biológicos a lo largo del día. El vocabulario lo demuestra. Si tenemos que adoptar un ritmo rápido decimos que hay que ir a fume de carozo, a toda mecha, a uña de caballo o a todo filispín. Aunque nuestra especialidad es la contraria, mantener un ritmo bajo, que en ferrolano es andar con la berza, tener empanada, ser un poco pasmón, tener pachorra, estar aparrulado, estar acirolado o andar con la pardasca. Y es que da la impresión de que hay muchos vecinos que están con una especie de jet lag permanente, más dormidos que despiertos. Y no me refiero sólo a los inquilinos políticos del palacio municipal, que también. Tal vez por eso la mayoría de los relojes de la ciudad están parados y a nadie le importa. 

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